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VALENCIA. Detectar carencias y oportunidades en el ecosistema digital son cualidades innatas que reúnen únicamente las cabezas emprendedoras con tintes claramente vocacionales. El reto, por tanto, no puede ser otro: ser el primero y hacerlo bien. Y la mayoría lo consigue.

Su éxito mucho tiene que ver en su reveladora manera de entender el negocio: escuchar al cliente y colocarlo en el centro de todas sus decisiones. Sin embargo, además de este amor incondicional por aquel del que se espera que afloje sus bolsillos, las startups también apuestan por la felicidad, ergo la productividad, de sus trabajadores, así como la competitividad y sostenibilidad de las empresas.

Lejos de aplicarse en otras compañías, esta filosofía por invertir en el bienestar de los empleados de una compañía se instala como los 12 mandamientos de buenas prácticas en las cabezas de los CEO´s de gran parte de las startups. Si bien cada uno tiene su propio manual, los beneficios son cuanto menos curiosos.

Como fuente de inspiración y pionero de esta lucrativa cultura se encuentra Google. El gigante buscador presume de un entorno laboral ideal para sus empleados gracias a una ociosa infraestructura dotando a las oficinas del ambiente propio de un parque de diversiones, así como proporcionando descuentos en masajes, comida o departamento de lavandería gratis. La tentación vive en el puesto de trabajo del universo googleniano, no hay duda.

Siguiendo esta iluminadora estela, Apple tampoco es excepción. Los directivos de la manzana mordida tienen por norma premiar a sus empleados durante las buenas rachas con descuentos en sus propios productos de hasta 200 euros. Una iniciativa que inculcó su ex consejero delegado, Steve Jobs, ya en la década de los 80 obsequiando a los comerciales que cumplían sus objetivos con un Porsche 944, uno de los coches de la casa de Stuttgart (Apple's rules).

Sin embargo, el fenómeno, por increíble que parezca, también se extiende más allá de las puertas de los grandes tecnológicos. Los empleados de Evernote, la revolucionaria aplicación en forma de bloc de notas, pueden aplicarse vacaciones o días libres cuando ellos quieran como una forma de recompensa por el trabajo bien hecho. "Si mis empleados no desconectan del trabajo la productividad merma y eso es malo para ellos y para mí", apunta Phil Libin su CEO.

Por ello, se establece como norma ofrecer como mínimo una semana de vacaciones y 1.000 de dólares (porque sí) para que se vayan de viaje. Otra cosa de la que los trabajadores no tienen que preocuparse es de la limpieza doméstica pues en sus contratos va incluido un servicio de limpieza de hogar dos veces al mes. En esta línea, la plataforma valenciana de intermediación de servicios para la familia y hogar, EsLife, también se empapa de este buen hacer contando con una serie de ventajas con las que sus trabajadores sienten el privilegio de formar parte de su plantilla.

Dentro del programa de beneficios apuestan por las vacaciones ilimitadas (que no vacaciones forzadas, como podría pensarse). Esto es que cada trabajador puede tomarse los días libres que a su juicio considere, siendo destacable, que hasta la fecha ninguno ha abusado de ello. A esto se le suma un descuento de hasta 50 euros en las facturas de aquellos que realizan actividades deportivas en un afán por fomentar la vida sana y saludable, así como otros 50 euros en la contratación de todos los servicios que ellos ofertan.

Comprometidos también con el desarrollo personal y profesional, si sus empleados superan sus objetivos de rendimiento y aprendizaje, su salario base puede incrementarse hasta un 75% al año. "EsLife surge para hacer la vida más fácil a las personas ¿Por qué iba a ser diferente con mis empleados? Una de nuestras verdades universales es la pasión por las personas y, en consecuencia, así lo aplicamos" apunta Richard Gracia su CEO.

La solidaria Kiva, plataforma que permite prestar dinero a pequeñas empresas o emprendedores de países en vías de desarrollo a través de Internet, concede 30 minutos de receso durante la jornada laboral, a modo Kit Kat, donde comer gratis, escuchar música y jugar en la oficina. Lugar apto, por cierto, para la convivencia con animales. Algo parecido hacen en SpringBox. La agencia de marketing interactivo establecida en Austin (Texas) permite a sus empleados que lleven los perros al trabajo todos los viernes además de contar en sus instalaciones con duchas o salas recreativas.

En la red social, Tagged, los empleados entran por la oficina en alfombra roja. Y es que de puertas para dentro se cuecen actividades para la envidia (insana) de muchos. Bonos de gimnasio gratuitos, masajes regulares, así como catas mensuales de vinos, son algunos de los ejemplos que entran dentro de su agenda laboral.

Por China la cosa cambia. En un afán por imponerse como un revulsivo en beneficios económicos, el país asiático va más allá según una noticia difundida por el Asia One. Según el portal de noticias una compañía con sede en Shanghai, de la que no ha trascendido su nombre, premió en una de sus cenas de empresa a su mejor empleado a pasar una noche con una actriz porno japonesa. Un bonus que como es de imaginar puso a cien el rendimiento laboral de la nómina masculina de cara a una futura recompensa similar.

Cuentos chinos a parte lo que sí es cierto es que el entorno digital ha propiciado una serie de beneficios pintorescos que, lejos de dejar indiferente a nadie, a quienes más entretienen son a sus empleados.