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VALENCIA. Él mismo reconoce que no sabe si es un cambio de dirección artística o un hecho coyuntural. El artista valenciano Pablo Noguera ha dado un paso adelante hacia la figuración con su última muestra, Mito de Luto, que marca un nuevo rumbo en su carrera. "No sé si significa esto que vaya a dedicarme a la figuración. Es algo que me gusta pero lo he hecho porque lo necesitaba", comentaba este miércoles.

Mito de Luto se puede contemplar hasta este viernes en la galería Mr. Pink de Valencia (Guillem de Castro, 110) y tiene como eje central el mito de Cipariso. Según relata Ovidio en Las metamorfosis, este joven, amante de Apolo, mató por error un ciervo domesticado con una jabalina que le había regalado el dios. Fue tanto su dolor que Apolo se apiadó de él y para que pudiera llorarlo eternamente lo transformó en ciprés, árbol que se asocia al duelo en la cultura mediterránea y que de hecho está presente en numerosos cementerios.

La exposición como tal nació hace ahora tres años, cuando Noguera participó en una muestra en la Fundación Caja Murcia en 2011. En aquella ocasión presentó El Ciervo de Cipariso, una obra realizada en acrílico negro sobre papel artesano de algodón que preside la actual exposición.

La figurita de ciervo de plomo que ocupa el centro de la obra fue creada por Noguera con su padre cuando el artista era niño. Ahora esa misma pieza, que reencontró por casualidad, ha sido el punto de partida en torno al cual ha creado un conjunto que aglutina cinco piezas escultóricas, un video, dos vídeos en 3D, una tinta japonesa y un acrílico sobre papel.

El artista valenciano no oculta que esta exposición tiene como fin rendir homenaje a la memoria de su padre. Ya superado el dolor por su ausencia, un vez vencido el tiempo del luto, pudo afrontar su recuerdo a través de diferentes formas y materias primas. De hecho en la exposición se pueden contemplar desde las piezas realizadas en plomo hasta otras en las que ha empleado madera, mármol e incluso cera. "Me ha gustado trabajar con los materiales, conseguir que fueran útiles para la idea que quería transmitir, adaptar y emplear cada uno de ellos según lo que quería contar", explica.

Así, en un lateral se puede contemplar una serie de ciervos creados con cera que imitan en cierto modo las famosas filmaciones que realizó Eadweard Muybridge en 1878 y que para muchos son el inicio de la historia del cine. Toda la serie evoca la carrera del ciervo hasta su muerte, alanceado por su amo. Igualmente se puede contemplar una calavera de ciervo con la leyenda de Cipariso escrita sobre ella, que evoca a los cráneos de yak del Tíbet decorados con mantras budistas. Y una gran escultura, en la que se combinan mármol, luz y madera, ocupa un lateral de la sala que preside el cuadro sobre el que se halla el ciervo de plomo que inspiró todo. En la otra esquina, un ciprés, suspendido en el aire, mantenido con un gotero, completa el círculo.

En la sala superior Noguera ha dispuesto un gran vídeo que se filmó durante toda una noche con un timelapse, en el cual un modelo, el Cipariso artístico, sostiene la calavera del ciervo muerto sobre un fondo formado por el grupo de cipreses de Jérica que se salvó del incendio forestal que arrasó hace dos veranos la zona de Andilla. Este vídeo se encuentra a su vez flanqueado por dos pequeños vídeos en 3D: uno en el que se representa a un ciervo corriendo y otro en el que se representa la caída del mismo muerto.

El conjunto evoca a dolor, a la pérdida de ingenuidad, pero sin caer nunca en la cursilería o la obviedad. Los mismos vídeos mantienen el tono justo entre evocación, angustia y emoción. "Había hecho otros vídeos pero no sabía cómo representar el dolor", comenta Noguera. "Ha sido muy difícil mantenerme en el filo y no caer en la cursilería, un reto enorme... Toda la exposición ha sido un parto completo", asegura, "pero era lo que quería hacer", concluye. Y ese deseo honesto de transmitir emoción impregna a cada una de las piezas de esta muestra.