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'LA PANTALLA GLOBAL'

Secretos inconfesables: actores y directores de cine con pasado porno

EDUARDO GUILLOT. 27/05/2014 Jon Hamm ('Mad Men') declaró recientemente que había trabajado en la industria del cine X. No es la única cara conocida del cine que lo ha hecho.

VALENCIA. La noticia saltaba a los medios hace unas semanas y corría como la pólvora: Jon Hamm, el actor que encarna al deseado Don Draper en la exitosa serie Mad Men, confesó a la revista Vanity Fair que en sus comienzos había trabajado en la industria del cine para adultos. En realidad, fue asistente de vestuario en varias producciones softcore (películas de contenido erótico, aunque sin presencia de acción sexual real), pero la noticia estaba redactada de tal manera que daba la sensación de que Hamm podía haber sido el sucesor de Rocco Siffredi. Es lo que tiene el periodismo digital hoy en día: Todo por los clicks. Viralizar a cualquier precio. Aunque el titular induzca a engaño.


Tampoco era para rasgarse las vestiduras. El de Hamm no sería el primer caso de actor con pasado inconfesable, aunque no todos lo asumen con el mismo talante. El próximo 4 de julio, por ejemplo, se estrena Open Windows, la nueva película de Nacho Vigalondo, que cuenta como principal protagonista femenina con Sasha Grey, actriz californiana a la que el lector recordará por su papel en The Girlfriend Experience (Steven Soderbergh, 2009), y que también ha participado en el film de terror Hallows (Richard O'Sullivan, 2010), pero que entre 2006 y 2009 protagonizó más de ciento cincuenta películas hardcore, convirtiéndose en una gran estrella del cine X.

EL DIFÍCIL TRÁNSITO HACIA EL CINE CONVENCIONAL

Sasha Grey no es una excepción a la regla. Son muchas las actrices (frente al escaso número de actores) que, tras una notoria carrera en el porno, han tratado de hacerse un hueco en el cine convencional. Eso sí: pocas lo han conseguido. El pasado hardcore todavía pesa mucho en una industria tremendamente puritana, como bien sabe Margo Stilley, la joven actriz que aceptó el arriesgado papel protagonista de 9 Songs (Michael Winterbottom, 2004), donde se le exigían escenas de sexo explícito, y que desde entonces apenas ha vuelto a recibir ofertas de trabajo. 


Como Sasha Grey, la gaditana Candela del Río también anunció en 1998 que abandonaba el porno. En pocos años, se había hecho un nombre dentro del género en España, participando en películas como Gorex (Ángel Mora, 1997) o El Potro se desboca (Justo Pastor, 1997), donde tuvo que lidiar con el exboxeador Poli Díaz. En una entrevista, contaba cómo se había iniciado en el cine para adultos: "Me casé y me fui a vivir a Barcelona, pero después me separé y me trasladé al piso de una amiga a la que cuidaba los niños. Su marido es periodista y conoce a mucha gente del mundillo. Un día invitó a tomar un café a un director de cine, José Antonio de la Loma, que le comentó que tenía en proyecto hacer su primera película porno. Creyó que yo era modelo y no se atrevió a ofrecerme un papel, pero me lo terminó planteando y no me lo pensé dos veces, porque a mí el mundo del cine siempre me ha atraído mucho".

Aunque según otras fuentes se introdujo en el porno enviando por cuenta propia una cinta amateur a una distribuidora del sector, la ingenuidad de Candela es evidente. Hacer porno no es entrar en "el mundo del cine", y a menudo es absolutamente imposible desembarazarse del estigma. De hecho, la propia actriz anunciaba en la misma conversación su participación en una serie televisiva para Canal Satélite de la que (como de ella misma) nunca más se supo. 



A la espera de ver hasta dónde llega la ambiciosa Sasha Grey, que no solo ha trabajado con dos cineastas reconocidos (Soderbergh y Vigalondo), sino que además ha publicado también su primera novela ('La sociedad Juliette'), Traci Lords sigue siendo la actriz que logró dar el paso con mayor fortuna. Su historia es un clásico en el mundo del porno: Rodó un centenar de películas siendo menor, gracias a un documento de identidad falso, y cuando cumplió la mayoría de edad, convertida ya en una estrella, produjo ella misma un último film, Traci, I Love You (Jean Charles, 1987), que a la postre sería su único título disponible, ya que los anteriores fueron declarados ilegales por haber sido protagonizados por una menor. El escándalo en el mundo del porno fue mayúsculo, pero ella lo dejó atrás y comenzó a buscar trabajo en cintas comerciales.

 

Tras protagonizar una serie B de ciencia ficción titulada Vampiro del espacio (Not Of This Earth, Jim Wynorski, 1988) y colarse en el extravagante reparto de Cry-Baby (John Waters, 1990), parecía que iba a conseguirlo, y lo cierto es que no ha parado de trabajar desde entonces, pero casi siempre en cintas de bajo presupuesto o productos (series, telefilms) destinados a la pequeña pantalla. Convertida en figura de culto, grabó un álbum de música techno ('1000 Fires', 1995), colaboró en discos de Ramones y Manic Street Preachers y hasta llegó a ironizar sobre su pasado participando en ¿Hacemos una porno? (Zack and Miri Make a Porno, Kevin Smith, 2008).



Un caso parecido fue el de la alemana Sibel Kekilli, que llevaba tres años en el porno cuando Fatih Akin la escogió para protagonizar Contra la pared (Gegen die wand, 2004). La película ganó el Oso de Oro en Berlín y le abrió las puertas del cine mainstream. Desde 2011 es también una de las protagonistas de la serie Juego de Tronos. Quizá no sea casual que se trate de una actriz europea, porque las demás estadounidenses que lo intentaron no tuvieron tanta suerte. La mayoría, se ha tenido que conformar con breves cameos en producciones convencionales, y muchas de ellas han continuado en el porno. Como Jeanna Fine, a quien se puede ver fugazmente en Los elegidos (The Boondock Saints, Troy Duffy, 1999), o Jenna Jameson, que se asomó por la divertida Zombie Strippers (Jay Lee, 2008).



Mención aparte merece Ron Jeremy, uno de los más longevos actores porno (nació en 1953 y su primera película data de 1977), con más de mil quinientos títulos en su haber y convertido en un auténtico mito. Ajeno a los cánones de belleza masculina que triunfan en el género, cuenta con un estupendo documental, titulado Porn Star: La leyenda de Ron Jeremy (Porn Star: The Legend of Ron Jeremy, Scott J. Gill, 2001), y trabajó como consultor especial en Nueve semanas y media (Nine 1/2 Weeks, Adrian Lyne, 1986) o Boogie Nights (Paul Thomas Anderson, 1997). Nunca ha aspirado a mantener una carrera fuera del cine X, pero es requerido constantemente para hacer breves apariciones en todo tipo de producciones: fue extra en Los Cazafantasmas (Ghost Busters, Ivan Reitman, 1984), hizo cameos en Killing Zoe (Roger Avary, 1993), Cero en conducta (Detroit Rock City, Adam Rifkin, 1999) o Studio 54 (54, Mark Christopher, 1998), era el alcalde de la ciudad en El Vengador Tóxico 4 (Citizen Toxie: The Toxic Avenger IV, Lloyd Kaufman, 2000)...



En lo que respecta a aquellos que participaron en alguna ocasión en películas eróticas, la lista es amplia, e incluye a la taiwanesa Qi Shu, con un largo historial en el softcore previo a su lanzamiento internacional de la mano de Jason Statham y Transporter (Cory Yuen, 2002). También Cameron Diaz hizo una película amateur de sadomasoquismo bondage antes de La máscara (The Mask, Chuck Russell,1994), sin olvidar los escarceos de Madonna en Un cierto sacrificio (A Certain Sacrifice, Stephen Jon Lewicki, 1985) o el debut subidillo de tono de Sylvester Stallone, en The Italian Stallion (The Party At Kitty And Stud's, Morton Lewis, 1970). Quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra.

DETRÁS DE LA CÁMARA

También algunos directores de fama mundial empezaron poniendo su cámara al servicio de historias de corte erótico y pornográfico. Como dice la pornostar Andrea True en el imprescindible documental Dentro de Garganta Profunda (Inside Deep Throat, Randy Barbato y Fenton Bailey, 2005), "podías ganarte la vida como director haciendo estas películas, y unos cuantos terminaron siendo directores repetados en Hollywood fuera de la industria del porno". En la misma cinta, el cineasta Wes Craven, conocido por películas renovadoras del género de terror como Pesadilla en Elm Street (A Nightmare on Elm Street, 1984) o Scream; Vigila quién llama (Scream, 1996), afirma: "Bueno, era una forma de introducirte en la industria. Primero trabajabas en el porno. Yo lo hice. No diré los títulos, pero allí estaba".



Fueron muchos quienes se iniciaron en el porno o rodando películas eróticas denominadas nudies. Y mientras Craven prefiere mantener el anonimato, otros no han tenido tantos remilgos. Por ejemplo, Francis Ford Coppola, que realizó el corto The Peeper (1960), del que luego usaría material en Tonight for Sure (1962), un extraño western ambientado en una colonia nudista. O Barry Sonnenfeld, el director de fotografía que se inició profesionalmente de la mano de los hermanos Coen y terminó dirigiendo La Familia Addams (The Addams Family, 1991) o Men in Black (1997), pero que cuando compró su primera cámara a medias con un amigo tuvo la feliz idea de pagarla rodando nueve películas porno amateurs en nueve días.

En España, el caso más notorio es el de Jaime Chávarri. En 1988, cuando ya había obtenido éxito con títulos como Bearn o la sala de las muñecas (1983) y Las bicicletas son para el verano (1984), no tuvo problema alguno en rodar (y firmar con su nombre, sin usar seudónimo), un porno sadomasoquista titulado Regalo de cumpleaños (1988), en el que un fuet adquiría inusitado protagonismo. También José Antonio de la Loma Jr., hijo del veterano realizador del mismo nombre (autor de Perros callejeros y otros títulos clásicos del cine quinqui), se aventuró en el cine X con títulos como Tifani's: El placer de la venganza y Viciosas por vocación, ambos de 1996, protagonizados por Candela del Río y firmados con el original seudónimo de J. A. Hill Jr. Sin olvidar, por supuesto, a francotiradores como Jesús Franco o Carlos Aured, titanes del bajo presupuesto que combinaban el porno con el terror, el thriller de garrafón o cualquier género de moda.



Como en el caso de las actrices, también ha habido algún director capaz de dejar atrás el porno e introducirse en el cine mainstream. Gregory Dark revolucionó el cine X en los ochenta con películas como New Wave Hookers o varias secuelas del clásico El diablo en la señorita Jones (Gerard Damiano, 1973). Su personal sentido estético y su capacidad visual le condujeron a finales de los noventa al ámbito del videoclip (suyo es el de "My Prerogative", de Britney Spears), después dio el salto a la televisión (la serie Oz, 1997-2003) y finalmente debutó en el cine de terror con Los ojos del mal (See No Evil, 2006). Su último trabajo ha sido la comedia Little Fish, Strange Pond (2009), con Zach Galifianakis. Pese a haber realizado casi medio centenar de películas X, el porno ya solo es para él un recuerdo del pasado.

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