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polémica gestión

Cómo RTVV hundió
a la industria audiovisual valenciana

CARLOS AIMEUR. 31/07/2014 La asociación de productores FAPAE señala a la cadena pública como responsable del deterioro del tejido empresarial y profesional por su mala praxis

VALENCIA. En una situación inédita, la Confederación de Productores Audiovisuales Españoles, FAPAE, que preside el periodista Ramón Colom, ha salido en defensa de los profesionales valencianos de la industria audiovisual para recordar que buena parte de los problemas de este tejido profesional son consecuencia de la mala praxis continuada en el ente público RTVV durante los años de gobierno del PP.

Concebida como motor de la industria, en la práctica la cadena autonómica se convirtió en estas dos últimas décadas en un pésimo cliente que pagaba tarde, poco y mal, y la fuente de la mayor parte de los quebraderos de cabeza de los profesionales.

La clientelización, sumisión y la ley del silencio impuesta desde la Generalitat y desde los mandos directivos controlados por el poder político, impidieron la profesionalización de una industria que dependía en exceso de su principal cliente. Todo ha acabado derivando en una situación en la que los profesionales, ya sin televisión, se ven poco menos que abocados a la ruina en la mayoría de los casos.

Sólo los que aprendieron a vivir de espaldas a RTVV, como es el caso de las empresas de animación, han podido subsistir primero a la crisis y después al cierre de Canal 9. En ese contexto, son muchos los profesionales que están indignados porque ahora desde el Consell se les acuse de los fracasos de la gestión política de la cadena pública.

1. RTVV PAGABA HASTA UN 20% MENOS

La primera crítica que se vierte desde FAPAE es muy clara y concreta: "Los precios ofertados en los últimos años a las producciones valencianas, comparados con otras televisiones autonómicas, está por debajo del 15% del precio medio del mercado". Es decir, las productoras valencianas cobraban menos que sus homólogas de Galicia, Cataluña, Andalucía...

Así lo apunta un productor valenciano que prefiere no identificarse. "RTVV nos pagaba hasta un 20% menos que lo que cobraban los gallegos. Ya no te digo si nos comparas con los catalanes o los madrileños. Para nosotros, para los valencianos, nunca había dinero", dice.

Tomando como modelo una serie de éxito, como podría ser L'Alqueria Blanca, se observa que ésta tenía un coste aproximado de 100.000 euros por capítulo. Una serie de formato similar como Libro de Familia, que se emitía por la gallega TVG y que producía El Correo gallego, tenía un presupuesto de 120.000 euros. 

2. RETRASOS EN LOS PAGOS DE AÑOS

Trabajar para RTVV era no saber cuándo se iba a cobrar. Las demoras no eran de dos o tres meses; en algunos casos se llegaron a contabilizar hasta cuatro años de retraso en los pagos. En ese tiempo los profesionales no sólo habían tenido que pagar de su bolsillo el coste de las producciones sino también adelantar el de otras que reclamaban desde la cadena.

"¿Tú te puedes creer? Tres años para pagar; eso no pasa en ningún lugar del mundo", comentaba este miércoles un cineasta valenciano. No es cierto. Sí hay un lugar en el mundo en el que un cliente puede tardar tres años en pagar y seguir exigiendo que se le presten servicios. Ese lugar es la Comunidad Valenciana y ese cliente era RTVV. "Creo que el principal problema no era el precio de mercado sino que se pagaba muy tarde", convenía un exdirectivo de la cadena.

Se produjeron casos como el de la tv movie escrita y dirigida por Marcel Barrena Cuatro estaciones, producida por Sagrera Audiovisual y Somnia Ars, que tardó casi un lustro en cobrarse. El cineasta Maxi Valero recuerda que Canal 9 les dejó a deber "durante tres años, casi cuatro, alrededor de 270.000 euros, que al final pagaron una parte, y después la otra cuando les llevamos a juicio".

3. LOS GASTOS FINANCIEROS NO SE DEJABAN CONTABILIZAR

En esa disyuntiva las productoras valencianas se veían obligadas a acudir a los bancos para obtener financiación, lo que les obligaba a pagar unos considerables intereses mientras esperaban a cobrar. Estos gastos financieros jamás fueron reconocidos por la cadena pública valenciana. "Esto es como el carmín en los calzoncillos. Desde RTVV se negaba que hubiera esos gastos financieros y ellos no podían meterlos en los presupuestos", explica un directivo.

La situación derivó en que al final producían quienes tenían capital de antemano o quienes retrasaban los pagos a sus trabajadores. "RTVV no tenía dinero para financiarse y las productoras han tenido que financiar la cadena", resume un miembro de la asociación de productores valencianos. "La gente intentaba pagar a los trabajadores pero al final, simplemente, no podías porque cuando te llegaba el dinero de RTVV se lo habían comido los intereses", explica una productora valenciana.

Se dieron casos de auténtico heroísmo. Trabajadores de Malvarrosa Media recordaban hace unos meses, con motivo de su fallecimiento, como el productor José Luis Forteza tuvo que ir y sacar de su cuenta corriente personal las nóminas de varios meses ante los impagos de la cadena. Su productora cerró tras declararse en concurso de acreedores y él murió prácticamente arruinado. RTVV les debía a él y a sus socios centenares de miles de euros.

Otros productores prefirieron no pagar a sus trabajadores. De este modo pasaron de ser víctimas a cómplices. Los impagos en la industria audiovisual valenciana están muy por encima de la media nacional. 

4. LA LEY DEL SILENCIO

Una de las prácticas habituales de RTVV durante los 20 años que ha gobernado el PP en la Comunidad Valenciana ha sido la de castigar a los desafectos y a los que se quejaban. "No se consentía que la gente protestara", admite un profesional del ente. Aún hoy hay miedo a hablar libremente y la mayoría de los consultados solicitan anonimato ante el pavor a las represalias.

Se castigaba a los de dentro y a los de fuera. Los directivos que querían cambiar las cosas eran apartados. Los productores que se quejaban del funcionamiento de la cadena, castigados. Llamadas intempestivas, mensajes personales, la impunidad con la que actuaban los directivos políticos de RTVV fue tal que algunos no tuvieron reparos en admitir sus coacciones en sede judicial.

Así lo recuerda Maxi Valero, que llegó a ir a juicio contra la cadena por sus constantes impagos.
"Lo peor ha sido el trato degradante, humillante y mafioso al que nos han intentado someter. Hablo yo, como productor y demandante, y he vivido la peor de las pesadillas", explica. De esta forma, relata que Jose María Jiménez Olmedo, que formaba parte del departamento económico, declaró ante el juez en su pleito que "quien demandaba a RTVV no volvía a trabajar nunca más con ellos".

"Nos amenazaron de las consecuencias que tendría para nosotros si les demandábamos" sigue relatando. "Nos dijeron que no volveríamos a trabajar nunca en la Comunidad Valenciana. La abogada de RTVV intentó engañar a nuestra procuradora: la llamó diciéndole que habíamos aceptado renunciar al juicio, que buscara un abogado distinto al nuestro para que firmara la renuncia. Ricardo Calatayud, director financiero en 2012, intentó rescindir nuestros contratos cuando les llegó la carta de nuestro abogado después de tres años sin pagar habiendo nosotros cumplido con los contratos y entregadas las películas...".

El caso de Valero no es el único, pero sí uno de los pocos que se atrevió a sentar en el banquillo a los responsables de RTVV. En general desde la cadena se entendía que una actitud como la del cineasta valenciano no era la correcta. Lo normal era aceptar la sumisión y esperar sentados a cobrar. La abogada de la cadena autonómica llegó a declarar en el juicio que les interpuso Valero que los productores tenían la mala costumbre de anticipar los contratos mediante créditos. Y claro, si la administración no pagaba, pues pasaba lo que pasaba.

Valero, autor del guión de Escuchando a Gabriel y director de El hombre de las mariposas, que compitió en el festival de Málaga, no rueda ninguna película desde 2011.

5. CLÁUSULAS ABUSIVAS EN LOS CONTRATOS


Por si fuera poco, algunos productores denunciaron desde el primer día cláusulas que consideraban abusivas, principalmente en lo que hacía mención al beneficio industrial. "Ellos [los responsables políticos de RTVV] pedían el 8%.
Para conseguir tres o cuatro puntos de beneficio industrial tenías que triplicar la audiencia mínima de la cadena Y si no aceptabas no hacías la producción", explican desde la asociación de productores. Exdirectivos profesionales de la cadena minimizan estas cláusulas que "sólo eran para los programas de prime time. Existían en algunos casos pero no era lo habitual", dicen.

En FAPAE no comparten esa opinión. En la nota oficial remitida este miércoles a los medios se explicaba este punto. "Lamentablemente, la relación entre el productor y las cadenas de televisión nunca son de igual a igual, pues las partes contratantes intentan y consiguen (como es el caso de RTVV) posiciones abusivas según nuestro criterio", dicen desde la Federación. "A veces, para ahorrar costes, las cadenas establecen bonus en función del resultado de audiencia que difícilmente se consiguen y que en general los representantes industriales rechazan durante las negociaciones".


No era el caso de los profesionales valencianos que en muchos casos se veían obligados a aceptar estos puntos, a sabiendas de que era imposible alcanzar lo que se les pedía. Era eso o nada.

6. SIN COMERCIALIZACIÓN (Y SIN CONTROL DE CALIDAD)

Una de las quejas más habituales por parte de los productores y profesionales que trabajaron para RTVV es que era muy extraño que la cadena comercializara sus productos. Por un lado, la mayoría estaban encaminados hacia la Comunidad Valenciana, lo que dificultaba su salida al mercado exterior. Por el otro, desde la cadena no se mostraba mucho interés en hacerlos rentables y ganar dinero con ellos.

"Costaba Dios y ayuda comercializar los productos", recuerda un empresario valenciano. "Hubo algunos intentos pero no era lo normal", añade. En este sentido, un exdirectivo de la cadena admite que "no era una prioridad". En una ocasión, recuerda un guionista, les pusieron sobre la mesa una posible venta internacional y la respuesta de su interlocutor en RTVV fue: "¡Uf, qué follón! Ponernos ahora a traducir contratos"

Esto provocó una merma de la calidad al no existir competencia. "Tú sabías que lo que rodabas sólo se iba a ver en Valencia. Intentabas hacerlo lo mejor posible, pero no competías con nadie y al final si te esforzabas te sentías un tonto porque daba igual que lo hicieras bien o mal. Una vez estaba contratado, lo único que marcaba la diferencia era tu prurito profesional", rememora un guionista. La desidia y la costumbre hizo el resto.

7. LA INVASIÓN DE PRODUCTORAS FORÁNEAS

Por si fuera poco, los productores valencianos recuerdan lo que algunos no dudan en llamar invasión de productoras foráneas. Durante los últimos diez años fue práctica habitual en RTVV contratar con productoras, madrileñas principalmente, programas que como explica una de las fuentes consultadas, "no tenían ningún misterio y se podrían haber hecho perfectamente desde Valencia". Eran los llamados 'encargos'.

Entre los casos reseñables se señalan una tertulia de debate político que presentaba Julián Lago, los programas de Sánchez Dragó o los programas de entretenimiento que producía José Luis Moreno. Sánchez Dragó cobraba 12.000 euros por programa, 6.000 como director y 6.000 como guionista, y realizó 212 espacios de El Faro de Alejandría, que fracasó y que, por si fuera poco, se grababa en castellano. Lago cobraba 21.000 euros por cada uno de los programas de debate que dirigió. Y así...

8. LA TRAGEDIA DEL MONOPOLIO


A todo ello se unía la existencia de un monopolio televisivo de facto que no se ha corregido ni con la llegada de las televisiones privadas ni, por supuesto, con las TDT. Las cadenas nacionales jamás han apostado por producciones fuera de Madrid y de hecho los valencianos que han hecho carrera en estas cadenas ha sido porque se han trasladado a la capital. En la actualidad hay coordinadores de guionistas en algunas de las series de mayor éxito, actores y actrices valencianas en casi todas de ellas, productores, presentadores... Jamás habrían tenido esas oportunidades de quedarse en la Comunidad Valenciana.

En ese contexto la actitud de muchos directivos de RTVV fue siempre la de la amenaza y "la prepotencia", dice un actor. "Dependías del que mandase, de caerle bien a éste o a aquél", añade. Un productor valenciano afincado desde hace décadas en Barcelona recuerda como, por ejemplo, en su caso su inexistente relación con Lola Johnson impidió que pudiera vender ningún producto a la cadena pública mientras ésta estuvo controlando los destinos de RTVV. "Lo del monopolio era inevitable", comenta uno de los exdirectivos consultados, "y no parece que las televisiones privadas valencianas se comporten mejor o paguen mejor".


9. CERRAR LA TELEVISIÓN SIN PLAN ALTERNATIVO

Con ese panorama, todos los consultados coinciden unánimemente en que el descabello para la industria audiovisual valenciana ha sido el cierre de la cadena autonómica sin plan alternativo por parte del actual presidente de la Generalitat, Alberto Fabra. Algunos lo tildan de "irresponsabilidad"; otros lo tachan de "ignorancia".

En cualquier caso la orden dada por el jefe del Consell se ha traducido en la palada final que ha terminado de enterrar a una industria que en su día fue calificada por el PP como estratégica. El continuo retraso en la puesta en marcha del supuesto plan alternativo de emitir a través de RTVE que jamás existió, ha evidenciado hasta que punto la idea de ampliar la franja autonómica en el canal nacional fue una ocurrencia de última hora, que ni meditó ni se negoció. Es más, desde Presidència se llegó a considerar que era "una propuesta visionaria" y "un modelo a seguir", en un ejercicio de sarcasmo que indigna a los profesionales.

Desde el sector consideran que esta solución será apenas un mero "parche" hasta que lleguen las elecciones autonómicas. Se da por seguro que sea cual sea el resultado, incluso en el improbable caso de que el PP pudiera volver a gobernar, la televisión autonómica reabrirá. La oposición ya lo ha anunciado. Y a Fabra se le considera un cadáver político. Hay quien duda de que sea incluso el candidato a la Generalitat.

10. LA NO ASUNCIÓN DE RESPONSABILIDADES POR EL CONSELL

Una de las ideas que repiten los profesionales como un mantra es que el gran déficit de la televisión pública se ha debido a una mala gestión política. La asociación que preside Colom ha recordado también al Consell quién es el responsable último y único.

"La organización presupuestaria y las estructuras de gastos de los canales televisivos nunca han sido competencia de las empresas productoras, sino de los órganos jurídicos y políticos de cada cadena de televisión", apuntaban en su comunicado. "Lamentablemente, las empresas de producción han sido tratadas como empresas prestadoras de servicio y, por tanto, no son responsables ni de la estructura presupuestaria, ni del personal fijo de la plantilla, ni de otras cuestiones económicas y financieras de las cadenas de televisión", añadían.


"Mientras que no asuman lo mal que lo han hecho, no vamos a ninguna parte", comenta uno de los productores valencianos consultados. Su asociación maneja desde hace meses un borrador en el que se explica perfectamente cuánto debería costar una cadena pública de televisión y radio para que no diera pérdidas.

Con todo, la excusa del déficit no se sostiene salvo que el interlocutor sea obtuso. Ràdio 9, que habría cumplido 25 años este 2 de octubre, fue cerrada pese a que sus deudas eran prácticamente inexistentes. Para muchos es un ejemplo más de que la decisión clausurar RTVV no se maduró ni existían verdaderas causas económicas.

De ahí que haya muchos que no se extrañen de que a Fabra le diera igual si con esa orden daba el tiro de gracia a la mayor parte de la industria audiovisual valenciano. "No pensaron nunca en nosotros. Nunca lo han hecho. Realmente, nunca han pensando en la gente; ni en los valencianoparlantes, ni en los profesionales, ni en nadie... y así nos ha ido", concluye un guionista.

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3 comentarios

Josep Canós escribió
01/08/2014 09:14

Excelente artículo. Cuando veo a ciertas personas en foros de la Universidad por la "nueva RTVV" me indigno. Valencia es pequeña y nos conocemos todos. Jetas.

Futur escribió
31/07/2014 13:56

Extrapolen estas prácticas y modos propios de delincuentes (que según los tribunales lo son, y muy organizados), al resto de la Administración Valenciana; Sanidad, Educación, Medi Ambient, Justicia........ y encontrarán una explicación a la situación actual de la Comunitat. Cuánto mal han hecho estos PePeros criminales de misa diaria;

Vicente Monsonís escribió
31/07/2014 11:05

Excelente explicación Carlos. Te felicito. Este artículo resume muy bien las causas de la debacle del sector audiovisual, las lamentables prácticas de RTVV en su trato con las productoras y el absoluto desprecio de sus directivos por el sector privado valenciano (tanto por las empresas como por los profesionales). Citas algunos profesionales a los que tengo en gran consideracion como José Luís Forteza o Maxi Valero. Personas honestas y luchadoras como otros muchos que han (hemos) luchado durante más de una década por el despegue de un sector constantemente ninguneado y pisoteado. Ahora FAPAE sale en defensa de los "productores valencianos". Qué pena. Llega quince años tarde. Para quien no conozca el sector habrá que señalar que estas prácticas abusivas y la posición dominante y ultrapolitizada de RTVV han tenido cómplices necesarios dentro del mismo sector. La asociación de productores que ahora pone el grito en el cielo (PAV) se ha comportado, hasta el cierre de Canal 9, como el perrillo faldero de los diferentes Directores Generales y de las políticas audioviosuales de la Generalitat. Las diferentes juntas directivas de la PAV nunca cuestionaron en público ni protestaron la falta de financiación, los contratos abusivos, el aterrizaje de empresas de Madrid... Simplemente se sentaban junto a su "amo" moviendo el rabo mientras esperaban a que les cayeran los restos de la comida audiovisual que se zampaban esas empresas foráneas. Siempre dispuestos a ahuyentar a ladridos a cualquier productor local independiente que osara acercarse al festín de RTVV. Durante años, estos productores "cómplices" hicieron lo posible por cooperar a acallar todas las voces críticas. Es curioso constatar que la junta directiva de PAV, como premio a su sumisión al poder, se ha llevado sustanciosas adjudicaciones tanto en TVV como en forma de subvenciones y ayudas del IVAC y de Presidencia. Si alguien se toma el interés de averiguar que había un protocolo de Presidencia de la Generalitat firmado con TVE (y después con RTVV) por el cual se dedicaban 3 millones de euros anuales a la producción de UNA sola miniserie para TV... y se toma interés por ver a quién se adjudicaron esas ayudas, se dará cuenta de que algunos productores valencianos (qué curioso es que protesten ahora que TVV ha cerrado) han gozado de un trato privilegiado durante años, se han llevado subvenciones multimillonarias que pagaban sus producciones al 100% (sin riesgo para su bolsillo) y han amasado un patrimonio y una cantidad de producción impensables para quien, como Maxi, como yo, o como tantos otros, con mucha suerte podíamos conseguir en Valencia una parte menor de la financiación de nuestros proyectos. Siempre se pone como ejemlo de serie de éxito en Valencia "La Alquería Blanca". Y al mismo tiempo nadie duda de que RTVV estaba tremendamente politizada y sólo trabajaban los que no eran molestos. Desde luego, cuanto más afinidad con el poder político y más apoyo a sus decisiones, mejores contratos se conseguían en RTVV. Así pues... atemos cabos... ¿quién va a tener la posibilidad de producir una serie grande para TVV, el que critica sus malas prácticas y su falta de apoyo al sector o quien se calla ante la injusticia que se comete con muchos productores y alaba en público las politicas del consell por muy perniciosas que sean para el sector? Ahí lo dejo.

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