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'EL CABECICUBO'

Barón Rojo,
un grupo que le venía grande a España

ÁLVARO GONZÁLEZ. 25/08/2014 Canal + estrena el documental del grupo más importante de heavy metal nacional

MADRID. Está claro que en España el turismo es un sector económico muy importante, vital, porque las televisiones en verano expulsan a la gente de sus casas. Váyase usted a la playa y si se queda de Rodríguez lea un libro de Tosltoi, parece querer decir la parrilla a los televidentes. Pero siempre nos quedarán las descargas, los canales temáticos y la televisión de pago. En este caso, en Canal + siempre hay documentales dignos de interés,  como ‘Barón Rojo, la película'.

Barón Rojo fue el grupo insignia del heavy metal español. Todo se vuelve entrañable con el paso del tiempo, pero ellos eran realmente buenos, pioneros incluso de lo que estaba por llegar en la escena internacional años después. No en vano, su talento fue reconocido en Inglaterra, que es como venderle cubitos de hielo a los esquimales. 

El documental comienza con lo que fue la reconciliación de los músicos para celebrar el treinta aniversario del grupo. Por cierto, que el mundo sería un lugar mucho más bonito si los drones de Obama eliminaran con misiles a los que a los grupos les llaman "bandas". Banda es la del pueblo, grupo es el de rock. Enséñenselo a sus hijos, por caridad.

En un principio parece que la cosa va a tener ese toque de reality como aquel documental sobre Metallica y sus psicólogos que les ayudaban a convivir; aquel documental que nos dio ganas de golpearles a los ex dioses del tras metal con una barra de hierro en las plantas de los pies, como los turcos en el Expreso de Medianoche. Afortunadamente, rápidamente el documental pasa a recordar, comentar la época y explicar la esencia de Barón Rojo.

No podemos decir que su filosofía fuera algo de elogio. Sherpa presume de que siempre fueron de clase obrera y siempre estuvieron contra el poder. Dice: "no estábamos ni con los rojos ni los azules, queríamos libertad individual, a mí nadie me tiene que dirigir ni adoctrinar". Su mensaje, se enorgullece, "caló". Pero luego se distorsiona cuando plantea que en esta sociedad los de abajo pagan impuestos a los de arriba; "el de abajo tiene que pagar impuestos y joderse". No es esa, o no debería ser, la naturaleza de los impuestos, pero tampoco un grupo de heavy metal tiene por qué gozar de esa precisión sociopolítica. De hecho, como dato curioso, citemos que Barón se mofó en una de sus letras de que en un futuro se pagaría sólo por aparcar y, efectivamente, así ha sido.

Aquello es cierto que caló. Los seguidores de Barón Rojo venían de las clases populares. No había sofisticación en su música ni mucho menos en su mensaje, que emocionaba a sus fans por esa atracción natural que siente el español por lo ácrata. Digamos que es sólo rock and roll.

Más adelante, se reconocen como votantes del PSOE en las primeras elecciones, pero se decepcionaron pronto y nunca jamás se les ocurrió volver a dales su apoyo en las urnas. Los socialistas les ofrecieron participar en actos del partido, aunque ellos se negaron porque no querían, ahora que estaban moviendo gente, que eso fuera amortizado o instrumentalizado por otros. El resultado no pudo ser más genuinamente español: desde entonces, en las fiestas patronales de los pueblos, nunca les llamaron. La pólvora del rey con la que los ayuntamientos españoles han pagado a la supuesta cultura, se les negó.

Después, no es acertado cuando se les sitúa en contraposición a la Movida. El locutor radiofónico ‘El pirata' dice que ese movimiento era "vacío, sin nada que decir" que sólo aportaba "entretenimiento fútil". Enrique Bunbury, ex cantante de Héroes del Silencio, deja caer que "venían de familias adineradas". Son tópicos que ni son ciertos del todo ni vienen a cuento, porque el pop, el heavy, la zarzuela y el cante jondo pueden coexistir perfectamente. Enfrentar estilos o tendencias sólo merece un calificativo: paletismo.

Más interesante es cuando se menciona que a un grupo heavy se le perdona todo, excepto que no toque bien. Barón Rojo en ese sentido eran virtuosos. En cuanto a las letras, comentan lo que sufrían para encajarlas, por su fonética castellana, en la métrica del heavy metal. Que no es que no se pueda hacer, el problema es cuando, como les pasó a ellos, sólo has mamado el estilo de fuentes extranjera. Pero adaptando la música popular anglosajona a otros idiomas se demuestra que se tiene verdadero talento, que se lo digan por ejemplo a Extremoduro. O en su defecto, honestidad. Diez años después, la generación mejor formada de la historia de España, prefería cantar en un inglés de pronunciación azarosa y con unas letras propias de quien confía en que nadie las entienda. Por eso Barón, ahora, merece cariño y reconocimiento.

Con Maradona

Los conciertos de 2010 que salen en el último tramo del documental evidencian la pasión que se sigue sintiendo por ellos y el nivel que alcanzaron como para poder gozarlo. La pena es que sería mucho más interesante, o eso echa uno de menos, haber tirado de material de archivo para relatar una biografía del grupo. A estas alturas es lo que pide el cuerpo y haría justicia a su leyenda. Aquí hay que quedarse con recuerdos a cuentagotas, entre rumiar y rumiar los problemas de su separación, que a día de hoy son intrascendentes. No más Sálvame Deluxe del rock, por favor.

Si acaso tiene su punto escucharles hablar de cómo dejaron un trabajo para toda la vida en Telefónica, Sherpa, o la carrera de ingeniero de Telecomunicaciones, Carlos de Castro, por dedicarse al inestable negocio de la música; es llamativo cuando Hermes, batería, reconoce que en el momento de parar, de dejar de salir de gira, se le caía la casa encima. Al final, Sherpa se queja de que los organizadores de la gira no les dijeron ni adiós tras esta gira. Se sentía utilizado. La historia de siempre. Bien.

Y poco más hay que añadir. El documental no deja pensar mucho, se pierde en epítetos sobre la gloria del rock, del Barón, del cariño del público, la energía, la descarga y bla, bla, bla... pero tal y como está la parrilla, decíamos, como televidente, con este documental ¡virgencita que me quede como estoy!

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2 comentarios

Greñas escribió
31/08/2014 03:57

Coincido contigo en que los que tocan rock son grupos, las bandas tienen saxofones y un director. Asi que si somos precisos en los conceptos.... ¿¿TRAS METAL?? ¡Por Diox! Lo que hacían Metállica en sus buenos tiempos era Thrash Metal, aunque despues del And justice evolucionaron hacia un claro "trash metal". Respecto a lo de la Movida en contraposición al rock de la época (ojo, no digo que hubiera enfrentamiento, pero sí que eran totalmente distintos) en un documental sobre el asunto salía Alaska comentando que a finales de los 70 el ambiente musical y cultural español era un desierto, y que lo único que podían hacer para escuchar cosas nuevas y estar "en la onda", no se si lo dice con esas mismas palabras, pero el sentido es ese, eran las escapadas de fin de semana a Londres (todo muy cool). Y a continuación salen los chavales de Obus con sus pinticas bebiendo litronas en el barrio y piensas que no es la misma cosa por mucho que te quieran vender la moto. Mientras unos iban a Londres los otros iban al centro, o a ver los chalets de los pijos en el norte (y de paso hacerse unos bolsos o una farmacia). Leño, Obus, Topo, Baron Rojo, Asfalto, etc se ganaron su puesto a base de sudar, mientras que a otros les bastó con que papá les comprara un instrumento y hablara con unos amigos para que los niños salieran en la tele a lucir palmito estrafalario, a ver si con la edad se les pasa. Siempre ha habido clases.

Trompeta escribió
26/08/2014 06:05

Buen articulo sobre un gran grupo ;) Un grupo de una época mejor para la música, o por lo menos menos premeditada y vacia. Y es que como decian ellos, ¡RESISTIRÉ! https://www.youtube.com/watch?v=PTH3WS_zBGg

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