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CASO COOPERACIÓN

Una técnico reitera las "anomalías" en expedientes de Fundación Cyes, que trasladó a Llinares y Sanjuán

VALENCIAPLAZA.COM. 31/01/2014 Francine Codina asegura que se trasladaron las irregularidades a la ex secretaria general y al jefe de áreas y pese a ello se aprobaron las ayudas solicitadas

VALENCIA (EP). Francine Codina, técnico de la extinta Conselleria de Solidaridad, ha reiterado en el juicio por la primera pieza del 'caso Cooperación' las "anomalías" e "irregularidades" que detectó en los expedientes de la Fundación Cyes, y ha aseverado que las trasladó tanto a la ex secretaria general Tina Sanjuán como al exjefe de área Marc Llinares. Pese a ello, se aprobaron y cerraron las ayudas solicitadas por esta entidad.

Codina se ha pronunciado en estos términos en su declaración, en calidad de testigo, en el juicio por el 'caso Cooperación', en el que se investigan presuntas irregularidades en la concesión de subvenciones por parte de la extinta conselleria a la Fundación Cyes en el año 2008 para dos proyectos en Nicaragua por importe de 1,6 millones de euros, de los que solo llegaron 43.000 euros a su destino, puesto que el resto se destinó a la compra de inmuebles. En esta causa hay nueve acusados, entre ellos el exconseller y diputado No Adscrito en las Corts, Rafael Blasco.

La testigo, quien comenzó a trabajar en la conselleria en enero de 2008, ha explicado que su trabajo consistía en revisar convocatorias, proceso, justificación y cierre de las ayudas que se otorgaban. Ha indicado que respecto a las subvenciones a la Fundación Cyes, ella interviene en la fase final, para revisar y asesorar sobre el cierre.

Ha señalado que en un primer momento despachaba este tema con Marc Llinares, porque él le pidió que revisara los expedientes y que le dijera lo que viera, pero le requirió que "no le dijera nada a nadie". Seguidamente también trató con Tina Sanjuán.

En ese momento observó "varias anomalías" en los expedientes, como que el importe de las facturas de Nicaragua figuraba en euros y no en la moneda local; y que había un "gran volumen" de reformas para inmuebles en Valencia. "Y eso era lo más alarmante. Luego era cuestión de detalles", ha detallado. Sobre el importe de facturas en euros, ha indicado que Sanjuán le dijo que estaba todo correcto porque las mismas llevaban el sello de fedatario del país.

Tras percatarse de estas "irregularidades", ha expuesto que también se las trasladó a Llinares, y éste le preguntó si había alguna solución. A su pregunta le propuso o el reintegro de la ayuda o revocar la concesión, pero no obtuvo ninguna respuesta, según ha dicho. Lo siguiente -.ha señalado-- fue hacer un requerimiento a la fundación para que se hiciera constar en escritura que los beneficiarios de los pisos comprados en Valencia eran los titulares del proyecto.

Este extremo se lo dijo al presidente de la fundación, Marcial López, y su respuesta fue "en plan prepotencia", preguntando por qué le pedía eso. A ello le respondía que si era tan importante tener esos pisos en Valencia como oficina técnica para poder desarrollar los proyectos, no debería tener ningún inconveniente en poner en escritura que los beneficiarios eran los titulares del proyecto en Nicaragua. "Y él seguía con prepotencia, dando vueltas y no recibí ninguna contestación", ha lamentado. "Llegó un punto en el que desconecté porque eran los funcionarios los que tenían que decidir sobre esa arrogancia", ha agregado.

LAS FACTURAS

Sobre el tema de los pisos, la testigo ha explicado que se hizo finalmente un requerimiento a la fundación para que presentara otras facturas con las que justificara el gasto de tareas en Nicaragua, independientes a la compra de inmuebles, que iban a quedar fuera de la ayuda. La entidad --ha dicho-- presentó otras facturas y tanto Llinares como Sanjuán le dijeron que se tenían que admitir, porque eran facturas y estaban "correctas".

Entre las mismas había alguna de paneles solares, y al preguntarle por este asunto, ha comentado que se admitió porque al ser pozos de agua, "se consideraba que igual se podían necesitar para calentar el agua, para beber, y por eso se admitieron", ha señalado. Sin embargo, no les explicaron su función en concreto.

Luego ya no supo nada más de los expedientes hasta que el tema "salió en la prensa", momento en el que le pidieron que hiciera un informe sobre las facturas admitidas y excluidas a la fundación. En ese instante se percató -ha dicho-- de que había un listado de facturas que no era el que ella había dejado elaborado previamente: "había facturas que yo había desestimado y estaban allí, admitidas", ha apostillado. Por último, ha señalado que era "tónica habitual" adelantar el dinero de las subvenciones a las ONG antes de comenzar los trabajos.

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