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VALENCIA. Magüi Mira (Valencia, 1945) asegura que lo que más le gusta es el dolce far niente. Esto es, una vida ociosa y relajada. En concreto, nos confía, "ir por la playa con un paraguas, como las mujeres de Sorolla y como iba mi abuela, sin hacer nada más que mirar el mar. Y si me apuras, cargar con una sililta y quedarme sentada, simplemente oyendo la brisa". Cualquiera lo diría con el encadenado de trabajos que acumula.

Tras protagonizar el año pasado La anarquista y dirigir al Teatro de la Juventud del Fontanka de San Petersburgo en una versión de ¡Ay, Carmela!, a Héctor Alterio y Lola Dueñas en En el estanque dorado y a Ana Belén en la obra de Mario Vargas Llosa Kathie y el hipopótamo, se apresta a ponerse a los mandos de otra pieza dramatúrgica del Premio Nobel de Literatura peruano, Al pie del Tamésis. El 22 de agosto sube al Teatro Romano de Sagunto la comedia de Aristófanes Pluto, una obra que aunque fechada hace 25 siglos resuena en las fallas de la democracia actual.

-¿Qué vigencia alcanza este texto griego de 380 a. C. en la actualidad?
-La parte trágica de esta comedia es que cosas tan importantes como el reparto justo de la riqueza, que Aristófanes planteó como una utopía, continúan sin hacerse realidad.

-Aristófanes refleja un país mediterráneo donde la democracia pierde pie y donde la corrupción de sus políticos es alta. Ante semejante panorama, ¿a qué ayuda la risa?
-La mejor manera de hacer terapia, de enfrentarse a los conlictos y superarlos, es la risa y en eso Aristófanes es un maestro. La risa democratiza, porque esa emoción maravillosa nos hace a todos iguales. Gracias a la risa inteligente nos podemos levantar de la cama. Como dicen los cubanos, hay que resolver. Es importante ir hacia adelante, pero con humor, porque ver las cosas de una manera trágica no las cambia.

-¿Sientes un placer culpable al acercar esta obra satírica a tu Comunidad, tan afectada por los males que recoge Aristófanes?
-No, porque el público va a gozar de un cuentecito. Aristófanes plantea una fábula sobre un tema muy importante, el mal uso de la riqueza. Cada uno que se aplique la moraleja como quiera. No estamos haciendo ninguna arenga política, ni tampoco lo pretendía Aristófanes. Hablamos de algo que le pasó hace 25 siglos a Grecia: al entrar el dinero contaminó la democracia. Y proponemos divertirnos con una realidad dura que está ahí, porque llevamos 2.400 años sin haberlo podido superar.

-La obra también critica la esclavitud. ¿Cuáles son en tu opinión las servidumbres del siglo XXI?
-Te diría que más que esclavitud, sufrimos dos adicciones, dos drogas duras, que son el sexo y el dinero, que a veces nos empujan por carreteras absolutamente peligrosas y podridas. Son dos motores que nos han llevado a hacer las cosas de una manera impura y nos desvían de los verdaderos objetivos. El dinero contamina y arruina la honesta vida política.

-Pero hablas de dos frentes que han estado ahí desde que el hombre es hombre.
-Efectivamente, son la realidad que vivimos desde hace 2.400 años. Me parece que es una cuestión de especie humana, del cerebro. Parece que estemos chapoteando sin poder salir de ese charco.

-¿Cuál opinas que sería el sistema idóneo para avanzar?
-En la Historia se ha vivido bajo las dictaduras más totalitarias y las democracias más maravillosas, y seguimos sin repartir la riqueza. Ójala hubiera un revulsivo que hiciera que las cosas cambiaran y esta utopía del reparto justo empezara a vivir tintes de verdad. De la misma manera que pasamos de comer con las manos a hacerlo con cubiertos, nuestra especie tendrá que dar un paso para dejar la violencia y la codicia, para abandonar la ansiedad. Por desgracia, no creo que lo vaya a vivir. Faltan muchas generaciones para que sea una realidad, pero esperemos que ese paisaje aparezca en la vida de esta especie humana que desde que pisó la Tierra está peleándose por el dinero y por el sexo.

-Con una hija actriz, Clara, y otra diseñadora de vestuario, Helena. ¿Nunca te ves tentada por el nepotismo?
-(Risas) No. Hay unas complicidades y somos vasos comunicantes. Nos apoyamos y nos damos una fuerza muy grande, pero también nos respetamos y nos ubicamos de una manera muy libre.

-Has compartido tu vida con dos directores de escena, José Sanchis Sinisterra y Emilio Hernández, quien firma esta versión de Pluto. ¿En qué medida te han influido en tu paso delante de las tablas?
-Son dos personas muy talentosas, así que nuestras vidas compartidas han sido un intercambio continuo. Me siento una privilegiada. He tenido una gran suerte. De hecho, en la vida siempre intento acercarme a la gente que me interesa, de la que puedo aprender. Y si la cercanía me lleva a la cama, mucho mejor.

-Por cierto, al llegar a Madrid tengo entendido que compartías colchón con Antonio Banderas. ¿Nunca te has planteado ofrecerle un papel en tus obras?
-Me planteo el reparto texto en mano, cuando veo las necesidades de los personajes. No me muevo por los halos y por los poderes mediáticos, sino por los actores que creo que pueden gozar en el trabajo que yo propongo. Peleo por ellos, trato de enamorarles para que acepten involucrarse conmigo. Siempre imagino a los intérpretes con los que quiero trabajar y no ha sido el caso de Antonio. Y eso es que es un actor maraviloso. Si un día encuentro un personaje por el que me viene a la cabeza, te juro que se lo propongo.

-¿Y cómo te vino a la mente Javier Gurruchaga para el papel principal de esta comedia?
-Porque tiene un talento y una energía arrolladoras. En Pluto, la gente va descubrir un Javier distinto. No creo que el espectador se imagine su potencia como actor. En la obra hace triplete:  interpreta al dios del dinero y a la pobreza, y además se ha hecho cargo de las músicas de la función. Hay un total de ocho canciones . No es un musical, pero sí teatro con música, textos cantados.

-¿Eras fan de la Orquesta Mondragón?
-No soy fan de nada. No está en mi ADN. Pero es cierto que lo recuerdo con placer y con mucho gusto y fue un revulsivo que necesitábamos en ese momento.

-En una entrevista publicada en 2011 contestaste con el nombre de Mario Vargas Llosa a la pregunta de quién te gustaría que te extendiera crema solar por el cuerpo. Ahora que vas a repetir trabajo con él, ¿has averiguado si leyó esa respuesta?
-No lo sé (carcajadas), pero ahora que lo dices, se lo voy a preguntar. Mario me parece muy atractivo en todos los sentidos. Pero, sobre todo, lo mejor es tener el placer de conversar con él. Es una persona única, esencial en nuestra cultura, pero sobre todo es especial por sorprendente. Su cabeza es absolutamente libre fuera de cualquier tópico.

-Vargas Llosa también ha hecho sus pinitos en la interpretación. ¿No te gustaría dirigirlo?
-En esta próxima temporada, Mario va a subir a los escenarios en una producción en el Teatro Español, pero lo va a hacer sin mí. Y es algo que siento muchísimo, porque subirlo a un escenario es estar un ratito más con él.