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EL LENGUAJE DEL CINE

The Monuments Men
Clooney y los nazis

MANUEL DE LA FUENTE. 21/02/2014

VALENCIA. A finales de la Segunda Guerra Mundial, el gobierno de Estados Unidos promovió la creación del Programa de Archivos, Bellas Artes y Monumentos, que serían los conocidos como Monuments Men, encargados de rescatar, catalogar y preservar las obras de arte robadas por los nazis en los diversos países ocupados. Tras el desembarco de Normandía, varios miembros de este grupo fueron destinados a Europa para paliar la política de tierra quemada de los nazis que, según se iban retirando, iban destrozando no sólo carreteras y campos, sino también las distintas pinturas y esculturas incautadas.

Los detalles de la historia aparecían desarrollados en una serie de libros y documentales de Robert M. Edsel. George Clooney se sintió de inmediato atraído por la idea de hacer una película sobre el conflicto, de modo que se puso a revisar las películas bélicas que habían contribuido a su formación de juventud, como Los cañones de Navarone, La gran evasión, Doce del patíbulo o Un puente lejano. Su interés estaba en combinar ese bagaje con las películas más recientes sobre la guerra, como Salvar al soldado Ryan.

El meollo del asunto está en que Clooney no es un cineasta al uso. En Estados Unidos llevan tiempo comparándole con Warren Beatty, uno de los más destacados liberales de Hollywood, que está desde los años 60 luchando contra los republicanos en diversos frentes. Al igual que Beatty, Clooney compagina su labor de actor con la de director y productor, y no deja pasar ninguna oportunidad para protestar por causas como la crisis humanitaria en Sudán (que provocó que fuera detenido en la embajada de Washington hace dos años) o para atizarle a conocidos periodistas de derechas de su país, como Bill O'Reilly, con quien ha tenido trifulcas antológicas.

Esta renuncia a ser una simple cara bonita le ha provocado recelos también en su gremio. Durante el rodaje de Tres reyes, se enfrentó al director de la película, David O'Russell, por gritarles a los técnicos. Clooney resumía el episodio de la siguiente manera: "Mi cometido era humillar a quienes se dedican a humillar a los demás". O'Russell, que ahora es el cineasta de moda por películas como La gran estafa americana o El lado bueno de las cosas, aprovechaba las ideas políticas de Clooney para arremeter contra él: "Es muy político y sumamente manipulador, y no es buen actor. Creo que George se está dedicando por completo a cultivar una imagen de buen chico. Llegará a presidente".

La carrera de George Clooney como cineasta constituye una apuesta por expresar sus opiniones en el convencimiento de que el arte y las manifestaciones culturales consisten en eso precisamente, en situar al artista ante su contexto sociopolítico. En sus largometrajes, no para de reflexionar sobre esta relación entre cultura y política, como se puede ver en películas como Confesiones de una mente peligrosa o Buenas noches, y buena suerte. En su anterior cinta, Los idus de marzo, llegó al punto de atacar a la clase política actual en un retrato demoledor que ha servido de inspiración para series como House of Cards.

Por eso, el acercamiento de Clooney a la Segunda Guerra Mundial no podía ser la típica cinta de aventuras, valor y camaradería. En The Monuments Men, su último film, Clooney va más allá aportando, en primer lugar, un tono de comedia y de ironía muy próximo al de Los violentos de Kelly, en la que un grupo de soldados rompía el frente alemán para apodarse de un botín de lingotes de oro. Las acciones bélicas se presentan en la obra de Clooney con una cierta distancia, como el momento en el que tienen que enfrentarse los soldados a un francotirador o cuando uno de ellos descubre que ha pisado una mina.

Para conseguir este efecto de comedia, Clooney nos presenta a un comando de siete hombres, académicos y estudiosos de arte que viven plácidamente en sus acomodadas posiciones de clase media-alta en Estados Unidos, que han de partir a la guerra en Europa para rescatar las obras de arte. Ellos serán observadores de una guerra en la que no acaban de ser protagonistas. Clooney no llega al extremo de Jerry Lewis en ¿Dónde está el frente?, una de las películas más desmitificadoras del negocio militar, pero aborda con toda claridad el problema del compromiso político.

Porque los rescatadores de arte van poco a poco implicándose en la guerra, descubriendo que no pueden limitarse a mirar sin más, por muy prescindible que parezca su labor. Como dicen en la película, llegan a la guerra sin saber si son soldados para darse cuenta de que observar implica participar y de que es imposible mantenerse al margen en un conflicto de tal envergadura. En esas situaciones, uno no puede quedarse cómodamente mirando los acontecimientos desde la barrera.

Por ello, quienes asistían únicamente a buscar obras de arte van tomando, poco a poco, decisiones de toda índole a medida que van comprobando que las obras de arte hablan también sobre nuestro presente. Así lo ven al descubrir los almacenes repletos de pinturas robadas a coleccionistas judíos. La envergadura del hallazgo delata también el calibre del exterminio, puesto que la mayor parte de esas obras ya no pueden ser devueltas a sus dueños legítimos, que han sido asesinados.

Por otro lado, Clooney no para de lanzar reflexiones a lo largo de su película: sobre la ocultación de la responsabilidad por parte de los alemanes (como en el descubrimiento del militar que guarda en su casa cuadros de Renoir y Cézanne sustraídos) o la sociedad del materialismo y el espectáculo (el hallazgo del oro nazi despierta mucho más interés que el de las obras de arte). Todo ello para alertar del valor de la cultura, constantemente denigrada por parte de las autoridades políticas pero que constituye el elemento fundamental de nuestras sociedades.

Al final, en su búsqueda por toda Europa, los expertos consiguen rescatar más de cinco millones de piezas que incluyen pinturas, esculturas, tapices y joyería, así como campanas de iglesia, tranvías y tres millones de libros. Entre las piezas rescatadas se encontraba la Madonna de Brujas de Miguel Ángel y el Altar de Gante de los hermanos Van Eyck.

La labor de estos rescatadores, que parecía algo anecdótico, acaba resultado, por lo tanto, fundamental. Igual que el compromiso del artista, que siempre ha de cuestionar las actuaciones de la clase política, sea en la Segunda Guerra Mundial o en la actualidad, para rescatar obras de arte o para reivindicar el valor del cine y la cultura. Hace unos años, en una entrevista, Clooney lo debaja claro: "El acto más patriótico que se puede hacer es cuestionar al gobierno. Todo nuestro país se basa en la discrepancia. Tenemos el deber de cuestionar la autoridad".

Ficha técnica
The Monuments Men
EE.UU., 2014, 108'
Director: George Clooney
Intérpretes: George Clooney, Matt Damon, Cate Blanchett, Bill Murray, John Goodman, Jean Dujardin
Sinopsis: Un grupo de académicos y expertos decide ir a Europa a rescatar las obras de arte robadas por los nazis mientras las tropas de Hitler están de retirada. Obras de arte que se realizaron por las subvenciones de la época, en lugar de gastarse más dinero en viviendas, ladrillo y Eurovegas del Renacimiento

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1 comentario

Destripaterrones escribió
22/02/2014 17:47

Sobre la sinopsis, no sé yo si es comparable la calidad media de un película española contemporánea con la del arte Renacentista...

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