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LA OPINIÓN PUBLICADA

El Premio Planeta y
la Cultura de la Transición

GUILLERMO LÓPEZ GARCÍA. 19/10/2014

LA OPINIÓN PUBLICADA

Guillermo López García

Profesor titular de Periodismo de la Universitat de València
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VALENCIA. La Cultura de la Transición es un afortunado concepto acuñado por Guillem Martínez para referirse a la asimilación de buena parte de las formas culturales por parte de las instituciones: una cultura diseñada desde arriba, cuyos máximos representantes se asocian con el poder con la aspiración, a menudo explícita, de vivir de él.

En España pocas personas han analizado el funcionamiento de esa forma de organizar, y de ver, las cosas (no sólo en la cultura; en el conjunto de la sociedad) con tanto tino y mala leche (a falta de una expresión mejor para definirlo) como el periodista Gregorio Morán. Morán, colaborador del diario La Vanguardia desde hace décadas, se hizo famoso en la Transición con una biografía de Adolfo Suárez publicada en 1979 (es decir, en el apogeo del poder de Suárez, tras su segunda victoria electoral). Biografía que Morán actualizó treinta años después, también con éxito de público y crítica.

Pero Morán ha publicado muchos libros en torno a la política española, no sólo ese, la mayoría de ellos oscilantes entre el franquismo y la transición política. Todos dirigidos a cuestiones sensibles, centrales en nuestra política y nuestra historia, como "Los españoles que dejaron de serlo" (sobre el nacionalismo vasco), "Miseria y grandeza del Partido Comunista de España" o "El precio de la Transición". La mayoría de ellos, publicados en la editorial Planeta.

Planeta, Acto 1: censura del último libro de Gregorio Morán

La breve contextualización anterior puede servir para entender por qué el nuevo libro de Gregorio Morán, "El cura y los mandarines", dedicado a la evolución de la cultura española desde los últimos años del franquismo hasta 1996 (es decir, la derrota del PSOE tras catorce años gobernando), había generado tanta expectación. Por el perfil del autor y por la temática, que en cierto sentido se podía considerar continuación de otro libro de Morán, "El maestro en el erial", que explica el desierto cultural español posterior a la Guerra Civil a través del declinar del filósofo Ortega y Gasset tras su retorno a España al finalizar el conflicto.

Gregorio Morán

Sin embargo, cuando el libro ya estaba anunciado y su aparición era inminente, se produjo una noticia sorprendente: la editorial Planeta le exigía a Morán que eliminase o censurarse un capítulo, dedicado a la Real Academia Española y, más concretamente, a la figura de Víctor García de la Concha, consumado "mandarín" de la Cultura de la Transición, exdirector de la RAE y actual director del Instituto Cervantes. Morán, como cabría esperar, se niega, y el contrato entre el autor y la editorial se rompe.

La razón aducida por Planeta (que se arriesgarían a un sinfín de demandas) no tiene nada que ver con la que comenta Morán: que el editor de Planeta, Juan Manuel Lara, le explicó que García de la Concha es un colaborador muy importante de la editorial, a lo que Morán añade de su cosecha: Planeta no quiere poner en riesgo el enorme negocio que es la publicación del diccionario de la RAE (pueden leer las explicaciones de Morán en esta impagable entrevista).

La historia resulta bastante representativa de cómo se las gasta el poder en España en el actual escenario crepuscular, en el que el régimen emanado de la Transición política se siente acosado y está, sin duda, muy debilitado, puesto profundamente en duda. Y, como respuesta frente a tanta crítica... ¡extrema hasta el límite sus malas prácticas!

Sin embargo, la censura al libro de Morán, tan indicativa de cómo funcionan las cosas, ni siquiera fue el acto más llamativo llevado a cabo por la editorial Planeta a lo largo de esta semana. Aún estaba por llegar el plato fuerte: la concesión del Premio Planeta de novela.

Acto 2: Premio Planeta al ex jefe de Letizia Ortiz

No es que el Premio Planeta tenga mucha fama de adjudicarse cada año tras una larga y peliaguda deliberación del tribunal. Bien al contrario, está bastante asumido que la entrega del premio es un mero ritual para establecer, cada año, cuál es la apuesta de la editorial para conseguir un buen índice de ventas. Por eso, normalmente se recurre a escritores consagrados o, en su defecto, personas socialmente conocidas que deciden presentarse al Planeta en su primera incursión editorial y... ¡Premio!
Sin embargo, el premio de este año supone, sin ninguna duda, un salto cualitativo (hacia abajo).

Letizia Ortiz

El autor premiado, Jorge Zepeda Patterson, es un periodista mexicano cuya segunda incursión en el mundo de la novela ha sido galardonada con el premio literario mejor dotado económicamente de España. Un periodista mexicano que tuvo el privilegio, el inmenso honor, de que Letizia Ortiz, la mismísima reina de España, trabajase para su publicación hace más de diez años, durante su periplo mexicano.

Es decir, que el premio Planeta se ha otorgado a un desconocido, sin ningún pedigrí literario, pero con mucho pedigrí del que, por lo visto, resulta verdaderamente importante (incluyendo este artículo, publicado en el diario El País como parte de los fastos de la coronación de Felipe VI, en el que Zepeda elogiaba la inmensa capacidad de trabajo de "La Reina en el Sur"). Me arriesgaré a aventurar que el libro no obtendrá muchas ventas, aunque a la editorial le compense publicarlo por otras razones.

#prayfor... el Pequeño Nicolás, el malvado adolescente que nos engañó a todos

El pasado jueves, una espectacular noticia conmovía nuestras conciencias: un arribista sin escrúpulos, vinculado con el PP, de apenas veinte años, Francisco Nicolás Gómez Iglesias, había logrado "colarse" en diversos foros y saraos políticos y empresariales del poder español (incluyendo la recepción de Felipe VI en el Palacio Real tras su coronación) haciéndose pasar por miembro del Gobierno, o del CNI, o de la institución o empresa que fuera menester. Presumía de buenas relaciones para tener acceso al poder y, una vez allí, intentaba ejercer de comisionista: págame una determinada cantidad e intercederé ante la autoridad competente para que "lo tuyo" se arregle.

Francisco Nicolás Gómez Iglesias, de azul, a la derecha

Lo curioso del caso es que la reacción de la mayoría de los medios ha sido extraordinariamente crítica con este "malvado estafador" que intentó engañar a los pobres empresarios, políticos y demás representantes de la clase dirigente española. Pero estos medios no se preguntan tan a menudo si el auténtico problema no será que, para algunos representantes de dicha clase dirigente, es normal pagar comisiones irregulares para conseguir contratos. Y que haya gente dispuesta a pasar por ello no habla de su enorme capacidad de sacrificio, sino de su carencia de escrúpulos. Como el "Pequeño Nicolás", pero desde el otro lado: no hay corruptos sin corruptores dispuestos a corromper (otra cosa muy distinta es que los aspirantes a corruptos no puedan luego cumplir los pactos a los que se comprometen con sus corruptores).

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Guillermo López García

Profesor titular de Periodismo de la Universitat de València
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3 comentarios

Moni escribió
21/10/2014 09:49

Lo que pasa con el pequeño Nicolás es lo que pasa con todos los casos etiqutados como corrupción, se presentan como un hecho escandaloso que queda apartado y protagonizado por una persona que ha obrado mal. Sin embargo no son sino ejemplos de cómo funcionan las cosas. Se consigue así vender la moto de que son comportamientos aislados y no deseados por los que tienen el poder de hacerlos, siendo en verdad los comportamientos normales de quienes tienen poder, es más no tendrían poder sino se comportaran de esa manera

21/10/2014 09:46

Lo de Morán ha sido Streisand total. To dios se ha enterado y ahora anda al quite de a ver qué editorial indepe se lleva el gato al agua. Pero más espectacular todavía ha sido el propio acto del premio. Impresionantes las fotos de los reportajes de ErPaí y demás medios oficialistas, rebosantes de caspa. Mas, aunque la razón (en abstracto, no el periódico) nos dice que sólo un lunático podría encontrar algún tipo de atractivo en semejante obscenidad, la kruda realidad es que quien más y quien menos tiene una suegra con todos los premios planeta en la estantería del comedor. Premios planeta que por lo demás no se ha leido, menos mal, algo es algo.

Rocamadour escribió
20/10/2014 10:03

En el último Carne Cruda le entrevistan, por si a alguien le interesa. Al principio del programa, no hay que buscar.

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