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VALENCIA. El poeta valenciano Vicente Gallego (Valencia, 1963) es una de las figuras más brillantes de la lírica española. Ha publicado varios libros de poemas, entre los que sobresale Santa deriva (Visor, 2002; premio Fundación Loewe de Poesía y Premio Nacional de la Crítica), Cantar de ciego (Visor, 2005), Si temieras morir (Tusquets, 2008) y Mundo dentro del claro (Tusquets, 2012). Como narrador se dio a conocer con el libro de relatos Cuentos de un escritor sin éxito (Pre-Textos, Valencia, 1994), que mereció el Premio Tigre Juan a la mejor ópera prima narrativa de ese año. Asimismo ha publicado, también en Pre-Textos, El espíritu vacío, un irónico retrato de los años de la ruta del bakalao que obtuvo el XVIII Premio Internacional de cuentos Max Aub 2004.

Inquieto, hace ahora siete años se encontró con la obra de Sri Nisargadatta Maharaj, al que llegó tras "tres años de búsqueda espiritual enloquecida". La influencia del maestro de la corriente Advaita y otros autores le llevó a cambiar su visión de la vida. Y eso se ha traducido en su obra, en sus dos ensayos. El primero fue Contra toda creencia, publicado en Kairós. El segundo, Vivir el cuerpo de la realidad, recientemente editado por este mismo sello, ahonda en esa reinterpretación de la vida y en él invita al lector a buscar la respuesta a la pregunta '¿Quién o qué soy yo?'.  

Es el primero de cuatro trabajos que verán la luz en los próximos meses y que dan fe de la fecundidad creativa de un Gallego en racha. "Hace poco he terminado 50 cantos que hice en 15 días. Dicen mis amigos que es de lo mejor que he escrito, pero aún tardará en estar publicados. Ahora salen dos libros. El mes que viene publicó un libro de poemas en prosa en Pre-Textos. El próximo libro va sólo de esto, de paseos por el campo, no hay teoría", anuncia. 

Y es que buena parte de Vivir el cuerpo de la realidad se redactó y pensó en una casa de campo de un amigo de Gallego en Dos Aguas, La Matrona, mientras paseaba entre bosques o en noches de retiro lejos del mundanal ruido. Entonces Gallego se daba cuenta de que no necesitaba nada más. "Estaba viendo como crece la hierba, la hermosura de flor, oliendo el romero... ¿qué hay más importante que eso?", se pregunta ahora.

Vivir el cuerpo de la realidad, según su autor un libro de epistemología, viene acompañado e influido por sus invocaciones al mundo natural, al respeto al bosque y los árboles. "Es un libro que trata de establecer qué es la realidad, qué somos nosotros, para ayudarle a abrir los ojos a la gente" y por eso está "escrito de tal manera que la gente lo pueda entender". 

"Es un libro que propone una aplicación a la vida real pero", explica, "a diferencia de los libros de autoayuda quita cualquier posibilidad de mejora de la persona. Quita todo intento de 'luego serás mejor'. A 'la persona' la aparta. Todos tus deseos de progresar en lo espiritual no puedes hacerlo porque eso es solo una idea", agrega. 

Se divide en dos partes: 'Aproximaciones preliminares al abrazo sincero' y 'Los tres alcances del brazo sincero'. Entre la mística y la espiritualidad, el trabajo de Gallego bebe de las fuentes del pensamiento oriental y del clásico con sus invocaciones, como la que invita al lector al final del libro a "volver al mundo que ha sido puesto en claro, encarnar al hombre perfectamente corriente, levantar testimonio de gratitud y vivir en el pasmo".

Y es que, dice Gallego, "el conocimiento no es lo que se guarda en  la memoria. Todas las ideas duran un segundo. Por eso llegó Sócrates y dijo: sólo sé que no sé nada. Ése sí que es el conocimiento absoluto: Es la paz. Todo está en el olvido menos una cosa que recuerdo: que todo está en el olvido", bromea. "El verdadero conocimiento es el asombro continuo", asevera.

SEGURIDAD Y SATISFACCIÓN, ESAS ENTELEQUIAS 

Para el escritor valenciano, la tragedia de muchas personas es que viven atrapadas por su mente. "La mente", dice, "tiene dos exigencias troncales: Seguridad y satisfacción. Ninguna de ellas es posible. La seguridad nunca la tienes completa, es imposible sobre cualquier cosa a cada instante en este mundo, gracias a Dios, porque es lo que nos hace vivir apasionadamente. Y la satisfacción es igualmente imposible. La mente es una tirana que te exige que la satisfagas, pero le des lo que le des nunca tiene bastante. Si te das cuenta de eso, te sales de un juego del que nunca podrás salir ganador".

En ese contexto, la felicidad consiste en aceptar que no hay nada que nos satisfaga ni nos dé seguridad. "No quiere decir eso que haya que renunciar a los deseos, sino simplemente aprender a recibir las cosas como vienen, sabiendo que ninguna experiencia va a satisfacerte. La felicidad es inherente a lo que somos. La felicidad es una palabra que hoy está muy prostituida. La felicidad es estar cumplido, que es mucho más hermoso que lo que entendemos por felicidad. Cuando estás cumplido surge la alegría de manera natural. Ya no tienes de qué preocuparte", añade.

Título: Vivir el cuerpo de la realidad.

Autor: Vicente Gallego.

Editorial: Kairós.

Páginas: 145.