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VALENCIA. Es como juntar el hambre y la ganas de comer, el gore de etiqueta con el splatter más salvaje. Bret Easton Ellis (autor de American Psycho, Menos que Cero) y el músico metido a director Rob Zombie (Los renegados del Diablo, Halloween. El Origen...) serán los autores de una mini-serie de televisión inspirada en las andanzas del carismático serial killer de dulce mirada Charles Manson. Promete.

De momento, poco se sabe más allá de que están trabajando en un proyecto conjunto para Fox Televisión. Hay incluso quien duda que vaya a ver la luz y sea sólo otro proyecto más que no llega a buen puerto. Puede incluso que sea solo un rumor alimentado por ambos en un momento en el que ninguno de los dos atraviesa su mejor momento.

Easton Ellis hace cuatro años que no publica y la última vez que llegó a un titular fue por unos comentarios homófobos. De su guión para The Canyons (2013), por mucho que la dirigiera Paul Schrader, mejor ni hablar. Mientras, Rob Zombie ha perdido su toque mágico a fuerza de repetirse y The Lords of Salem (2013) pasó por las pantallas con más pena que gloria.

Casi al que mejor le va es a Manson. En noviembre del año pasado circuló la noticia de que se iba a casar con una de sus fans, una jovencita de nombre Star. Él lo negó. Por lo visto con estar en la cárcel ya tenía bastante condena.

Por supuesto, no será la primera vez que el compositor vea su vida en una pantalla. Cabe citar como ejemplo los documentales Charles Manson Superstar (Nikolas Schreck, 1989) o La Familia Manson (Jim Van Bebber, 2004), la serie Helter Skelter (Tom Gries, 1976) y hasta una Family Manson Opera compuesta por John Moran en la que participó Iggy Pop. La pregunta es si esta versión será la definitiva.

Sin duda, si sale adelante la propuesta está llamada a ser un éxito, pero es difícil esperar algún intento serio de retratar la verdadera historia de un personaje tan sobrevalorado del que pocos recuerdan que ni siquiera mató a nadie y que, de no haber provocado (por pura casualidad) el asesinato de Sharon Tate, entonces mujer de Roman Polanski, nadie se acordaría de él.

EL (CUTRE) GENIO DEL MAL

Pese a que Manson ha conseguido elevarse a la categoría de icono pop (Marilyn Manson le homenajeó al elegir su nombre artístico) y que su mirada queda muy bien en las camisetas, el recluso más famoso de la Corcoran State Prison tiene más de pringado que de genio del mal. Fue un Antonio Anglés y no un Fu Manchú.

Su biografía es la de un chorizo de poca monta que nunca demostró cualidades ni para el crimen. Como Darth Vader, nunca conoció a su padre. Hijo natural de una prostituta drogadicta, su vida es personal es la que cabe esperar de cualquiera nacido en estas circunstancias. Si su madre nunca le quiso, por lo menos sí sabía valorarlo: en cierta ocasión lo cambió por una jarra de cerveza y tuvo que ir su tío a recuperarlo tres días después. Académicamente, lo más llamativo de su currículum es que le pegó fuego a su escuela a la tierna edad de 9 años.

Como criminal, nunca destacó. Lo suyo era robos de coches, atracos en tiendas y poco más. Prueba de manifiesta estulticia es que, hasta aquel fatídico 9 de agosto de 1969, su mayor éxito fue una condena de 10 años por intentar cobrar un cheque falso de apenas 47 dólares. También hay que reconocer que algunos de los rumores sobre su vida son simples calumnias: no es cierto que hiciera una audición para ser miembro de The Monkees.

FLOWER POWER

Su etapa de gloria comenzó a finales de los 60 en San Francisco, en plena eclosión del movimiento hippie. Tiene más de 30 años y la experiencia de quien ha pasado la mitad de su vida la cárcel. Además, aspira a ser músico. Así, poco a poco, consigue reunir a un grupo de adolescentes rebotados, principalmente mujeres, y crea La Familia, una comuna itinerante dedicada al sexo, al LSD, y a la música.

Cosas de la casualidad, Dennis Wilson (batería de los Beach Boys) recoge un día en su coche a dos jóvenes autoestopistas y las lleva al rancho semi-abandonado en el que viven (y al que llaman El Submarino Amarillo). Así es cómo conoció a Manson y empezó su breve amistad. Lo que más tarde Wilson llamó el período Sunset Boulevard le costó al músico cerca de 100.000 dólares en sablazos.

Wilson le presenta además a su productor Terry Melcher (hijo de Doris Day) pero dadas las nulas cualidades artísticas de Manson (y su peculiar forma de vida), ambos acaban distanciándose de él. Curiosamente, esto es lo que le costaría la vida poco después a Sharon Tate.

A medida que Manson va ganando poder entre sus seguidores, se vuelve cada vez más paranoico. La Familia es una secta en la que él es el gurú que se compara con Jesucristo (no era satánico, como se dijo luego). Nadie sabe el motivo, pero se obsesiona con las revueltas de la minoría negra que se suceden en distintas ciudades de EEUU, y cuando The Beatles sacan su mítico Álbum Blanco (1968) tiene una fatal epifanía.

GUERRA CIVIL CONTRA LOS NEGROS

La canción 'Helter Skelter', dice, ha sido escrita para él y tiene un mensaje encriptado. Hay que provocar una Guerra Civil contra los negros para dar paso a una nueva sociedad con él como guía espiritual y devolver a los afroamericanos a los campos de algodón. Además de basurilla, racista (valga la redundancia).

El plan es sencillo. Ir a casa de Terry Melcher, matar a todos los que estén dentro, y hacer que las culpas recaigan sobre los Pantera Negra. Eso sería el detonante de su ansiada guerra racial. El plan se lleva a cabo la noche del 9 de agosto de 1969. Lo que no sabe es que el productor ha cambiado de domicilio y que ahora la ocupan Roman Polanski y señora (el director se salvó porque estaba de viaje). Cuando llegan hay una cena de amigos. Balance: más de cien puñaladas y cinco muertos (sin contar el niño de 8 meses que Tate llevaba en su vientre).

Por supuesto, haciendo honor a su mediocridad, él se queda en el rancho esperando a que sus chicas (entre ellas Susan Atkins, a.k.a Sexy Sadie) y su lugarteniente Charles Watson se encarguen de llevar a cabo la matanza. La noche siguiente, cuando La Familia asesina al matrimonio LaBianca, se limita a entrar, atar a las víctimas, salir de la casa y dejar a los suyos cometer el crimen.

MANSON SUPERSTAR

Los asesinatos sacuden Los Ángeles y una deficiente investigación hace que las detenciones no se produzcan hasta casi seis meses después. La clave es Susan Atkins, en la cárcel por otro delito, que les cuenta a su compañeras lo que ha pasado. La confesión llega a oídos de las autoridades que le convencen para hablar a cambio de inmunidad.

El juicio es un auténtico circo. La prensa sensacionalista especula con que Tate y sus amigos estaban celebrando una ceremonia satánica cuando fueron asesinados (La semilla del diablo, estrenada en 1968, alentó la mentira). Manson no desperdicia una ocasión para comportarse como un payaso ante las cámaras y sus chicas acuden a las vistas siempre sonrientes y vestidas a la Hedi. Hasta Nixon les cita en un discurso. Es el caso del año.

Al final, se dictan sentencias de muerte para los cinco acusados, pero el Tribunal Supremo suspende temporalmente la pena capital y se convierten en penas de cadena perpetua, lo que ha permitido a Manson mantener su leyenda concediendo entrevistas de tanto en cuanto desde entonces. Además, el abogado de la acusación, Vicent Bugliosi, escribe el mítico libro Helter Skelter, un best seller que convierte a La Familia en el icono cultural que es hoy.

MALO EN TODO

El tiempo se ha ocupado de convertir a un asesino iluminado con evidentes trastornos mentales en el icono que es hoy, pero sólo hay que ver cinco minutos de una entrevista para ver quién es realmente ese tipo incapaz de hilvanar dos frases seguidas con sentido. Intelectualmente tiene menos discurso que el mecanismo de un petardo. No sólo no se ha arrepentido (a diferencia del resto de condenados) sino que ni siquiera se siente responsable de lo que ocurrió.

Como músico editó cuatro discos, pero su mayor éxito son algunas anécdotas, como que Guns'N'Roses incluyó una de sus canciones ('Look at your game, girl') en The Spaghetti Incident? (1993) y no han sido los únicos. Pero como compositor también era una ruina. En esa época, Lonnie Frisbee y Chuck Smith (padres de la secta Jesús People, embrión de Los niños de Dios) sentaban las bases del rock cristiano sin necesidad de matar a nadie.

De hecho, ni como asesino merece crédito. Comparte pabellón con Juan Corona, un tipo olvidado pero que asesinó con sus propias manos a 25 personas. Jim Jones, otro iluminado, se llevó por delante casi a un millar de personas. En definitiva, un mal tipo que le debe mucho más a la casualidad que al talento.