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UN ANÁLISIS DE PUNTILLAS

Ventajas y carencias de las residencias de danza en Valencia

BEGOÑA DONAT. 28/05/2014 Cinco compañías de danza explican las ventajas que supone contar con una residencia de creación para desarrollar sus trabajos y las carencias de esta fórmula en Valencia.

VALENCIA. Después de sondear a una selección de compañías valencianas de danza, hemos llegado a la conclusión de que una residencia de creación ideal sería aquella en la que los anfitriones no sólo se limitasen a ceder el espacio, sino también a invertir medios, tutelar, fomentar la experimentación y garantizar la exhibición del espectáculo resultante. La dinámica en Valencia dista mucho de ese arquetipo. No obstante, hay esperanza en el horizonte con iniciativas como la de Espacio Inestable.

Cienfuegos Danza, Taiat Dansa, Compañía Toni Aparisi, Ananda Dansa y La Coja Dansa han disfrutado o disfrutan de residencias en la provincia. En la mayoría de los casos, nos confían que la fórmula se ha concretado, únicamente, en su aprovechamiento como sede. No son sólo malos tiempos para la lírica, sino también para el baile.

Yoshua Cienfuegos celebra este año el 15 aniversario de su compañía y suma seis de residencias en Ribarroja del Turia y dos en el Espai Rambleta. El balance es positivo en el primer caso y de cierto desencanto en el segundo. Aquellos no sólo les permiten preparar, ensayar y estrenar con caché sus coreografías en el auditorio de la localidad, sino que también cuentan con un espacio en el Ayuntamiento para almacenar materiales. En contraste, en el centro cultural de Valencia, donde inicialmente se les propuso una residencia permanente, tan sólo pueden acceder en ocasiones.

Foto: Cienfuegos Danza

"Contar con una residencia es muy relevante para el crecimiento de una compañía, porque implica tener un lugar donde ubicarse y poder desarrollar el trabajo -reconoce Cienfuegos-. Pero esta modalidad no es la que se practica en Barcelona, Madrid y países como Francia. Sin embargo, es un apoyo y más aún con el estado de precariedad de medios con los que estamos subsistiendo".

Ananda Dansa lleva más de una década de relación con el Gran Teatre Antonio Ferrandis de Paterna. La compañía no recibe aportación económica del consistorio, pero accede al edificio con total libertad y puede disponer de los técnicos municipales. Cada una de sus piezas se estrena allí y es entonces cuando reciben ingresos, aunque no asciendan al caché habitual de una formación que se alzó con el Premio Nacional de Danza en 2006.

Su codirectora, Rosángeles Valls, destaca la función pública prestada por los centros culturales que constan de compañías residentes a diferencia de los teatros que permanecen vacíos gran parte del año. "Existen miles de contenedores culturales infravalorados, únicamente dedicados a la exhibición. Un teatro es una cosa viva y la única manera de que palpite es que los agentes culturales creen y residan allí para revitalizar el espacio", considera la coreógrafa.

OTROS MUNDOS

Valls distingue entre la fórmula española y la modélica francesa. En el país vecino, las residencias se realizan en los llamados centros coreográficos, sufragados al 100 por 100 por las diferentes administraciones públicas. "Allí, no sólo son la sede de la compañía, como ocurre aquí, sino que desarrollan un proyecto artístico", diferencia.

A este respecto, Taiat Dansa conoce la realidad de Berlín y Nueva York. La compañía de Inma García y Meritxell Barberá obtuvieron una residencia en el Festival Tanz im August en la capital alemana e investigaron sus creaciones en los espacios neoyorquinos Baryshnikov Arts Centre y CPR Studio Brooklyn.

En los tres casos destacan la posibilidad de contrastar la reacción del público previamente al estreno. "En esta profesión se tiende a cierto narcisismo artístico, pero hasta que no pones en situación la propuesta no conoces cuál va a ser el feedback de los espectadores. Contar con la respuesta a tu creación de una audiencia formada retroalimenta la experiencia y puede brindarte directrices sobre el contenido y su comprensión", explica Barberá.

La vivencia berlinesa les resultó especialmente gratificante por cuanto recibieron la tutela y el seguimiento del director artístico del festival veraniego. Las bailarinas y coreógrafas pudieron mostrar un work in progress de su pieza Vamos a hacerte bailar: persiguiendo a Patti Smith ante un grupo reducido de asistentes, lo que les permitió limar su trabajo. 

Pero antes de las experiencias allende nuestras fronteras, Taiat Dansa también medraron gracias al apoyo de instituciones públicas valencianas. Los primeros pasos de la formación dejaron su huella en el Centro Cultural de Almussafes, donde estrenaron sus pinitos profesionales. "En las giras te acostumbras a probar otros espacios, pero el primer día es importante, así que resulta fundamental afianzarse en un lugar. Trabajar en un espacio tan grande y armonioso como el de un teatro, sabiendo que es donde vas a estrenar, quita mucho miedo", recuerda Barberá.

La pareja de creadoras también contó con una residencia en el extinto Centro Coreográfico de Burjassot, donde desarrollaron Memoria azul, y en el estudio 7 del Edificio Rialto, espacio que Teatres de la Generalitat suele ceder, pero en el que, según los coreógrafos consultados, no existe una política clara de residencias en la actualidad. Los responsables de Teatres no han dado una opinión al respecto a ValenciaPlaza.com.

Toni Aparisi disfrutó de las instalaciones del Centro Coreográfico en el pasado. El creador, Premio Max al Mejor Bailarín en 2007, lamenta su desaparición y considera que las condiciones de una residencia dependen mucho de los gestores de los centros. "A lo largo de España y de Europa se notan las personas interesadas en los procesos de las artes escénicas, hay funcionarios que se limitan a cumplir su horario y gente que te hace la vida fácil, te plantea alternativas y soluciones".

En la actualidad, el bailarín se siente "afortunado" por poder implantar directamente las  creaciones de su compañía homónima sobre el escenario de la Sala Russafa, donde posteriormente realiza los estrenos de sus espectáculos. El último fue Oblig-acciones

GRANEROS DONDE BAILAR

La compañía La Coja Dansa tiene a la vista dos residencias, una en Graner, de Barcelona, y otra en el Espacio Inestable de Valencia. El proyecto que les ha brindado la plaza en la ciudad condal lleva por título Quemarse y chillar. Según explica su director, Santi de la Fuente, la residencia en Barcelona les permite disponer de las instalaciones de este centro de creación del cuerpo y el movimiento, contar con un seguimiento y empuje a la distribución. "Esta experiencia nos permite la inmersión de la mano de organismos, centros e instituciones muy potentes, conectado con redes europeas".

La Coja Dansa y la compañía Teatro Inestable

La convocatoria puesta en marcha por el Espacio Inestable se hará efectiva en 2015 y recibe el nombre de Graneros de creación. El proyecto tiene diferentes espacios de residencia: Espacio Inestable, A contar mentiras, Tutú de la abuela y El vincle. Como puntualizan desde el teatro de La Xerea, "de un modelo de exhibición pasamos a trabajar con un modelo de granero de creación, cuyo motor será el creador, la creación, el proceso; y su objetivo, protegerlo para confrontarlo en las mejores condiciones con los espectadores, con los creadores, con la sociedad, y con él mismo".

La iniciativa de nuevo cuño presentará una programación anual en 2015 confeccionada en su mayor parte a partir de las obras de los residentes. La convocatoria se hace extensiva a creadores de teatro, danza, circo, performance y "otros contaminantes". Y sus ambiciosas aspiraciones pasan por "construir desde otro modelo distinto al de la exhibición, que está basado en cuotas y números", posibilitar el intercambio artístico y de formas de trabajo entre los residentes, dotar de financiación a compañías y creadores profesionales con el apoyo de las instituciones Culturarts e Inaem y poner en marcha un plan de actividades paralelo a la residencia, con puertas abiertas, talleres, tutorías...

Santi concreta que la dotación económica establecida en este proyecto piloto funcionará como ayuda a la producción previa. Sin embargo, "la voluntad de Inestable no es sólo ofrecer un dinero o un espacio, sino crear un tejido más fuerte, una relación más íntima con el teatro. Así, la sala deja de ser sólo un lugar donde la gente baila, actúa y se marcha, sino que se establece un vínculo intenso entre los agentes implicados, y la posibilidad real de contaminarse con el trabajo de otra compañía".

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