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ARTES ESCÉNICAS

Pasión por el teatro: una Semana Santa alternativa

BEGOÑA DONAT. 16/04/2014 Llega la festividad litúrgica de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús de Nazaret y analizamos cuatro obras que revisan de manera crítica la confesión cristiana

VALENCIA. Contrariamente a la costumbre televisiva, ahíta de contenidos religiosos en coincidencia con la Semana Santa, el teatro nunca ha sido un campo abonado para la Pasión. Y, sin embargo, este año, coinciden cuatro montajes en cartel con trasfondo místico. Eso sí, nada convencionales.

Esta Semana Santa Dios se va de gira por pequeños bares de Valencia, se viste de rockero irredento, dialoga entre pucheros y se baja de la cruz.

La llamada ya visitó La Rambleta este pasado mes de marzo. El musical, un cruce entre Disney y la escena más underground, escenifica la conversión a la fe de una adolescente interna en un campamento cristiano de verano a la que se le aparece un Dios fan de Whitney Houston con el estilo y la actitud de Johnny Cash.

Más allá del trasunto rockero del Señor, del contoneo asociado al electro latino y de ciertos coqueteos lésbicos, la obra no es como para que las autoridades eclesiásticas se rasguen las vestiduras. No por casualidad, la protagonista, Macarena García, y el coguionista y director del híbrido, Javier Ambrossi, cursaron estudios en un colegio del Opus, así que, dentro de la transgresión, provocan un incendio controlado.

Así matizaba el resultado Ambrossi a TVE, "Nuestro tipo de humor es algo que es muy, muy, muy bonito, casi como romántico, una cosa como muy pastel, pero que a la vez es como muy ridícula. Queríamos que fuera escándalo y que no lo fuera".

YO TENÍA FE CUANDO COMENCÉ

También en formato musical, pero intimista, es la propuesta del Dúo Caifás, formado por Antonio José Iglesias y Gilbertástico. Con la presente, será la tercera ocasión en la que  acometen su propuesta de salón de la ópera rock Jesucristo Superstar en la versión interpretada por Camilo Sesto y Ángela Carrasco. Los fieles se cuentan a decenas en cada barrio al que arriba el Gira Crucis de la pareja.

"Congregamos a un grupo bastante pintoresco, gente de todas las edades y gustos, y que milite donde milite y escuche lo que escuche tiene ahí a Jesucristo Superstar. Es algo similar a lo que sucede con Franco Battiato, que se venera independientemente y en paralelo a los gustos de la tribu a la que se pertenezca", destaca Iglesias.

La peregrinación arranca este jueves en Ruzafa, en concreto en Record Shop (calle Sevilla, 31), el viernes entonarán sus cánticos rock en la zona de Juan Llorens, en La Llimera, (calle Pérez Escrich, 13), y el sábado hacen doblete en Benimaclet, primero en La ola fresca (calle Músico Magenti, 11), con una merienda divina de hot cross buns, unos panecillos especiados que los protestantes prohibieron en Inglaterra por la cruz que lucen en su parte superior, y bloody maries, y a continuación en el Tulsa Café (calle Juan Giner, 11).

"Hay un punto de transgresión porque la música le quita solemnidad a la cuestión religiosa. No se trata de una falta de respeto, pero sí de restarle épica y pretenciosidad a la muerte de Jesús. Además, somos dos personas interpretando a varios personajes, lo que le da un toque humorístico. En nuestras experiencias anteriores ha habido más risas que llantos", subraya Antonio, quien también forma parte del dueto cósmico madrileño Dwomo.

Lo cierto es que el musical de culto compuesto por Andrew Lloyd Webber, tuvo sus contratiempos durante su estreno a finales de 1971 en Broadway. A la puerta del Mark Hellinger Theatre se manifestaron varios grupos religiosos y la comunidad judía expresó su resquemor ante la presencia de tres personajes hebreos en el papel de villanos, Herodes, Caifás y Anás.

El autor del libreto en el que se relatan los últimos siete días de Jesucristo, Tim Rice, se excusó de las críticas de blasfemo afirmando que él veía a Cristo como un simple hombre.

SACRILEGIO MILENARIO

En esa misma línea concibió Eduardo Velasco su auto revolucionario El profeta loco, programado del 11 al 20 de abril en el Teatro Galileo de Madrid y con visos de recalar en Valencia. En este monólogo, la figura de Jesús se entrecruza con la de un profesor llamado Manuel en una reflexión sobre la humanidad del mito. "¿No es acaso un sacrilegio lo que la Iglesia está haciendo con la figura de Jesús desde hace 2014 años? Si ellos cometen sacrilegio con su verdadero mensaje inicial de solidaridad con la pobreza y la exclusión, por qué no puedo contar yo mi verdad sobre su falsa Semana Santa", afirma con dureza el actor nacido en Santa Coloma de Gramanet.

El montaje vivió un preestreno en la Iglesia de San Carlos Borromeo, la llamada iglesia roja de Vallecas, que a instancia de Rouco Varela dejó de funcionar como parroquia para convertirse en un centro de ayuda a los marginados. La razón es que el actor afincado en Andalucía ha rendido homenaje con este montaje al cura del pueblecito de la Sierra Sur de Sevilla, Los Corrales, Diamantino García Acosta, conocido como el cura de los pobres. "Me tuteló en mi adolescencia en la conciencia social, ideológica y política. La lástima es que los curas rojos que aparecieron en Sevilla a finales de los sesenta y gente como Javier Baeza son los rara avis de lglesia".

Su otro referente es la sátira rodada por Sidney Lumet en 1976, Network. En concreto, la escena en la que Peter Finch, un presentador de informativos en un canal estadounidense que empieza a dar las noticias con la siguiente introducción: "No tengo que decirles que las cosas están mal, porque todo el mundo lo sabe. Hay crisis, mucha gente está sin empleo o con miedo de perder el que tienen", y concluye con una llamada a los espectadores a la irritación y a abrir las ventanas de sus casas y bramar: "Estoy más que harto y no quiero seguir soportándolo".

De ahí que la obra sea una invitación a la revolución, "a salir a las calles y gritar basta ya", redunda el actor, conocido por su papel mediático en El internado. Su intención última es "meterle sangre en las venas a esa figura de madera, a ese icono, a ese merchandising que ha creado la Iglesia para volver a rescatar su mensaje original y lanzarlo a la calle".

TUNDA A LA INQUISICIÓN

Si Velasco reivindica a Jesús de Nazaret, Clara Sanchis hace lo propio con una monja desobediente que pasó a la Historia bajo el sobrenombre de Santa Teresa de Jesús. La lengua en pedazos es la primera obra dirigida por el dramaturgo Juan Mayorga. Se estrenó el año pasado y tras el éxito y las buenas críticas recogidas, repite temporada en el Teatro Fernán Gómez de Madrid del 9 de abril al 4 de mayo.

"La obra se sitúa en la primera fundación de Teresa, cuando se rebela contra la iglesia oficial con un puñado de monjas, y funda el Convento de San José. Nuestra historia transcurre una noche en la que un misterioso personaje, el Inquisidor que interpreta Pedro Miguel Martínez, irrumpe en la cocina del convento. Es un combate dialéctico y un encuentro emocionante entre dos personajes profundamente humanos, llenos de dudas y de pasión", relata la hija de los valencianos José Sanchis Sinisterra y Magüi Mira.

La pieza reivindica a Santa Teresa como un referente de la libertad de la mujer. De hecho, durante el proceso de preparación para el papel, Clara Sanchis ha pensado mucho en Virginia Wolf. En concreto, en su obra Una habitación propia, ensayo que reunía dos conferencias impartidas por la autora en las que reclamaba la inclusión del género femenino en una cultura eminentemente patriarcal.

"Las mujeres, hasta hace poco, no teníamos nada, me parece importante recordarlo. Pero Teresa logró tomar sus propias decisiones".

Tras bucear en los escritos de la Santa, su intérprete ha llegado a la conclusión de que era valiente, sensible e inteligente. "La mezcla de esas tres cosas hacía que fuera una bomba de relojería. Era una mujer capaz de rebelarse, de luchar hasta el final por sus ideas. Y creo que tenía un profundo sentido de la justicia. Pero, sobre todo, fue una gran escritora. Quizás buscaba, a través de las palabras, su lugar en el mundo".

El proceso de creación de la obra se realizó en complicidad con los actores protagonistas. Así lo confiaba Mayorga: "En diálogo con ambos, a pie de ensayo, he escrito y reescrito esta pieza".

No por casualidad, la compañía que fraguó La lengua en pedazos lleva por nombre La loca de la casa, que es como Teresa llamaba a la imaginación.

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1 comentario

Daniel Albaladejo escribió
17/04/2014 11:02

Con respecto a La Lengua en Pedazos repuesta en Madrid en el Teatro Fernán Gómez, la interpretación del Inquisidor corre a cargo de Daniel Albaladejo, que sustituyó a Pedro Miguel Martínez hace ya unos meses. Gracias.

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