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SOCIA DE SÁNCHEZ DE LEÓN ABOGADOS EN VALENCIA

Sánchez de León: "A quien no le guste yo, no vendrá al despacho"

13/09/2014

VALENCIA (A.MOHORTE/FOTOS:EVA MAÑEZ). En el piso que antes ocupaba un estudio de arquitectura, la exdelegada del Gobierno Paula Sánchez de León espera a que le traigan la mesa de reuniones para su despacho. Junto a un escritorio de estilo castellano lleno de tallas y cajones, un juego de sofás fucsia claro y una gran librería, la abogada ya tiene claro dónde va a colgar los cuadros que ahora descansan apoyados en la pared y entre los que se asoma un Miquel Navarro.

"La mesa me la regaló un abogado amigo que a su vez la heredó de su padre, pero que no tiene a quién dejarla. Sus hijos son todos ingenieros", comenta mientras su socia María José Ferrer San Segundo se acerca por el pasillo para iniciar la entrevista. Junto a un gran ventanal, en un rincón que sólo se descubre al llegar al fondo de la habitación, una estantería de aluminio y cristal guarda fotos y recuerdos de su pasado político.

"Fue cogerlas del despacho de Delegación y ponerlas ahí. En esa estoy con mi marido y mis hijos", especifica. No hace falta decir más del resto, ya que las escenas y sus acompañantes son sobradamente conocidos: actos oficiales, su jura de bandera, varias instantáneas con Francisco Camps, alguna con Mariano Rajoy, otra con el rey Felipe VI...

No tiene inconveniente en fotografiarse con ellas, aunque algunos colaboradores le recomendaban en el pasado que quitara esta o aquella cuando iba un periodista. Más aún si venía con un fotógrafo. "Aunque yo nunca le he dado importancia a esas cosas", asegura.

"LA POLÍTICA ME HA APORTADO COMO TRES MASTERS"

"La decisión de dejar la política fue muy meditada, pero siempre he tenido claro que volvería a la abogacía". Sus responsabilidades públicas ocupan la mayor parte de su vida profesional, aunque prefiere pasar página y hablar de la puesta en marcha en Valencia del bufete familiar. "Han sido 19 años. No se puede decir que haya sido un paréntesis". En 1996, cumplidos los 30 años, entró en la Generalitat como alto cargo hasta que en 2008 Francisco Camps nombró consellera de Justicia y Administraciones Públicas tras años a su lado en Presidencia.

A partir de ahí vendría la vicepresidencia del Consell, la Conselleria de Presidencia y la jefatura de la campaña del Partido Popular en la Comunitat Valenciana para las elecciones de 2011, las últimas que ganó Camps. La entrada de Alberto Fabra al Palau de la calle Caballers precedió a su salida el 2 de enero de 2012, cuando pasó a Delegación del Gobierno, una vez asentado el nuevo ejecutivo de Mariano Rajoy.

"La política me ha aportado lo mismo que tres masters acelerados. He tocado casi todos los temas, trabajando muy jurídicamente. He elaborado leyes, he conocido de primera mano los resortes del proceso legislativo... Siempre me han dicho que he tenido un perfil más técnico", quiere recordar.

"SÓLO UNA VEZ ME HAN DICHO ALGO POR LA CALLE"

Sin embargo, estar implicada en un partido y verse llamada como testigo en el caso Gürtel no cree que tenga una repercusión significativa en su vida, a parte del mal trago de sentarse ante el juez. "A quién no le guste yo, no va a venir al despacho" y ese es un aspecto que también tiene muy claro ante el efecto que esta situación pueda tener ante los potenciales clientes.

"Vengo a volcar mi experiencia en la política en este nuevo trabajo", aunque también advierte que ha hecho mucho más que eso, al ejercer como docente en la Universitat de València, ser doctora en Derecho y disponer de dos masters por las escuelas de negocio ESADE (2003) e IESE (2013).

Aunque en la calle hace una temperatura de más de treinta grados en un verano que se está alargando más de lo normal, el aire acondicionado mantiene el despacho en otra estación. Pashmina al cuello, vestido blanco de entretiempo por debajo de la rodilla y sandalias de cuña, el conjunto sigue valiendo tanto para un acto oficial como para una reunión de trabajo.

Por la calle hay quien la reconoce y, en la mayoría de los casos, no pasa nada. "Sólo una vez me oí un comentario cuando venía al despacho por la calle Colón mientras pasada una manifestación, pero tampoco fue para tanto".

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