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LIBROS

Recomendación de lectura: La Urna Rota... ¿por la educación viejuna?

ANTONIO CABRALES. 12/07/2014

VALENCIA. El amigo Dani ya nos ha acusado de que este blog se empieza a parecer a Paco Umbral de tanto hablar de libros de amigos. Pero, ¿qué le vamos a hacer si los amigos escriben libros que nos parecen interesantes? En el caso del libro de hoy, La Urna Rota además ni siquiera conozco a los escritores, que son también los editores de otro blog sobre ciencia social avanzada que seguro que siguen la mayoría de nuestros lectores. Y apuesto a que muchos ya han leído el libro, así que en lugar de una recensión haré lo habitual en mis recomendaciones de lectura, usarlos de excusa para hablar de algunas obsesiones personales.

Lo cual inevitablemente me trae a la memoria esa famosa anécdota atribuida al Nobelista Robert Solow: "A Milton Friedman todo le recuerda la oferta monetaria. A mí todo me recuerda el sexo, pero procuro dejarlo fuera de mis artículos." Y a los lectores habituales no les sorprenderá lo que me trae a la memoria La Urna Rota: el problema educativo de nuestro país, y en menor medida, los experimentos y la confianza entre individuos.

Vamos por partes, el libro es interesante porque consigue, de manera sencilla y comprensible para el lego inteligente comprender mejor algunos de los problemas institucionales de España y estudia algunas soluciones. Entre los problemas tenemos los sospechosos habituales: líderes mediocres, sistemas electorales que hacen difícil la emergencia de nuevos líderes y partidos, corrupción. Pero también algunos "nuevos culpables", cual es la escasa propensión de los españoles a organizarse para que su voz y sus intereses sean oídos.

Y es muy acertada la defensa que los autores hacen de los intereses concretos, frente al mítico unicornio del "interés general". La política consiste en parte (y donde está bien organizada, sobre todo) en plasmar estos intereses diversos en medidas concretas, que inevitablemente satisfarán a unos más que a otros, y no sólo en "hacerlo bien". Es decir, la eficiencia es un factor importante, pero una vez estamos en la frontera de posibilidades de la sociedad sigue habiendo muchas alternativas y hay que elegir entre ellas. Es fácil olvidar esto en un entorno ineficiente, pero mejor acordarse antes de llegar allí no sea que acabemos donde no queríamos.

La segunda parte del libro se centra en lo más importante: la solución de los problemas destacados en la primera parte. Como es natural, dada la formación en ciencia política de los autores, una parte de la discusión se centra en si una reforma de nuestras instituciones políticas podría mejorar las cosas. Para no hacer el ridículo, quizá es mejor que les diga que el libro no ofrece una bala de plata. Sintiéndolo mucho, es dudoso que las listas abiertas, o las primarias, o alguna otra receta mágica que se nos vaya ocurriendo. En NeG ya se lo hemos ido advirtiendo (notablemente Jesús, que se ha desgañitado diciendo que las listas abierta NO son la solución de nuestros problemas políticos aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí).

Pero como se podrían esperar nuestros lectores, si me meto en este asunto, del que obviamente no sé nada, es porque tiene algo que ver con la educación. Por si son nuevos en estas páginas, o tienen tan mala memoria como yo, déjenme que les enseñe un gráfico de PISA.



Vale, es del 2009, pero es que aparte de desmemoriado soy perezoso, y por desgracia el del 2012 es IGUAL!!! España en educación no está bien, pero esto es sobre todo porque tenemos un problema de élites. Mientras que el país grande europeo medio tiene alrededor de un 8% de estudiantes en el nivel más elevado de PISA, España apenas supera el 3%. De ahí tienen que salir los médicos, los ingenieros, los abogados de los bufetes de postín y el economista de Penn ocasional.

De entrada hay poca gente buena en el país, como el gráfico hace tristemente patente. Pero un problema que La Urna Rota describe con crudeza es que los sistemas de selección de los partidos en España son además sistemas de selección adversa. Además de tener poca gente brillante los partidos tienen un criterio de selección casi único: LEALTAD. Un sistema medieval, donde el señor feudal se preocupa de que los vasallos pongan todo su capital a disposición de quien manda. Para que cualquier amenaza reciba el pago que merece. Por tanto, nuestros compañeros reformistas están de acuerdo en que posiblemente hay cosas que reformar en el sistema político, pero probablemente es más importante mejorar la calidad intelectual de los combatientes que las reglas del combate.

Otra cosa en la que estamos de acuerdo es que aunque la ideología es importantísima en la toma de decisiones y el "interés general" es el disfraz innoble del que tiene un interés concreto, el conocimiento y los expertos tienen un papel que desempeñar en el mundo político. Por motivos casi egoístas, me ha encantado la discusión sobre la utilidad de los experimentos aleatorizados para el diseño de políticas, de los que hemos hablado con frecuencia en estas páginas (aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí).

Mi opinión, que creo que comparten tanto los autores de La Urna Rota como nuestros lectores, es que una consecuencia de tener líderes mejor seleccionados, es que no tendrían tanto reparo en preguntarse si sus decisiones son razonables o no. Harían experimentos, y preguntarían a los expertos, porque se sentirían suficientemente seguros de sí mismos como para que la negación experimental de una de sus hipótesis no dañara ni su imagen de sí mismos, ni la que sus votantes tuvieran de ellos. Todo el mundo sabría que su cambio de opinión no era más que un síntoma más de su racionalidad Bayesiana.

El día que eso suceda, prometo dejar de torturar a nuestros lectores desde estas páginas. Espero que esto suceda antes de que sea demasiado viejo. Mientras tanto, lean La Urna Rota, no se arrepentirán.

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