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La empresa ha presentado en el juzgado de lo Mercantil número 1 de Valencia la suspensión de pagos después de años intentado reflotar su negocio con retiradas estratégicas y la venta de activos

VALENCIA (A. MOHORTE). El grupo metalúrgico Ros Casares ha presentado concurso voluntario de acreedores en el juzgado de lo Mercantil número 1 de Valencia. La medida se ha tomado después de que la empresa no haya podido refinanciar una deuda de unos 250 millones de euros, según fuentes conocedoras del proceso.

La compañía ha sido una de las referencias del sector en España, pero el inicio de la crisis encontró a la empresa en pleno proceso de amortización de activos productivos y con su único escarceo inmobiliario en marcha, la Ciudad Ros Casares, que terminó por vender a SabadellCAM hace menos de un año, a cambio de perdonarle una deuda de 232 millones de euros.

La caída de la demanda de acero en España y en sus plantas en Francia y Polonia había erosionado la compañía en los últimos años hasta obligarla a seguir tomando medidas económica y socialmente contundentes, que han incluido el cierre de varias plantas y expedientes de regulación de empleo sobre buena parte de su plantilla.

Según sus cuentas de 2012, las últimas presentadas por la compañía en el Registro Mercantil, Grupo Ros Casares registró unas pérdidas de 8,4 millones de euros, empeorando las del ejercicio anterior, en el que perdió siete millones.

DIVERSIFICACIÓN INTERRUMPIDA

Fuentes del sector señalan como la empresa cuenta con centros productivos por cuya venta pueda obtener unos ingresos relevantes, ya que están plenamente en uso, disponen de carga de trabajo y resulta factible encontrarles comprador. No ocurre así con otros proyectos que difícilmente podrán ver la luz.

Entre los más ambiciosos en los que se embarcó la compañía se cuenta la gestión de la Terminal Polivalente Portuario de Sagunto, que consistía en la explotación de un recinto dedicado al procesado y transporte marítimo de productos siderúrgicos para el que el Grupo Ros Casares y Banco de Valencia, a través de Inversiones Valencia Capital Riesgo, contaba con una concesión desde junio de 2006.

Sin embargo, a finales de 2012, la empresa solicitaba a la Autoridad Portuaria de Valencia (APV) la extinción de la concesión después de que la infraestructura quedara suspendida temporalmente desde 2009 y la evolución de los acontecimientos en el Grupo Ros Casares y en el Banco de Valencia obligaran a descartar el proyecto.

PROYECTOS PARALIZADOS

También tuvo que paralizar el proyecto de Brava Steel en Parc Sagunt. El idea original iba a significar una inversión de 450 millones de euros para producir más de un millón de toneladas de chapa al año, que permitiría a la planta una facturación de 600 millones de euros anuales.

Con estas magnitudes, la instalación iba a convertirse en el mayor centro de producción de España, con el objetivo de cubrir también la demanda de Francia y Portugal. El desplome de la demanda local y de los países vecinos ha llevado a su aplazamiento sine die.

No pudo parar el que iba a ser su proyecto estrella, la Ciudad Ros Casares, que ya para su inauguración, en enero de 2009, se encontró a la economía valenciana hundida en la crisis y el complejo se convertiría pronto en un ciudad fantasma.

En esta situación, a principios de 2010 venció el préstamo otorgado por la CAM para la puesta en marcha del proyecto, pero la empresa lo renegoció hasta aplazarlo a enero de 2012, momento en el que empezó a negociar su venta, con las autoridades del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) al frente de la entidad desde su intervención.

Por otra parte, ya en 2012, la empresa tuvo que dejar una de sus acciones de patrocinio más significativas: el equipo de baloncesto femenino Ciudad Ros Casares, pese a haber ganado esa temporada la Euroliga Femenina, la Liga Femenina española, la Copa de la Reina y la Supercopa de España.