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LA PANTALLA GLOBAL

Un juguete roto
llamado Juliette Lewis

EDUARDO GUILLOT. 17/10/2014 La actriz americana, que llegó a obtener una nominación al Oscar, lleva años relegada a papeles secundarios, que combina con apariciones en series televisivas

VALENCIA. No es que haya terminado durmiendo debajo de un puente ni que su vida dependa de la caridad, pero tampoco sería extraño encontrarse a Juliette Lewis protagonizando uno de esos reportajes al estilo ¿Qué fue de...?, en los que se retrata la decadencia actual de personas que gozaron de éxito y fama en el pasado. Porque si bien es cierto que no le falta trabajo y tiene por estrenar Kelly & Cal (Jen McGowan, 2014) y Hellion (Kat Candler, 2014), no lo es menos que la actriz lleva demasiados años transitando por producciones de escaso interés o aceptando papeles secundarios de poca relevancia, hasta el punto de que un artículo biográfico reciente la describía como "la amiga de la protagonista", en alusión al carácter accesorio de los últimos personajes que ha incorporado en la gran pantalla.

Una situación bien diferente a la que vivió al principio de su carrera, cuando su rol de Lolita en El cabo del miedo (Cape Fear, Martin Scorsese, 1991) la convirtió en estrella de la noche a la mañana: Las nominaciones a los Globos de Oro y al Oscar (como mejor actriz secundaria) y las ofertas de directores importantes fueron el reconocimiento obtenido por la que quizá continúa siendo su interpretación más recordada, cargada de sensualidad, aunque ella la entendiera de otro modo. "Es muy intenso, porque estamos casi pegados el uno al otro y yo estoy mirando a Robert DeNiro fijamente. Él intenta meterle el pulgar en la boca y ella se aparta. Él insiste y por fin ella se lo permite. Después de hacerlo, la gente no paraba de hablar de la sexualidad de aquella edad, pero yo nunca lo vi de aquella manera".

ARRIBA Y ABAJO

El extracto pertenece al artículo En sus propias palabras, incluido en Error humano (2004), un libro de Chuck Palahniuk (El club de la lucha) que recoge algunos de sus trabajos periodísticos. Entre ellos, una entrevista con Juliette Lewis en la que la actriz quedaba retratada como una chalada neurótica: "Lo importante en la cienciología, el gran lema, es: 'Lo que es real para ti, es real para ti'. Así que no hay dogma. No es más que una filosofía religiosa aplicada. Y dan cursillos, como el 'Curso de éxito a través de la comunicación'. Tienen cosas que puedes aplicar a tu vida, pero nada de falsedades, nada de rollos robóticos. Puedes ver si funciona o no. Si funciona, funciona. Es algo que me ha ayudado mucho", explicaba al abordar su adscripción a la Iglesia de la Cienciología.

Efectivamente, la cosa ya no pintaba bien por entonces. Cuando el corrosivo escritor realizó el reportaje, Juliette Lewis había participado en Maridos y mujeres (Husbands and Wives, Woody Allen, 1992) y protagonizado Kalifornia (Dominic Sena, 1993), ¿A quién ama Gilbert Grape? (What's Eating Gilbert Grape, Lasse Hallström, 1993) y Asesinos natos (Natural Born Killers, Oliver Stone, 1994), a las que seguirían Días extraños (Strange Days, Kathryn Bigelow, 1995) y Abierto hasta el amanecer (From Dusk Till Dawn, Robert Rodríguez, 1996).

Películas comerciales, directores de prestigio y romances de campanillas (Brad Pitt) la mantuvieron en el candelero durante un periodo de tiempo en el que también disfrutó de los típicos excesos de la vida hollywoodiense. Como resultado, a mediados de los noventa tuvo que ingresar en una clínica de rehabilitación para tratar su adicción a las drogas.

Mientras que otros actores que han protagonizado notorios episodios similares han logrado relanzar su carrera sin problemas (el paradigma sería Robert Downey Jr.), Juliette Lewis no tuvo tanta suerte, y con la entrada del nuevo siglo pasó de trabajar con cineastas de altura en títulos taquilleros a deambular por cintas como Secuestro infernal (The Way of the Gun, Christopher McQuarrie, 2000) y Una cama a cualquier precio (Room to rent, Khalid Al-Haggar, 2000) o telefims como My Louisiana Sky (Adam Arkin, 2001) o Ciegas de amor (Mira Nair, 2002).

En su cabeza comenzaba a tomar forma una decisión que, según había confesado a Palahniuk, venía de lejos: "Antes que nada iba a ser cantante. Antes de ser actriz quería cantar. Y siempre pensé que actuar sería una actividad secundaria. Siempre pensé en los musicales. En cantar y bailar. Y todavía quiero cantar, así que he escrito canciones con una amiga mía que. Lo más divertido de todo es que las letras son mías".

¿Que si tenía aptitudes? En Días extraños había cantado canciones como Hardly Wait, de PJ Harvey, y no lo había hecho nada mal.

LAMETONES DE ROCK AND ROLL

La amiga era Linda Perry (4 Non Blondes) y el proyecto tomó forma cuando Juliette Lewis reunió a una banda (The Licks) y debutó en directo en el Viper Room, el club regentado por Johnny Depp en Los Ángeles. No tardaron en salir de gira y lograr un contrato discográfico con Fiddler Records, un sello independiente que puso en la calle su disco debut, un mini LP titulado ...Like a bolt of lightning (2004).

"Para mí era importante tener el control sobre el sonido y las canciones. No quería dinero de otros, sino ganarlo vendiendo mis discos y tocando con mi banda. El sistema de funcionamiento de las grandes compañías discográficas multinacionales se está viniendo abajo y no es beneficioso para los artistas. Por mi experiencia en el cine, sé lo que significa trabajar duro, sentirte rechazado y ser juzgado por los demás, así que no espero que nos regalen nada", comentaba al que suscribe en una entrevista en 2005.

A mitad de camino entre Pretenders, Iggy Pop (influencias reconocidas) y Van Halen, el disco funcionó suficientemente bien para permitirles volver a la carretera (participaron en el Van's Warped Tour) y lograr otro contrato, esta vez con Hassle Records, para grabar un álbum. Por fuerza, el trabajo en el cine de Juliette tenía que resentirse.

"En realidad, lo que pasa es que he estado trabajando con cineastas independientes y las películas no han llegado al público. Es frustrante hacer una película interesante que no se estrena y que luego todo el mundo me vea en Starsky & Hutch (Todd Phillips, 2004), pero es algo que no puedes controlar", aseguraba en aquella conversación.

En 2005 llegaría You're Speaking my Lenguage, un trabajo discográfico en la misma línea rockera, que parecía afianzar su posición en la escena musical, favorecida por su condición previa de celebridad cinematográfica, de la que empezaba a distanciarse.

"La música me permite el contacto con el público", explicaba. "Me encanta saludar a la gente después de los conciertos, mientras que cuando haces una película no ves a la gente hasta un año después, cuando se estrena. La música genera una sensación de comunidad que me gusta más. No comulgo con la maquinaria de Hollywood, que trata a los actores como si estuvieran en el escaparate de una tienda de animales domésticos".

Ella no tiraba la toalla e incluso intentó levantar un proyecto como productora, titulado The Drummer, que nunca llegó a buen puerto. En realidad, daba la sensación de estar un poco perdida, pero también de disfrutar el momento. Se pudo comprobar en noviembre de 2006 en el festival Greenspace de Valencia, donde ofreció un concierto que fue todo un derroche de energía, demostraciones gimnásticas (actuaba con ropa deportiva y rodilleras) y actitud macarra, muy acorde con el sonido de una banda que no aportaba gran cosa al ecosistema hard rock en el que se inscribía.

Ese mismo año editaría Four on the Floor, un álbum en el que contó con la participación de Dave Grohl (¿hay algún sitio donde no meta la cabeza este hombre?) y que supuso el canto del cisne de Juliette & The Licks. La actriz anunció que emprendía carrera solista, y tres años después cumplía su promesa con Terra Incognita (2009), un disco cocinado con la colaboración de Omar Rodríguez-López (The Mars Volta) que no obtuvo la repercusión esperada y dio por cerrada (al menos, de momento) su aventura musical.

Así que la chica a la que su padre (el actor Geoffrey Lewis, habitual en los films de Clint Eastwood) había llevado a una prueba de casting cuando aún era una adolescente decidió volver a focalizar su atención en el cine, pero nunca ha podido recuperar la posición que ocupó en sus inicios. Aunque todavía es joven (41 años), no abundan los papeles a su medida, y la televisión se ha convertido en su último refugio, con esporádicas apariciones en la pantalla grande que le han reportado alguna alegría, como Agosto (August: Osage County, John Wells, 2013), donde compartía protagonismo coral con Meryl Streep, Julia Roberts y Ewan McGregor, entre otros.

Las series Wayward Pines y Trues & Lies, que se emitirán en 2015, podrían darle una nueva oportunidad, pero parece que Juliette Lewis ha gastado ya todos sus cartuchos.

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2 comentarios

Petronia escribió
29/08/2015 16:01

Pues a mi me tiene robado el corazón. Me encanta toda ella

robert escribió
04/04/2015 19:29

Una mujer con mucha personalidad. Ha hecho lo que ha querido y no se ha vendido nunca para triunfar. Y no creo que nunca haya sido ninguna neurotica. En esas declaraciones que hace sobre la cienciologia, no dice ninguna absurdez. Por lo que dice, como persona la ha ayudado esa ciencia, o como se considere. Asi que bien por ella. Y tonta no es. No la veo capaz de hacer esos rituales raros que dicen que hacen algunos cienciologos. Como cantante, no habra disfrutado de exito comercial, pero ha grabado varios discos, ha hechos muchos conciertos, y eso le ha bastado para sentirse satisfecha con ello. Y como actriz, si que ha tenido mucho exito. Quiza un poco efimero, pero por un tiempo estuvo entre las jovenes actrices mas importantes, tiene una buena filmografia y ha trabajado para los mas grandes. Por lo que no creo que este frustrada por su carrera. Ademas, ahora, aunque no sea tan relevante, tiene una serie de television para una cadena importante y en cine, de vez en cuando, hace algo. Si dejó de recibir papeles protagonicos e importantes no fue por las drogas. En verdad, aun siendo medio fan de ella, nunca me habis enterado de eso. Asi que no creo que ese tema tuviera mucha repercusion y la perjudicara de cara a los productores. En mi opinion, el perfil de personajes que hacia ella era de jovencita, dulce y rebelde, y cuando cumplio cierta de edad, dejó de ser creible en ellos. Y no pudo desencasillarse. No obstante, lo mismo algun dia tiene la oportunidad de demostrar lo gran actriz que es y hasta gana un oscar. Mirad el caso de Patrica Arquette. A sus cuarenta y muchos, despues de llevar mil años sin trabajar en el cine y sin tener en cuenta por ningun director, acaba de ganar un oscar.

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