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LOGROÑO(EP/CP). El actor Álex Angulo ha fallecido en la tarde del domingo, tras sufrir un accidente de tráfico, por salida de vía del vehículo que conducía, en el punto kilométrico 114,300, a la altura de la localidad riojana de Fuenmayor, en sentido Logroño-Zaragoza.

Según ha confirmado la Delegación de Gobierno de La Rioja en un comunicado de prensa, el accidente se ha producido alrededor de las 17.30 horas de este domingo y no se ha podido hacer nada por salvar la vida del conocido actor español.

Por su parte, y tras recibir el aviso de varios particulares, desde el Centro de Coordinación SOS RIOJA 112 se han movilizado a los recursos sanitarios del Servicio Riojano de Salud y a los Servicios Funerarios y se ha alertado a su vez a los bomberos del Ayuntamiento de Logroño, Guardia Civil y a la AP-68.

A consecuencia del citado siniestro ha fallecido el actor, natural de Erandio (Vizcaya), el cual ha sido trasladado al Instituto de Medicina Legal.

Conocido intérprete secundario, Angulo se inició en el teatro independiente, formando parte del famoso programa infantil La cometa blanca. Se hizo muy popular gracias al cine y, sobre todo, la televisión, si bien nunca abandonó las tablas. Actor de registro variado, alcanzó una gran notoriedad con Mirindas asesinas (1991), el primer cortometraje de un entonces desconocido Álex de la Iglesia a quien había conocido en el rodaje de Todo por la pasta, de Enrique Urbizu.

Tras esta primera colaboración, Angulo protagonizaría cuatro años después la célebre El día de la bestia, filme con el que consiguió la primera de sus tres nominaciones al Goya (las otras dos, fueron a mejor de actor de reparto por Muertos de risa -1999- y El Gran Vázquez -2010-).

Con todo, la popularidad la alcanzaría principalmente por su aparición en diferentes series de televisión entre las que destacan Periodistas (1998-2002) y Hermanos y detectives (2007-2009), si bien nunca dejó de participar en películas como El cochecito a pedales (2004) de Ramón Barea, que se rodó en la Comunidad Valenciana o El laberinto del fauno (2006) de Guillermo del Toro, entre otras.

Igualmente, se ganó el respeto y el cariño de buena parte de la profesión cinematográfica por su generosidad, que le hizo seguir colaborando con numerosos cortometrajes de jóvenes realizadores como forma de apoyo a los nuevos talentos.