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VALENCIA. Mucho se ha especulado sobre la figura de James Goldstein. Las habladurías sobre esta leyenda viva de Los Ángeles, van desde intereses con la industria del porno hasta flirteos con celebridades de Hollywood, como la misma Marilyn Monroe. Lo único que firma él mismo es que empezó estudiando economía y finanzas en Stanford y que toda la fortuna que posee es consecuencia de inversiones inmobiliarias en California.

Cuando uno accede a la residencia de Goldstein en plena colina del exclusivo barrio de Beverly Hills, puede estar enterado de que la casa fue construida por el arquitecto John Lautner, pero no imagina que lo que se va a encontrar es un museo de arte contemporáneo y una colección de fotos del propio dueño con innumerables estrellas de la NBA y celebridades del mundo de la moda.

En esa mansión con privilegiadas vistas a la ciudad de Los Ángeles vive James Goldstein, no es su carta de presentación, sino que realmente pasa las noches allí y desayuna jugando al tenis en la cancha contigua a la vivienda. Pero seguramente, lo sorprendente del personaje no son sus posibilidades económicas en cuestión, sino más bien la peculiaridad de sus intereses.

Goldstein es considerado a nivel mundial el fan número uno del baloncesto. Es el mayor inversor en tickets para la NBA, y asiste a la mayoría de los partidos de Los Lakers y Clippers, los dos equipos de la ciudad que compiten en esa liga. Por eso no es sorprendente que recientemente haya asistido en España a la final del campeonato del mundo, al igual que hiciera hace 7 años cuando se disputó en Madrid la final del europeo de baloncesto.

A pesar de la enorme afición de James Goldstein al baloncesto, no es a ese deporte a quién dedica la mayoría de su tiempo. En realidad lo dedica a recorrer el mundo entero para asistir a los principales desfiles de moda. Su relación con ésta se remonta a los tiempos en los que su padre dirigía unos grandes almacenes en Wisconsin. Siempre le gustaba ir por delante y en cuanto tuvo oportunidad de vestir ropa de diseñadores franceses e italianos cambió su forma de entender la moda.

Ahora se cumplen 3 décadas desde que el multimillonario se dejara caer por desfiles de Paris y Milán, y ha fraguado amistades con personajes como Roberto Cavalli o Jean Paul Gaultier. Era tan fiel a ellos que en algunos desfiles no era invitado. Pero eso parece que quedó atrás, Goldstein ya es considerado un imprescindible en las semanas de la moda de todo el mundo, de hecho es fácil ver como cantidad de fotógrafos se amontonan para inmortalizar el sombrero o las botas que gasta.

Cada vez le da la vista más allá para conocer otros diseñadores como lo hizo hace poco más de una semana en Madrid, en las presentaciones de las colecciones de Juan Vidal, Teresa Helbig, Amaya Arzuaga y Roberto Etxeberría. Se interesó por la edición e indagó y pidió información por el trabajo de todos ellos. 

Foto: Goldstein posa junto a una de las modelos del desfile de Juan Vidal (Gema González)

James Goldstein tiene rostro inexpresivo y profundo. Parece un tipo serio o al menos su expresión así lo indica. Sin embargo tiene una forma muy peculiar de vestir, nunca es infiel a sus botas de caña alta, sus pantalones apretados, cazadora y sombrero. Ya decía Jean Paul Gaultier que a James le encanta la moda y se refleja en lo seguro que se siente vistiendo a su modo.

La última de las pasiones de Goldstein, la arquitectura, va unida al nombre del arquitecto John Lautner. En el momento, en que James conoció la mansión del arquitecto en Los Ángeles, una de las mejores y más exclusivas de toda la ciudad, supo que debía ser suya. Tuvieron la oportunidad de conocerse en persona y se convertieron en amigos. Fue entonces cuando descubrió que Lautner era discípulo de LLoyd, arquitecto al cual había admirado desde su uso de razón en su lugar de origen. Señales como ésta, hicieron que ambos conectaran y trabajaran juntos en la remodelación de algunos aspectos de la casa.

Proyectada en 1963, la conforman triángulos de hormigón y vidrio transparente sobre la que se divisa una vista panorámica sin competencia de la ciudad. Las pantallas de televisión que salen de los techos, los ojos de buey que permiten divisar la piscina desde el dormitorio, cuartos de baño de cristal, jardines tropicales y algunas otras peculiaridades confieren a la casa cualidades excepcionales. De hecho, no es sorpresa que esta residencia haya sido el escenario de películas tan míticas como El gran Lebowski.

Goldstein, no contento con todo esto y con permiso del ya difunto John Lautner, se encuentra actualmente terminando su último gran proyecto: una nueva estructura de hormigón contigua a la casa actual que albergará una discoteca con terraza, y vistas a la ciudad, y su nueva oficina, que en breve se encontrará repleta de más fotos con estrellas de la NBA y de la moda mundial.