X AVISO DE COOKIES: Este sitio web hace uso de cookies con la finalidad de recopilar datos estadísticos anónimos de uso de la web, así como la mejora del funcionamiento y personalización de la experiencia de navegación del usuario. Aceptar Más información
Jueves 28 marzo 2024
  • Valencia Plaza
  • Plaza Deportiva
  • Cultur Plaza
culturplaza
Seleccione una sección de VP:
CAMBIO CLIMÁTICO

McClintock: "Dentro de 25 años no habrá hielo en el Ártico en verano"

CARLOS AIMEUR. 25/02/2014 El biólogo, que imparte una conferencia en L'Oceanogràfic, advierte de lo vano de la ampliación del canal de Panamá y señala que se abrirán nuevas rutas comerciales por el deshielo

Cabaña abandonada de Shackleton y sus hombres en el Polo Sur.

VALENCIA. "Tuve mucha suerte, como científico, cuando estuve en la estación de McMurdo, que se halla bajo Nueva Zelanda. Es la estación más grande de la Antártida, americana. Podía conseguir la llave del edificio y bajar por la costa, 20 kilómetros, hasta la cabaña de Scott, y también a la de Shackleton. Me llevaba a mis estudiantes, abríamos las puertas y al entrar en estas cabañas es asombroso porque hace tanto frío que han permanecido básicamente en el mismo estado".

"Al entrar ves la cocina, las cajas de comida de Londres, Inglaterra, de 1903. Las puedes abrir y aún hay dentro galletas. Puedes pegarle un mordisco a una, que tiene más de cien años... y están un poco rancias... En la parte de atrás, donde dormían los hombres, sus botas aún cuelgan de la cama. Cuando entré donde Scott tenía su camastro, esto fue en 1987, encontré una fotografía de su esposa; estaba metida en una grieta junto a su cama, en la pared. No me la llevé. Lo comuniqué a la organización neozelandesa encargada de preservar ese sitio y alguien vino y la archivó. En esa cabaña es como si en cualquier momento Schackleton o Scott pudieran asomar por la puerta y entrar, encender el fuego, hacer un té".

El profesor James B. McClintock, lleva más de tres décadas investigado los efectos del calentamiento global en la Península Antártica. En total ha pasado 20 meses, sólo uno en invierno, "no estoy tan loco" ríe, y durante todos ellos ha ido comprobando los nocivos efectos del calentamiento global en el frágil ecosistema más puro del mundo. Un ecosistema, apunta, mucho más rico de lo que habitualmente se cree. Allí ha llegado siguiendo los pasos de los héroes de principios del siglo XX, "los heroicos tiempos" dice, aquellos que evocaba cuando visitaba sus cabañas, y muy especialmente un Shackleton de quien, como todos los amantes del Polo Sur, habla con los ojos abiertos y una sonrisa en los labios.

CONFERENCIA EN L'OCEANOGRÀFIC

McClintock, profesor de la Universidad de Alabama en Birmingham, impartirá este martes, a partir de las 18.00 horas, una conferencia en el auditorio Mar Rojo en L'Oceanogràfic de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, una actividad que se ha organizado junto a la Facultad de Ciencias del Mar de la Universidad Católica de Valencia San Vicente Mártir.

Bajo el título La Antártida, un mundo que se desvanece, la charla quiere dar a conocer las consecuencias en nuestro mundo real de un hecho que sucede a miles de kilómetros. Un deshielo que, advierte, es menor que el que se está produciendo en el Ártico, donde está a punto de producirse cambios en la vida cotidiana con la alteración de las rutas comerciales marítimas.

Así, en la actualidad ya hay compañías navieras chinas que durante los meses de julio y noviembre, cuando el estrecho de Bering es navegable, viajan directamente a través del Polo Norte. Un hecho que científicos como él consideran que va a ser habitual en el futuro. "Los barcos ya hacen esa ruta. Tiene dificultades, sin embargo, porque el James B. McClintock.estado del hielo puede variar, pero sí, creo que eso va a suceder, que habrá cada vez más tráfico por el paso del noroeste... Y esto es un problema para Panamá, por ejemplo, que se ha gastado un dineral en ampliar el canal. Y es mucho más barato ir por arriba que bajar por el canal de Panamá. A día de hoy, muchas de las grandes compañías están aún muy preocupadas por las condiciones del hielo, de modo que sólo unos pocos barcos lo están haciendo".

Con todo, las previsiones, avanza, son muy claras. "Tengo un amigo que fue hace poco por el paso del noroeste, en un crucero. Estuvo 20 días y vio hielo dos de los 20 días. Los científicos habían predicho que en cincuenta años ya no habría hielo en los veranos árticos, pero ahora te dirán que eso será en 20 o 25 años. Volverá haber hielo en invierno, pero no en verano", vaticina.

Durante su intervención en L'Oceanogràfic, McClintock tiene previsto mostrar a los asistentes, con la Antártida como telón de fondo, cómo el calentamiento global y la acidificación de los océanos producidos por la acción del ser humano, constituyen dos desafíos del mismo problema: los altos índices de emisiones de CO2. 

"Que se derrita el hielo en la península de la Antártida donde trabajo tiene que ver con el cambio climático, con el calentamiento global, no tiene que ver con el hecho de que haya más o menos gente allí. Es cierto que hay una pequeña presencia humana. Si hablaras con los argentinos o los chilenos, te dirían: la Antártida es nuestra. Y es verdad que hay estaciones donde la gente se instala durante el año. Argentina tiene una pequeña escuela a la que van niños. Luego acuden sus familias y cada año los releva un nuevo grupo", explica.

ENTORNOS MUY SENSIBLES A CUALQUIER CAMBIO

Pero el deshielo del polo sur no se produce allí mismo, sino que se podría decir que viene todo el mundo. "Cuando se emite dióxido de carbono a la atmósfera en cualquier parte, afecta a todo el planeta. La Antártida y el Ártico son muy sensibles a los cambios en los patrones del calentamiento. Son los entornos que primero reaccionan y si se derrite el hielo, tiene un gran impacto. Si eres un animal viviendo en la Antártida, acostumbrado a que la temperatura permanezca estable, y de repente sube dos o tres grados, tú pensarías: 'Oh, no pasa nada...' Pero estos animales no están acostumbrados a esas variaciones", indica.

"En la península de la Antártida donde trabajo, el hielo ha retrocedido un 40% en 30 años", prosigue. "Ha afectado a la vida allí; los pingüinos, el krill... La población de pingüinos Adelaida se ha reducido un 85% en la península en 40 años. Hay varias razones: al subir la temperatura, el aire es más húmedo. Nieva más y más tarde de lo que solía. Los pingüinos llegan cada año, ponen sus huevos y lo que sucede es que está nevando, lo que no es típico. Los huevos se quedan enterrados en la nieve y cuando la nieve se derrite, los huevos mueren, se ahogan por el agua. Esto provoca una gran mortalidad".

Igualmente sucede con otras especies que con sólo un pequeño aumento de la temperatura, pueden llegar a extinguirse. Basta, dice, con tres o cuatro grados; "muy poca cosa, pero es algo que no han vivido nunca..." "Invertebrados marinos como las esponjas y las estrellas de mar producen larvas, crías que viven en el agua marina. Si se calienta el agua marina en la Antártida, las crías, en lugar de tardar dos meses en desarrollarse, lo hacen en dos semanas. Un pequeño cambio en la temperatura tiene pues un enorme efecto en la tasa de desarrollo. Muchos de estos invertebrados se alimentan de plancton. En Antártida hay lo que los científicos llamamos un ‘florecimiento' del plancton que sucede en un momento determinado. Si las crías se desarrollan demasiado rápido, puede que aún no tengan comida. Sería como ir a la cafetería y encontrarse las puertas cerradas. El krill está menguando también. Y es importante porque constituye la principal fuente de alimento de muchos animales", asegura. Entre otros, focas y ballenas.

Y es que, insiste, pese a la imagen del Polo Sur como un gran desierto inhóspito y estéril, el infierno blanco no es tan infierno. La Antártida en realidad es un continente repleto de vida cuya riqueza está en peligro. "Cuando se ve la diversidad de la vida es al sumergirse bajo el hielo: esponjas, corales, estrellas y erizos de mar... Y hay una gran diversidad de pájaros y mamíferos marinos también. Pingüinos, ballenas, focas...", dice.

Aún así, la Antártida ha demostrado ser más fuerte a la acción del ser humano que el Polo Norte. El porqué: sus propias condiciones climáticas. "Está rodeada por una corriente que preserva el frío, es como una nevera. Eso ha ralentizado el calentamiento. En el Ártico no ocurre lo mismo", constata.

Hay, además, motivos para la esperanza, como la recuperación de la capa de ozono sobre la Antártida. O más concretos y visibles. "Las ballenas comienzan a regresar a la Antártida. Les va mejor ahora", sonríe.

Comparte esta noticia

1 comentario

francisco guerrero escribió
25/02/2014 23:11

A todos nos preocupa. Pero quisiera preguntar, si esto forma parte del próximo cambio de eje del planeta.

Escribe un comentario

Tu email nunca será publicado o compartido. Los campos con * son obligatorios. Los comentarios deben ser aprobados por el administrador antes de ser publicados.

publicidad
publicidad
C/Roger de Lauria, 19-4ºA · Google Maps
46002 VALENCIA
Tlf.: 96 353 69 66. Fax.: 96 351 60 46.
redaccion@valenciaplaza.com
quiénes somos | aviso legal | contacto

agencia digital VG