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BLOG: HABLA POR TI

Sonrisas de Cristina: La comunicación no verbal de una imputada

A. MOHORTE. 10/02/2014 La defensa de Cristina de Borbón tenía que evitar gafas de sol y caras largas para no encarnar la culpa

VALENCIA "Dientes, dientes, que es lo que les jode", murmuraba Isabel Pantoja a Julián Muñoz ante los fotógrafos, cuando eran la reina y el rey de la prensa rosa y todavía no habían tenido que sentarse en el banquillo ni pasar por la cárcel.

Las palabras se las lleva el viento (incluso cuando están impresas), pero la imagen puede quedar registrada en la retina y dictar la sentencia del público de una manera inapelable. Una bandera izada por una puñado de soldados en una isla del Pacífico, un guardia civil gritando pistola en mano en la tribuna del Congreso o un periodista rodeado de policías antes de que se funda su televisión a negro cuentan muchos más que una disertación en cinco tomos.

En La Zarzuela lo saben y ante la comparecencia como imputada de la infanta Cristina han actuado en consecuencia. Lo importante era evitar una foto de derrota, de estación de penitencia, como la que se llevó Iñaki Urdangarín en su cuesta abajo hacia los juzgados de Palma.

EVITAR LA IMAGEN DE LA CULPA

Tras conseguir ahorrase el centenar de metros de paseíllo y limitar la grabación de la declaración al audio y no al video. El área de riesgo quedaba reducida a poco más de una docena de pasos (13, concretamente) y al paso por un arco de metales, que definitivamente fue anulado.

Era evidente que la entrada de la infanta se convertiría en la fotografía de portada del domingo en toda la prensa y para entonces ya vendría de ser la apertura de los informativos de televisión del mismo sábado de la declaración. Ni la defensa ni la Casa Real podían dejar ese momento al azar y, de hecho, no lo hicieron.

Nada de gafas de sol, cabeza encorvada ni paso rápido. Cabeza alta, sonrisa amplia, paso tranquilo y aquí no pasa nada. La cuestión era evitar que la comunicación no verbal ofreciese una imagen de culpa, vergüenza o pudor. "Sólo falta que corte una cinta para inaugurar el juzgado", me comentaba una amiga al ver las imágenes. Y tenía razón: esa era el objetivo.

OBJETIVO: CONSEGUIR LA INCOHERENCIA

Acostumbrados a ver a los miembros de la familia real en visitas protocolarias, entregas de premios e inauguraciones de centros sociales, la imagen de la infanta ha reproducido ese esquema hasta la conseguir representar una auténtica performance.

Con una absoluta incoherencia frente al asunto del que se trataba, la infanta bajó del coche saludando y sonriendo a los fotógrafos y policías hasta llegar a un caballero que le estrechó la mano con una reverencia, lo mismo que haría un anfitrión ante una visita oficial.

Sin embargo, desde la rampa se podían oír los abucheos de los manifestantes; los policías y fotógrafos no formaban parte de la comparsa propia de un acto social, sino que eran testigos del peor momento de la Corona española hasta la fecha; y el señor de la sonrisa que le esperaba a las puertas era uno de los abogados del bufete de Miquel Roca, ejerciendo de actor de reparto.

Siete horas después la estrategia de salida del juzgado fue similar: saludos, sonrisa profesional y al coche. La cuestión es que la imagen no refuerce los mensajes negativos (que ya son bastante abundantes), sino que los enfrente o los vacíe de sentido. Se podrá decir que es una estrategia a la desesperada, pero al ver las portadas del domingo hay que reconocer que la jugada salió perfecta. Otra cosa será que sirva para ganar la partida.

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1 comentario

claramunt escribió
11/02/2014 14:23

El problema com quasi sempre són els fets. Una professional que treballa en una entitat financera té, per principi, més formació en assumptes financers que un jugador de handbol. Les estratègies per superar o tapar aquest fet són inútils.

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