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LA OPINIÓN PUBLICADA

Sicav: escándalos, dimisiones y desafección ciudadana

GUILLERMO LÓPEZ GARCÍA. 29/06/2014

LA OPINIÓN PUBLICADA

Guillermo López García

Profesor titular de Periodismo de la Universitat de València
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VALENCIA. Esta semana hemos vivido un escándalo político de inusitada repercusión, a cuenta del fondo de pensiones suscrito por muchos europarlamentarios en las anteriores legislaturas, gestionado a través de una Sicav de Luxemburgo. La palabra maldita, "Sicav", es culpable, en parte, de la dimensión adquirida por el escándalo, su presencia mediática y sus efectos políticos. Pero, sobre todo, detrás del escándalo se encuentra el actual clima social, caracterizado por el descrédito de los políticos y los partidos tradicionales, el celo inquisitorial con el que se revisan y evalúan todas sus acciones y, muy particularmente, los resultados de las recientes Elecciones Europeas.

La participación de los europarlamentarios es, objetivamente, legal. Las Sicav agrupan las participaciones de cientos de pequeños inversores; el problema es que, en España, este sistema se utiliza a menudo para enmascarar la inversión de un solo inversor "camuflado" por cientos de testaferros. Sí que es un problema, en cambio, que determinados eurodiputados (Willy Meyer) participen en sistemas privados de pensiones pagados con dinero público (del Parlamento Europeo, en este caso), dada su pertenencia a agrupaciones políticas (IU) totalmente posicionadas en contra de este tipo de prácticas.

El fin del mundo tal y como lo conocemos: políticos españoles dimitiendo

Sin embargo, no parece que, si el escándalo hubiera surgido hace unos años, la presión sobre los europarlamentarios habría sido tan grande. Ni que algunos, como es el caso de Willy Meyer, se habrían visto obligados a dimitir. Y no sólo porque el escándalo fue desvelado hace ya cinco años, y pasó sin pena ni gloria en España. También porque en el pasado estas cuestiones eran recibidas por la indiferencia del público y de los medios de comunicación, en el caso de que llegasen a publicarse. En cambio, cuando Infolibre publicó la participación de Miguel Arias Cañete, Elena Valenciano y Willy Meyer en el fondo, la tormenta política se desató desde un principio.

¿Por qué nadie dimitía antes y ahora, sorprendentemente dada la trayectoria anterior, hay políticos que -por las razones que sean- se ven abocados a dimitir? Porque en el pasado la evaluación que se hacía desde los partidos políticos era la siguiente: el coste político de dimitir es mayor que el coste de no dimitir. Los ciudadanos, en la situación de bonanza económica (cada vez más lejana, e irreal) de la que veníamos, en apariencia no tenían demasiado en cuenta la honradez de sus dirigentes políticos, su capacidad para asumir responsabilidades, y seguían votándoles aunque se aferrasen al cargo (de hecho, por eso podían seguir aferrándose al cargo: porque seguían votándoles).

En cambio, la dimisión daba imagen de debilidad, y contribuía poderosamente a comunicar al público la idea de que, si había provocado incluso una dimisión, en España, ... ¡es que el asunto debía ser gravísimo! Con lo que la dimisión no sólo no contribuía a expurgar las culpas del partido político, sino que le generaba más problemas. Si a ello unimos una clase política que cada vez más ha hecho de la política un modo de vida, un trabajo que no pueden permitirse dejar, en lugar de ser un servicio a los ciudadanos, ya tenemos la composición de lugar para entender el lamentable escenario público en el que nos movíamos.

Pero en los últimos años la situación ha cambiado. Y lo ha hecho progresivamente. En primer lugar cambió el foco del público y de los medios, su interés por los asuntos de corrupción. Los medios informan con mucho más énfasis sobre estos temas, y el público no sólo se interesa más por ellos, sino que exige responsabilidades. A continuación vivimos una etapa, que se ha prolongado durante mucho tiempo, de progresiva desafección ciudadana respecto de los políticos, entre otros factores porque éstos se mostraban totalmente insensibles al clamor del público. Daba la sensación de que los políticos españoles nunca asumen responsabilidades; nunca se preocupan por oír lo que tienen que decir los ciudadanos, ni obran en consecuencia; nunca abandonan su cargo, por difícil e impresentable que sea mantenerse en él.

Rosa Díez

Y entonces llegaron las Elecciones Europeas, que hicieron saltar por los aires la idea de que la desafección ciudadana se limitaría a manifestarse mediante la abstención y una erosión "controlada" del bipartidismo de la que se beneficiarían alternativas más o menos previsibles (IU y UPyD); y más concretamente, la idea de que los políticos, en España, podían ignorar sus responsabilidades sin que hubiera consecuencias en las urnas. Por eso, en sólo un mes, llevamos una verdadera oleada de dimisiones y cambios en los partidos (y no sólo en los partidos: recordemos la apresurada abdicación de Juan Carlos I y coronación express de Felipe VI).

Y por ese motivo, tan pronto como surgió el escándalo publicado por Infolibre, estuvo claro que la palabra "Sicav" y la existencia de un fondo privado de pensiones iban a crear problemas a los europarlamentarios españoles. Aunque no a todos por igual, por supuesto. Porque no todos los votantes evaluarán con igual rasero la existencia de dicho fondo de pensiones.

Mismo escándalo, diversas reacciones

Al PP, de hecho, le ha venido muy bien el escándalo. Ha podido desmentir las pretensiones de los políticos del PSOE y de IU, que pretendían ignorar la existencia de dicha Sicav, como si hubiesen sido candorosamente engañados para participar en el fondo. Al PSOE el escándalo le ha afectado más, pero tampoco ha llegado la sangre al río (por ahora, al menos), entre otros factores porque, hablando con sinceridad: ¿cuánta credibilidad les queda por perder a algunos de los europarlamentarios participantes en la Sicav? No mucha.

Joan Calabuig

Aunque sí que ha puesto en un brete al actual líder del PSPV en el Ayuntamiento de Valencia, Joan Calabuig, que no declaró su participación en la Sicav del Parlamento Europeo en la rendición de cuentas pública en el Congreso de los Diputados (como buen profesional de la política, Calabuig ha sido representante de su partido en todos los procesos electorales imaginables).

En cambio, el asunto sí que le ha creado un problema a UPyD, que llevaba en su programa de 2011 la propuesta de eliminar el régimen fiscal especial de las Sicav... Mientras su líder, Rosa Díez, había participado durante años en el fondo de pensiones. Y, como siempre en estos casos, Díez ha explicado que las propuestas que hace su propio partido (como esta, o como la limitación de mandatos, o el requisito de contar con un trabajo fuera de la política) no se le aplican a ella por oscuras razones inexplicadas y, verdaderamente, inexplicables, a menos que aludamos a criterios de liderazgo: aquí mando yo.

Y, finalmente, el "escándalo" de la Sicav del Parlamento Europeo ha sido el catalizador de una auténtica revolución en IU. Primero, por la dimisión del eterno Willy Meyer, claramente producto de la presión de una serie de jóvenes dirigentes de IU que, en cierta medida, han aprovechado la coyuntura para poner de manifiesto su insatisfacción con el rumbo que lleva la coalición. Y, en segundo lugar, por el paso al primer plano del joven diputado Alberto Garzón, que actualmente constituye la principal promesa política de IU, y que a partir de ahora se encargaría de ejercer el liderazgo de facto, aunque Cayo Lara siga siendo el coordinador.

Alberto Garzón junto a Cayo Lara

Los dos acontecimientos vienen estrechamente ligados con la irrupción de Podemos. IU consiguió un buen resultado en las Europeas, pero tampoco excepcional. Podemos congregó buena parte del voto protesta, muchos de cuyos votantes nunca votarían IU, entre otros factores, porque la consideran una opción electoral anquilosada y anticuada, en la forma y en el fondo. Poco atractiva, en resumen. Sobre todo, en comparación con el entusiasmo ciudadano generado desde Podemos y con las explosivas apariciones televisivas de su líder, Pablo Iglesias.

De manera que IU se arriesga a un escenario en el que, tras una larguísima travesía del desierto, por fin parece que una parte importante de los ciudadanos comienzan a acercarse al espacio político y a las propuestas emanadas desde la coalición y, cuando se disponen a votarles... Llega la corriente de entusiasmo ciudadanos de Podemos y el carisma de Pablo Iglesias y se los "roba". Y se los roba, en parte, por la existencia en IU de un liderazgo (Cayo Lara en España; Willy Meyer en Europa; Marga Sanz en la Comunidad Valenciana) que tampoco puede comunicar fácilmente con las inquietudes de muchos de sus votantes potenciales, en parte por una cuestión generacional. Y precisamente contra eso se han rebelado muchos dirigentes jóvenes de IU, mucho más proclives a establecer pactos con Podemos (cuyo núcleo dirigente, a fin de cuentas, también proviene de IU).

#prayfor... Una sorpresa para los alumnos de la Universidad Católica de Valencia

El pasado miércoles se difundió a gran velocidad por las redes sociales (y después en los medios, incluso de ámbito nacional) un videoclip de profesores de la Universidad Católica de Valencia, que interpretaban una canción (del colombiano Juanes) en honor a sus alumnos graduados. Si la anterior frase no le parece suficientemente descriptiva y quiere usted saber por qué el vídeo tuvo tanto éxito, aquí puede verlo.

Como profesor de la Universitat de València, he de aclarar que no tenemos prevista ninguna contramedida en forma de videoclip de nuestro profesorado.

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Guillermo López García

Profesor titular de Periodismo de la Universitat de València
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3 comentarios

Behan escribió
30/06/2014 22:16

El video es un fake, ¿no? Diga que si, por favor, ¡por favor!

Andreu escribió
30/06/2014 20:36

Joer, Guillermín, voy a pensar que eres un secuaz de la casta: después de contarnos como está el patio te marcas un #prayfor y a uno ya se le olvida por qué estaba tan indignado, estupefacto como se queda con la sección coletilla.

Trompeta escribió
30/06/2014 17:08

Cuando los políticos no tienen verguenza tienen que tener miedo al menos, miedo a perder la poltrona, miedo a la carcel.Podemos es su "recuerda que eres mortal"

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