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Los pasos del desembarco de Eduardo Zaplana (según sus enemigos)

X. AGUAR. 10/05/2014

En una semana, el expresidente ha alabado a Vidal Quadras, a Fabra, y ha señalado a Camps como culpable de los males del actual Consell

VALENCIA. La alargada sombra del expresidente de la Generalitat Eduardo Zaplana sigue proyectándose sobre la Comunitat Valenciana. El carismático exministro ha exhibido durante años su capacidad de remover los cimientos políticos valencianos a base de pequeños chispazos aunque, en la última semana, sus palabras han cortocircuitado a más de un dirigente del Partido Popular.

En el Club Siglo XXI regaló una oda a Alejo Vidal Quadras, exdirigente del PP y ahora cabeza de lista por Vox. En Alicante, días después, defendió a capa y espada la gestión del presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, dada la "herencia endiablada recibida" de Francisco Camps. Más de uno se tiró de los pelos al escuchar o leer sus declaraciones.

En general, las tres direcciones provinciales del PP desconfían del expresidente, aunque los políticos que expresan mayor rechazo por la buena relación que mantiene con Fabra, son los responsables del partido en Alicante que sostuvieron fuertes contiendas en el pasado con dirigentes zaplanistas y/o los que guardan buena amistad con Francisco Camps.

De hecho, fuentes 'populares', la mayoría alicantinas, creen que las apariciones y manifestaciones de Zaplana obedecen a una calculada hoja de ruta y no a declaraciones casuales derivadas de la especial comodidad con la que transita ahora el exministro por la Comunitat Valenciana. Algunos todavía van más allá, y consideran que existe una estrategia coordinada para el regreso del llamado 'zaplanismo'.

ESTÁ PASANDO: SEIS PASOS DEL DESEMBARCO

-Influencia en un presidente de la Generalitat discutido y sin respaldos claros. Un sector del partido considera que la labor de Serafín Castellano, secretario general del PPCV, es una avanzadilla con la misión de generar un espacio a los dirigentes que fueron arrinconados en la etapa de liderazgo de Camps. La habilidad del conseller de Justicia para colocarse en la 'pole' y ser nombrado número dos del partido fue clave para comenzar las operaciones. Esto ha contribuido a estrechar la relación entre Zaplana y Fabra.

Serafín Castellano y José Císcar

-Colocación o mantenimiento de peones estratégicos en el PPCV y puestos de relevancia. Primero fue Castellano, pero en el mismo congreso del partido ya logró situar a otras piezas de su entorno en el organigrama. Miguel Ortiz como vicesecretario de Política Territorial, Macarena Montesinos, Máximo Caturla, Verónica Marcos y Asunción Quinzá, entre otros, fueron varios de los dirigentes que se integraron en la dirección regional. De la misma manera, también se pobló de dirigentes afines a Castellano y Zaplana el equipo de campaña electoral a excepción del coordinador de la misma, Alejandro Font de Mora. Que José Joaquín Ripoll, ex presidente provincial del partido y muy próximo a Zaplana años atrás, se mantenga como presidente de la Autoridad Portuaria de Alicante pese a estar imputado, también es considerado una concesión por parte del Fabra al exministro. De la misma manera, las citadas fuentes también consideran que existe una protección especial a Mónica Lorente y Pepa Ferrando, referentes afines en Orihuela e imputadas en distintos casos.

-Posicionamiento territorial. Este control de la dirección regional del partido debe trasladarse en una creciente implantación provincial y comarcal. Este es uno de los pasos más difíciles para Castellano, puesto que en Castellón carece de implantación y en Valencia, tras la celebración de congresos comarcales y locales el pasado año, quedó claro que la hegemonía es del presidente provincial Alfonso Rus. En Alicante tampoco ha podido conseguir terreno por el momento.

-Socavar al vicepresidente José Císcar. Esta provincia es el hábitat tradicional del zaplanismo y el objetivo principal parece dirigrse a cuestionar la fortaleza del líder provincial. Las tensiones puntuales entre Serafín Castellano y José Císcar se ha traducido en un estado de vigilancia permanente entre ambos dirigentes. Fuentes 'populares' creen que precisamente una de las misiones del secretario general del PPCV es contrarrestar el poder del vicepresidente. De hecho, no son pocos los que ven en la creciente buena relación entre Serafín Castellano y la alcaldesa de Elche, Mercedes Alonso, una vía para ejercer contrapeso a Císcar.

-Influencia en las listas autonómicas. La composición de las candidaturas, habitualmente agitada, será especialmente tensa de cara a las elecciones de 2015. En anteriores legislaturas, el PPCV contaba con gobernar por lo que si un dirigente no entraba en Les Corts, había probabilidades de ser llamado para ocupar algún otro cargo de relevancia. Sin embargo, si se mantienen las previsiones actuales, los 'populares' quedarían fuera del Gobierno, lo que obliga a estar en un puesto de salida en la lista para conseguir escaño en Les Corts Valencianes y no quedarse con las manos vacías. Diferentes fuentes del PP vaticinan que Castellano jugará "muy fuerte" para tratar de situar al máximo posible de afines en la cámara y, de esta manera, controlar el grupo parlamentario; algo que resultaría muy valioso si Fabra no consigue revalidar la jefatura del Consell. De la misma manera, se buscará situar candidatos municipales próximos a Castellano en las plazas que sea posible.

-Buena posición si Fabra es relevado. En una hipotética situación de derrota, la continuidad de Fabra sería improbable. En ese escenario, y de haber logrado cumplir los anteriores pasos con éxito, un buen número de dirigentes próximos a Castellano y a Zaplana, estarían en posiciones más o menos defendibles desde las que podrían influir en la sucesión. De vencer Fabra en los comicios, el camino para ambos quedaría allanado si prosigue la buena relación que hasta ahora les ha unido.

En definitiva, unos argumentos que manejan los sectores del PPCV más críticos con Eduardo Zaplana pero que, sin embargo, no parecen descabellados dados los diferentes movimientos que vienen produciéndose en esta legislatura por parte del expresidente y de los que fueran sus estrechos colaboradores. Una toma de posiciones que se antoja tal vez demasiado coordinada para deberse simplemente a las maniobras por la mera supervivencia política de unos dirigentes desplazados en la etapa de Francisco Camps.

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