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VALENCIA. El presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, se enfrenta este martes a una de sus últimas oportunidades para recuperar la iniciativa política en la Comunitat Valenciana. El escenario para ello será Les Corts, que acogerá el Debate de Política General. Un encuentro en el que el jefe del Consell se la juega: su liderazgo en el PPCV está en entredicho y en los últimos días se han agudizado los problemas heredados de anteriores gobiernos liderados por compañeros de su partido.

Uno de ellos, el informe de la Intervención General sobre los sobrecostes en la ampliación de Feria Valencia destapado por este diario, un problema que afecta al ayuntamiento pero también a la Generalitat, puesto que debería hacer frente a un aval de 1.027 millones de euros.

El debate se ha calentado previamente. La ruptura de cualquier posible acuerdo en la comisión de reforma estatutaria ha vuelto a poner de manifiesto lo ocurrido a lo largo de la legislatura: un PP acorralado y con pocas ideas frente a una oposición que solo está dispuesta a contribuir al desgaste del Consell de Fabra. A estas alturas, la prioridad es derrocar al Gobierno de los 'populares' y no llegar a acuerdos que puedan dar oxígeno al partido gobernante.

Fabra, según se ha informado desde su entorno, tejerá un discurso centrado en la mejoría general de la economía, anunciará una bajada de impuestos, defenderá el descenso del paro y realizará propuestas sobre empleo además de poner el acento en el aumento de las exportaciones así como en los datos del turismo.

El jefe del Consell también hablará de la atención a los servicios públicos y propondrá distintas iniciativas sociales. En el aspecto más político, tratará de poner en valor sus propuestas de regeneración democrática y, como viene siendo habitual, se espera que entre en el cuerpo a cuerpo con las señas de identidad.

Estos serán dos de los puntos más complicados de defender para Fabra, puesto que el resto de formaciones se encuentran diseñando o a punto de celebrar primarias para elegir a sus candidatos mientras que en el PP todavía no se contemplan. Por otro lado, en el debate sobre las señas de identidad tratará de arrinconar a la oposición con acusaciones de 'pancatalanismo' o incluso llevando la discusión a la consulta de independencia mientras, posiblemente, PSPV, Compromís y Esquerra Unida le recuerden el cierre de Radiotelevisió Valenciana (RTVV). 

Está por ver si, como el año pasado, el jefe del Consell sigue un discurso con una tendencia realista en los contenidos: proponer medidas realizables con las que no 'pillarse' los dedos. Una situación que podría variar en cierta medida dado que en apenas ocho meses habrá elecciones autonómicas y locales.

POCO MARGEN DE MANIOBRA POR LA FALTA DE SOLVENCIA ECONÓMICA 

Más allá de algún as en la manga que pueda guardarse el presidente, las posibilidades de sorprender no se antojan excesivas. Las estrecheces económicas del Consell son públicas y notorias y el fracaso en los grandes asuntos de la legislatura -financiación, inversiones- es un hecho.

La traición de Madrid al líder del PPCV ha sido palpable, con desplantes como el del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, quien no ha querido reunirse con Fabra y los empresarios valencianos. Con este escenario, mucho deberían cambiar las cosas hasta mayo de 2015 para que Fabra pudiera sacar pecho ante la opinión pública. Una de esas opciones sería recibir un 'espaldarazo' en los Presupuestos Generles del Estado (PGE) que el próximo viernes saldrán del Consejo de Ministros. De hecho, si así fuera, ésta podría ser una buena bala en la recámara del presidente para este martes.

Enfrente, la oposición tiene dónde elegir para hacer daño al jefe del Consell. Desde los procesos judiciales abiertos a ex altos cargos del Gobierno valenciano y del PPCV, pasando por casos de despilfarro o mala gestión como Valmor, RTVV y Feria Valencia, hasta señalar las dudas sobre su futura candidatura a la Presidencia de la Generalitat, que se han disparado en las últimas semanas especialmente tras el encuentro por todo lo alto mantenido por Mariano Rajoy y Rita Barberá en La Moncloa.