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EL LENGUAJE DEL CINE

Non-Stop
Hollywood se ríe del crowdfunding

MANUEL DE LA FUENTE. 21/03/2014

VALENCIA. Vivimos en un mundo hipster. Lo moderno megafashion-osea inunda cada rincón de la cultura porque lo que mola es que estemos todos conectados. Ésa es la aspiración de cualquier adolescente treintañero, estar a la última, abanderar todas las tendencias y repetir en plan loro toda la cultura recomendada por medios underground como Babelia o Rolling Stone. Todo aquello que tenga más de un mes de antigüedad está desfasado, está fuera de ese canon de estupidez que venden las novelas megaprofundas de Javier Cercas y Agustín Fernández Mallo. Cuando se publiquen estas líneas, True Detective habrá pasado de moda, House of Cards será una antigualla y The Wire... ¿quién es el viejo carrozón que aún se acuerda de The Wire?

Lo hipster no es sólo un modo de vida desmovilizador y analfabeto sino también perverso. Antes, existía la precariedad laboral cuando el empresario (emprendedor en jerga moderna) explotaba al trabajador (profesional). Llegó la moda hipster y bautizó el fenómeno como "mileurismo". Es una etiqueta actual, transgresora, muy del siglo XXII. Lo mismo sucede con el crowdfunding, esa etiqueta perversa que trata de presentar como guay y positivo el desmantelamiento de la industria cultural. Porque lo importante no es si tienes algo que decir, sino que tengas un canal para decirlo: lo importante es estar conectado. ¿No tienes dinero pero tienes mucho mundo interior? Pues recurre al crowdfunding. ¿Qué tienes dinero pero prefieres ir de víctima y que los demás paguen tus genialidades mientras tú lloras y maldices a la industria? La solución es la misma: crowdfunding.

La filosofía de banalización kitsch que propone la ola hipster se resume rápidamente: si las cosas van mal, no te quejes, emprende. El hecho es que el gobierno español de derechas busca, por activa y por pasiva, la eliminación de la cultura porque le resulta incómoda. No le gusta a nuestros políticos que haya cineastas, escritores y estudiantes que protesten y se manifiesten.

La respuesta que se está articulando ante este exterminio del tejido industrial es la generalización de una medida que debería ser excepcional, como es la financiación desarticulada, precaria y carente de continuidad como es el crowdfunding. Que está muy bien que uno quiera hacer un disco o una película y recurra a la financiación que le dé la gana, pero presentar eso como la nueva apuesta de jóvenes creadores que luchan contra la industria es un sinsentido. Peor aún, es hacerle el juego a ese poder que seguirá adelante cargándose la cultura.

El gobierno del Partido Popular pregona una idea contradictoria: hay que seguir el modelo norteamericano, porque Estados Unidos es el mejor país del mundo, y por lo tanto, hay que privatizar la cultura, quitarle todo tipo de financiación. Si de verdad se siguiese el esquema estadounidense, la subvención pública de la industria audiovisual sería una prioridad en España, como lo es para un país que tiene en Hollywood una fuerza más protegida y efectiva que su propio ejército militar.

Los ejemplos llueven cada semana: mientras en España se organizan crowdfundings, continúa la imparable llegada de películas estadounidenses que monopolizan las cuotas de pantalla, inundan la promoción en los medios de comunicación y anulan el desarrollo de las industrias locales. El mensaje es clarísimo: la generalización del crowdfunding es propio de países tercermundistas porque lo realmente útil es tener una industria audiovisual potente y con ayuda estatal para vender ideología e imponer la rentabilidad económica.

El último ejemplo es una porquería titulada Non-Stop, una película de acción con Liam Neeson, nuevo icono del cine ultrafascista de justicieros de la democracia. Claro, hay que mantener viva la tradición de gente como Charles Bronson o Steven Seagal. Neeson descubrió lo bien que podían ir las cosas si tomaba esta senda y decidió probar suerte con Venganza, un film de 2008 que vendía la Arcadia feliz: en la cinta, Estados Unidos es el país más seguro del mundo y quienes deciden viajar a Europa (a París, nada menos) se exponen a ser secuestrados, violados, sodomizados, drogados y asesinados. Así se las gastan los criminales que campan a sus anchas fuera de territorio norteamericano.

Como la película tuvo mucho éxito, se hizo una segunda parte, Venganza: Conexión Estambul. Efectivamente, aquí los malos eran los turcos y aún resaltaba más la idea de peligro: cuidado si eres norteamericano, porque todos los salvajes que pueblan esas tierras te tienen envidia y se quieren hacer un kebab con tu escroto. Esperamos con impaciencia una tercera parte en la que los malos sean una nueva raza de gitanos negros greco-italo-españoles.

No obstante, en Non-Stop la industria de Hollywood ha decidido disimular un poco, porque tampoco es plan que Liam Neeson acabe haciendo películas de serie Z como un Chuck Norris cualquiera. Aquí, su personaje ya es más profundo, tiene un trauma: es un policía atormentado por la muerte de su hija de ocho años de edad. Como no consigue soportar la sensación de que estuvo poco tiempo con ella, decide darse a la bebida y se mete en un destino poco deseado por los polis yanquis: policía de aviones, de ésos que van en los vuelos para que los ciudadanos se sientan seguros en la sociedad post-11S. El malo, por su parte, es un tipo que quiere demostrar que lo de la seguridad es una falacia, que el sistema es vulnerable, y traza un plan para volar un avión y atribuirle la responsabilidad al policía.

A partir de aquí empieza todo el desfile de trucos de guión con el fin de mantener entretenido al espectador. Pero como el bueno siempre gana, no sólo se entretiene al personal sino que también se le mete un cubo de inocua e inocentona ideología reaccionaria: Estados Unidos es un país en constante peligro, la respuesta es aumentar sin límite las medidas de seguridad y la situación de estado policial para que, al final, se demuestre que los buenos acabarán venciendo. Es decir, el ciudadano puede respirar tranquilo porque siempre habrá un agente para protegerle. El policía puede ser un borracho depresivo pero, a la hora de la verdad, ahí estará dando lo mejor de sí para proteger a los indefensos ciudadanos. Cómo no, la resolución de la película incluye la superación de todos los traumas porque en eso consiste Non-Stop, en un catálogo de tópicos, en un manual de Cómo hacer un guión milimetrado para una película de acción.

La película está dirigida por un español, Jaume Collet-Serra. Ni es la primera vez que trabaja con Liam Neeson ni resulta inédito su juego con la identidad de los personajes para generar suspense (de hecho, es el tema favorito de sus películas). Los medios de comunicación ya nos lo venden como el gran triunfador, porque se marchó a los 18 años a Los Ángeles y ahí ya se lio a hacer videoclips y películas. No sabemos si se inició con un crowdfunding pero sí podemos asegurar una cosa: que la clave de su éxito no es contar con colegas indies, sino con una industria audiovisual pública que impone la comercialización de todas sus películas, incluso los alegatos fascistoides como Non-Stop. Mientras en España los ministros presumen de no ver cine español, en Estados Unidos el presidente del gobierno aplaude las películas y series de televisión de su país. Eso es lo que crea tendencia de verdad.

Ficha técnica
Non-Stop
EE.UU., 2014, 106'
Director: Jaume Collet-Serra
Intérpretes: Liam Neeson, Julianne Moore, Corey Stoll, Scoot McNairy
Sinopsis: Un agente de aviones comerciales tiene que encontrar a un asesino que pide 150 millones de dólares a cambio de no matar a los pasajeros. El agente es un alcohólico depresivo, pero deja de repente sus vicios porque la seguridad de la nación está en juego. No puede traicionar la confianza de los Estados Unidos de América

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5 comentarios

juan antonio rodriguez de robles y santes escribió
23/03/2014 16:54

Pero ¿esto no era una critica de cine?. ¿Si estuviese en el poder otro partido político esta película sería buena... ? ¿es mala porque es estadounidense?. ¿si estuviese el psoe en el poder y hubiese subvencionado a Jaume Collet Serra para que hiciese aquí esta película, sería buena? Si hablase mal de Franco, ese "señor" que murió hace casi 40 años, o fuese una continua exhibicion de culos y tetas aderezados con unos cuantos chistes malos...(tres de cada cuatro peliculas subvencionadas españolas)¿Sería buena?. Este crítico,¿es crítico de cine o es un crítico político frustrado (y no pretendo faltar al respeto, lo juro).? El caso es que yo, cuando leo una crítica, quiero saber si la peli es entretenida, o si tiene mensaje (que no necesariamente tiene que ser un mensaje de izquierdas,y ojo, que yo soy de izquierdas-pero no fanático-) o si la actuacion y la direccion es buena o mala, o si el guion te mantiene pegado a la pantalla o te duerme (y magnificas peliculas con magnificos actores, magnificos directores y magnifico mensaje -de izquierdas, de derechas, vitalista, ecologico, humano etc...- te duermen...) Y despues de leer esta cronica política (perdon esta ¿crítica de cine?) no sé si la peli es mala porque está mal dirigida, mal interpretada, mal guionizada, o es mala porque el prota es un cacha facista (por cierto, cacha fascista protagonizaba American history X y era magistral y no solo por el viaje vital de su protagonista y su cambio existencial.) Claro que tambien creo que considerar que Liam Neeson es un actor especializado en papeles de cacha fascista es encasillarle y no saber mucho de su carrera cinematografica ¿O es él el cacha fascista? Es que estos estadounidenses hollywoodienses que hacen pelis sin mensajes de izquierdas, son todos unos fachas... En fin, para que el comentarista politico que ha hecho esta crítica se quede contento me quedaré en casa y vere otra vez en video La cinta blanca. Creo que hay una frase dicha por este ¿comentarista? que le define. Segun él, hay que tener una industria audiovisual potente y subvencionada para vender ideologia. Si no es eso lo que ha querido decir le ruego me perdone, pero otra vez por favor, expliquese mejor. O sea, que el P,P debería subvecionar el cine y los audiovisuales para vender SU ideología?????. O eso solo lo puede hacer el Psoe????. O el P.P debe subvencionar el cine para que se venda ideologia del psoe o de los separatista catalanes o..... Me gustaria saber que diria vd (que diriamos todos los españoles, y yo el primero) si el P.P usase las subvenciones para vender su ideologia, como por cierto SÏ ha hecho el psoe, manteniendo a una legion de paniaguados que se hacian pasar por actores, directores, guionistas, etc... para vivir del cuento, es decir de los impuestos de todos los españoles. Y antes de que se me juzgue, tengo muy buenos amigos actores y actrices, directores y guionistas, de los buenos, de los que no han necesitado ayudas estatales para seguir trabajando y viviendo de su profesion. Y SOY DE IZQUIERDAS. (Por eso no soy del Psoe). Pero tambien estoy yo desbarrando, y pasando de una critica de cine a una critica política. En fin, como debo ser un inculto, porque no apoyo las subvenciones para extender ideologias, me encerraré en mi salon comedor, con mis tres mil libros, todos leidos, a ver si leyendo alguno más, consigo tener algo de cultura. Y voy a ver si encuentro algun modo de convencer al gobierno para que subvencione los comics, las capeas, las sevillanas, el futbol, las charlas de bar, las pachanguitas con los amigos, los chiringuitos de la playa, las comidas de camping, las marchas de montaña, las escapadas con spa y a los empleados de mercadona. Que todo es cultura.

POCHOLO escribió
22/03/2014 16:53

A mi me han gustado tus ideas proteccionistas. Y claro está la crítica al crowdfunding como sustituto de una política cultural. Definitivamente, la derecha aparte de maleducada es corta de miras.

Teodoredo escribió
22/03/2014 09:26

No sé qué decirte Manuel; lo primero, que el origen del término "industria cultural" fue peyorativo, por más que su uso hoy en día se haya normalizado. Si por cultural entendemos bodrios como el que reseñas el desmantelamiento de las subvenciones a su producción no tendría nada de negativo. Naturalmente, como bien mencionas, no es así: aquí, donde los filmes de justicieros son la excepción, se elimina todo apoyo a la industria, mientras que en Hollywood, la mayor fábrica de basurilla del mundo (y también de muchas cosas buenas, tot s'ha de dir) llueve el apoyo público a cascoporro. Ahora, que yo personalmente prefiero que el presi del país no aplauda a rabiar ninguna película, o mejor dicho: si alguien como Rajoy elogia o simplemente menciona en tono positivo algún "producto cultural" yo desde luego desconfío. La cultura debe seguir siendo algo ajeno a las élites, es decir, a la derecha. Los cineastas, si han de producir que podamos ir a ver sin ponernos la pinza en la nariz, han de ser una caterva de rojos críticos con el poder. No me refiero a sus obras, necesariamente, si no a ellos mismos: han de ser despreciados por el poder, o en el mejor de los casos, ignorados. Porque si el poder piensa que eres guay éso quiere decir algo. Algo poco deseable.

miquel domínguez escribió
22/03/2014 01:42

Horroroso arranque. Consigue enderezar un poco el artículo a mitad de camino cuando se medio intuye de que va (las imágenes ayudan) pero no queda el asunto en gran cosa.

Santi escribió
21/03/2014 12:37

Entiendo su cabreo, pero lo que no pillo es porque, visto lo visto (su descripción no deja lugar a dudas), sigue defendiendo que hay una cultura buena y no deja la palabra definitivamente perdida para cualquier lucha buena, es decir, se la deja a los enemigos ("La cultura, ese invento del gobierno", creo que era el título de un artículo de Ferlosio, una aplicación de esta estrategia). Como ocurre, o debería ocurrir con palabras como democracia y progreso. Es decir, si el ejército audiovisual americano es cultura, los demás tendrán/tendremos que ponernos, simplemente, a hacer cosas, razonamientos, poemas, películas, qué sé yo. Porque si se pone a pedir democracia de verdad, cultura de verdad, amor de verdad, le van a dar dos tazas y media de la misma mierda, digo yo.

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