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OPINIÓN

La responsabilidad de la indigencia económica del VCF

JOAQUIM CLEMENTE . 01/04/2014 "Cuando se ha planteado un proceso ordenado y con garantías, al uso de las grandes operaciones corporativas se ha roto el tópico de que el Valencia no le interesaba a nadie"



VALENCIA. Aunque será necesario esperar para saber detalles de las ofertas que se han presentado para comprar el Valencia CF, el hecho de que siete grupos inversores con solvencia contrastada hayan presentado su candidatura tiene una primera lectura que debería hacer reflexionar al valencianismo.

Durante años el Valencia CF se ha arrastrado económicamente hablando, con una deuda descomunal, imposible de devolver tras el estallido del cuento de la lechera montado alrededor del pelotazo inmobiliario. Se hizo evidente entonces que el club iba a necesitar una inyección de dinero con el que afrontar un futuro oscuro. Sin embargo, las pocas ocasiones en que se planteó esta posibilidad solo aparecieron fantasmas cuya credibilidad y solvencia era mentira.

Ha tenido que llegar un dead line -el final de las refinanciaciones sin fin de la deuda por parte primero de Bancaja y después de Bankia- para que algo haya cambiado en el club. Más. Solo cuando se ha planteado un proceso ordenado y con garantías, al uso de las grandes operaciones corporativas de compra-venta de empresas, se ha roto el tópico de que el Valencia no le interesaba a nadie.

Aunque al final de las siete ofertas que se han presentado solo queden la mitad, lo cierto es que cuando se ha puesto en macha un proceso serio liderado por una consultora internacional que se ha puesto en serio a buscar compradores sí han aparecido interesados en el Valencia CF.

¿Qué hubiera pasado si este proceso se hubiera iniciado antes? No es una pregunta menor. Más allá del sentimiento del valencianismo esgrimido para no dejar a la entidad de Mestalla en manos ajenas, el hecho de que el club haya tenido que vender a sus principales activos -llámese Silva, Villa o Mata- para sobrevivir económicamente ha acabado afectando a lo que debe ser su actividad principal: competir deportivamente.

Por no se sabe qué intereses personales o ocultos al Valencia CF se le ha mantenido en una indigencia económica durante años. Ya fuera Vicente Soriano, Manuel Llorente o el propio Amadeo Salvo (Juan Bautista Soler es el causante de la situación que ahora vive el club), todos han intentado evitar un proceso de venta (o promover uno absurdo en el caso de Soriano) alegando mil razones que hoy se antojan ridículas.

Es más, resulta chocante que dos de los presidentes mencionados, Llorente y Salvo, estén supuestamente detrás de algunas de las ofertas. Cabe preguntarse la razón por la cual no trajeron a estos inversores antes.

Si este proceso acaba como debe, el Valencia CF recibirá la inyección económica que necesita. Es cierto que tendrá un nuevo dueño, al perder la Fundación Valencia CF las acciones que ahora controla. Pero aunque el propietario sea un fondo de inversión o un magnate, el Valencia CF siempre será de sus aficionados. Porque son ellos los que le dan sentido a su existencia.

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