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VALENCIA. Area Café, M-Die, Planet, Confederación... Son algunos de los primeros 'cibercafés' que hubo en Valencia (cuando todavía se pagaba en pesetas) y cuyos nombres provocan una profunda nostalgia en quienes invirtieron horas y pagas manejando teclado y ratón en clásicos como Diablo, Need for Speed o Counter Strike, que cumple ahora 15 años.

El shooter de Valve supuso un boom para estos negocios, centro de reunión de legiones de adolescentes que jugaban en grupo matándose virtualmente unos a otros. A cuchillo, con la carabina o la 'pescadora'; de terrorista parapetado en la 'Mansion' o de policía por los desiertos del escenario 'Dust'... Nicks como 'Alpha', 'Pechico', 'Vader' o 'Cosa' infundían respeto y labraban su fama con cada bala.

Son reminiscencias de la época dorada de los 'ciber', en los que Internet iba a velocidad de vértigo y no había problemas de ocupar la línea telefónica. Hasta se hacía cola para jugar y en hora punta el precio alcanzaba las 400 pesetas -o 3 euros más tarde, que para eso se encarecía todo con la moneda única-.

La 'Galia' de este gremio la encontramos en la calle Joaquín Costa 37. Allí se encuentra Nickname Valencia, "el último 'ciber' puro de la ciudad" según su encargado Jorge Taberner. El local sobrevive a duras penas gracias a las nuevas hornadas de gamers enganchados al League of Legends y grupos de nostálgicos que de vez en cuando necesitan recordar viejos tiempos, pero Taberner reconoce que "hay días en los que da palo hasta abrir".

De los buenos tiempos recuerda el espíritu de comunidad. "Podías hacerte amigo de alguien en apenas unos minutos por el hecho de estar en el mismo equipo ideando una táctica", pero ahora todo eso se ha perdido porque prima la competición. "Los nuevos clientes no son jugadores, son gamers y se traen hasta su ratón y teclado", explica Taberner.

AUGE Y CAÍDA

En Nickname Valencia llegó a haber 40 ordenadores. Ahora, el local cuenta con 15 máquinas y el precio es de 1,20 euros la hora. "Si pagan tres les regalo unas papas, con cinco un refresco y los viernes hay dos por uno", expone el encargado. Sus intentos por mantener vivo el espíritu llegan al punto de regalar horas de juego al equipo que gane la partida, todo por fortalecer a la comunidad. Pero, "las nuevas generaciones prefieren jugar en casa".

Juegos como Counter Strike, un lugar en el que reunirse y un Internet a velocidades imposibles para cualquier línea doméstica eran reclamos suficientes para que los 'ciber' de principios de siglo estuvieran abarrotados. En Valencia se llegó a constituir incluso una asociación para "estudiar permisos, organizar campeonatos, establecer distancias mínimas entre los locales...", recuerda Taberner.

Abierto más de una docena de años, desde Nickname Valencia apuntan a varias causas para que todo ello se fuera al traste "en cuestión de meses". Es cierto que los hogares se conectaron a la Red más y mejor, pero la Administración también puso de su parte para ahogar a los propietarios. "Nos exigían que cada ordenador tuviera su licencia de Windows, tampoco podíamos comprar un juego e instalarlo en todos los ordenadores sino que cada máquina necesitaba uno propio", denuncia Taberner.

Entre unos y otros acabaron pinchando lo que algunos consideran una burbuja que, a día de hoy, todavía se resiste a perecer.