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VALENCIA. A la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, se le han vuelto a atascar todos sus grandes proyectos a menos de una año para las elecciones municipales: el plan del Cabanyal, el Parque Central y el Programa de Actuación Integrada (PAI) del Grau. A pesar de los recortes, Barberá anunciaba a principio de su mandato, en 2011, la intención de llevarlos adelante. Sin embargo, la falta de presupuesto sigue haciendo mella y hace algunos días recibió un nuevo revés cuando la sociedad municipal Aumsa declaró desierto el concurso que le iba a permitir reactivar su gran proyecto marítimo.

Iberfin Capital, que iba a proporcionar un anticipo de 38 millones de euros para poner en marcha el programa, no depositó en plazo la fianza de 1,9 millones de euros que exigía el pliego. Se trata de un plan que desarrolla 400.000 metros cuadrados de suelo, con rascacielos de hasta 50 alturas y un delta verde, clave para conectar la ciudad con el mar, con un coste alto, alrededor de 114 millones de euros, por su tamaño y su diseño, que además pretende sufragar la inversión que la Generalitat realizó en el soterramiento de las vías de Serrería y el circuito de la Fórmula 1.

De hecho, esta es la segunda vez que se frena el desarrollo tras el pinchazo de las empresas inmobiliarias que iban a construir en la zona. Un plan que ha estado seis años en el cajón y que continuará, de momento, hasta final de verano. De hecho, desde la oposición siguen apoyando un aumento del presupuesto de Aumsa para que sea ejecutado directamente por el consistorio, ya que aseguran que el sistema se a revelado improcedente. No obstante, parece que la opción más probable es la de volver a repetir el concurso en septiembre.

EL PARQUE CENTRAL, SOLO SE RETOMA UNA PARTE TRAS 11 AÑOS

En el caso del Parque Central, este año se volvió a retomar el proyecto después de casi 11 años desde la constitución de la sociedad Valencia Parque Central Alta Velocidad, que reúne al Ministerio de Fomento, la Generalitat y el Ayuntamiento de Valencia. No obstante, solo de forma parcial. Hace dos años la sociedad decidió recortar sus ambiciones y limitarse a sacar adelante el 40% del futuro parque, la cuña de 120.000 metros cuadrados entre las vías y los barrios de Ruzafa y Malilla.

De hecho, en el mes de junio se licitó el control de la calidad medioambiental del suelo. La falta de dinero, el principal problema para ejecutarlo al completo, que en principio se finalizaría cuando se cuente con el dinero para ello. De hecho, estos últimos años hasta la puesta en marcha de la parte más modesta del proyecto ha estado paralizada hasta no poder conseguir la refinanciación la deuda de 135 millones que mantenía el consorcio con los bancos por lo ya realizado.

Esta cantidad se destinó a la adecuación de parte de la zona y, principalmente, a la construcción de la actual estación provisional de Joaquín Sorolla, por la que entran a la ciudad los trenes de larga distancia como el AVE desde Madrid. Además, la alcaldesa ya descartó el proyecto diseñado por César Portela, que incluía la construcción de dos torres a espaldas del edificio de la Estación del norte, entre otros elementos arquitectónicos de envergadura. Tampoco los túneles tendrán la profundidad prevista, con el objetivo de ahorrar costes.

CAPITAL PRIVADO QUE SALIÓ DEL PLAN DEL CABANYAL

En el caso del Cabanyal, a pesar de que el proceso se encuentra paralizado por la vía legislativa debido a los últimos movimientos del Gobierno y a la espera de la modificación del PEPRI, lo cierto es que la crisis económica también ha hecho mella en el proyecto. Aumsa constituyó en el año 2005 la sociedad Cabanyal 2010, la encargada de la ejecución del plan de la prolongación de la Avenida Blasco Ibañez. Fue constituida con un capital de 35 millones de los que 19,2 millones iban a ser aportador por el sector público y 15,7 millones por el sector privado.

Once sociedades constructoras y promotoras aportaron cantidades que oscilaban entre 200.000 euros que se fijó como mínimo y 2 millones como máximo para optar a acciones de la misma, que suponían un 45% del total. Sin embargo, tras numerosos problemas legales y presiones tanto ciudadanas como de la Unión Europea con la sociedad mixta pública privada entre el Ayuntamiento de Valencia y empresarios, estos últimos decidieron salir de la sociedad.

Las 11 empresas que formaban parte de esta sociedad, Necso Entrecanales, Construcciones Villegas, Armiñana Promociones Inmobiliarias, Inmobiliaria Urbis, Grupo Salvador Vila, Calviga, Ecisa y Urbana Ducat, Sedesa Urbana, Edifesa-Pavasal y GIC Promociones Urbanas salieron del accionariado. "Habrán hecho números y con la crisis inmobiliaria ahora no verán mercado", apuntaban fuentes municipales en aquel momento. Ahora, Barberá debe de presentar un plan que, según explicaba recientemente, afectará a un 35% de viviendas menos que el anterior en la zona BIC.

Por otro lado, se encuentra el plan urbanístico de la Marina Real, en el Puerto de Valencia. A pesar de que se han empezado a realizar actuaciones para abrir la dársena a la ciudad como el derrumbe de algunas de las antiguas bases de la America's Cup o la retirada de vallas para que los ciudadanos puedan moverse más fácilmente, todavía quedan licitaciones y actuaciones por realizar con el fin de que la Marina sea una zona totalmente accesible.