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VALENCIA. En las últimas semanas se han multiplicado las quinielas sobre los posibles representantes valencianos que se integren en la candidatura europea del Partido Popular. Una lista cuya composición se realiza en Madrid y en la que el presidente de la Generalitat y líder autonómico de la formación, Alberto Fabra, necesita mantener o aumentar la presencia valenciana para proteger su credibilidad en el ámbito nacional.

El asunto es complejo. Más aún cuando fuentes populares apuntan a que a la terna de posibles integrantes de la candidatura, incluso con ánimo de encabezarla, se habría sumado el ministro de Exteriores, José Manuel García Margallo, que aunque ha sido asumido desde hace años como cuota valenciana por sus conexiones con la Comunitat, no ha mantenido en los últimos meses buena sintonía con Fabra.

A día de hoy, el PP ostenta 24 eurodiputados en Bruselas, si bien los cálculos que se hacen desde Génova, calle donde se ubica la sede nacional de la formación, apuntan a una posible caída de entre cuatro y cinco parlamentarios. Estas previsiones complican la composición de una lista sobre la que existe mayor -y más ilustre- demanda que de costumbre. Cabe recordar que un escaño en Europa es un puesto asegurado durante cinco años con un sueldo especialmente alto (cerca de 8.000 euros/brutos al mes más amplias dietas que superan los 4.000 euros).

Lo "lógico", según apuntan distintas fuentes populares, es que Fabra disponga de la capacidad de elegir un nombre para que el PP de la Comunitat Valenciana tenga al menos una representación en la candidatura. Salvo que la irrupción de Margallo acaparara la cuota valenciana, Fabra deberá decidir si respalda la continuidad de la actual eurodiputada, la oriolana Eva Ortiz, o se decanta por otra estrategia, una decisión ésta que implicaría una nueva decepción para la cúpula del PP alicantino, dado que la parlamentaria es la número 3 en la dirección provincial del partido y cuenta con la confianza del líder alicantino, José Císcar.

En este sentido, fuentes populares de diversas estructuras del partido estiman que Ortiz, que entró mediada la legislatura, posee opciones de repetir. La eurodiputada ha cumplido en materia de gestión, incluyendo la enmienda al Corredor Mediterráneo para que exista enlace al aeropuerto del Altet, desbloqueando partidas europeas pendientes para más de 20 municipios, diputaciones y la propia Generalitat, o negociando con el ministerio la llegada de fondos regionales a la Comunitat, por poner algunos ejemplos.

Al margen de la propia gestión, Ortiz mantiene una relación muy próxima con el secretario del PP europeo, Antonio López-Istúriz, mano derecha de María Dolores de Cospedal en la UE. En la Comunitat, además de contar con la confianza de Císcar, se posicionó con Fabra desde su nombramiento como presidente regional. Otro de los factores a su favor es la importante cantidad de varones en la terna por entrar en la lista: cabe recordar que la ley exige la paridad en la candidatura.

Ahora bien, de confirmarse el salto de Margallo, el escenario cambiaría sensiblemente. El ministro, con amplia experiencia en Europa, miembro del sector democristiano y con un perfil más conciliador que el de otro de los posibles cabezas de lista, Jaime Mayor Oreja, ha sido considerado desde años atrás como cuota valenciana -pese a ser madrileño- y podría llevar a puestos más retrasados a la opción preferente de Fabra. De hecho, en los últimos comicios europeos, Margallo fue el único representante 'valenciano' en los puestos de salida (número seis). Ortiz, que figuraba en un lugar retrasado (24), entró posteriormente con la ampliación parlamentaria llevada a cabo.

OTROS NOMBRES Y POSIBLES OPERACIONES EN TORNO A LA LISTA EUROPEA

Una de las operaciones que también ha circulado en los últimos días tras su publicación en el diario Las Provincias es la opción de que la delegada del Gobierno, Paula Sánchez de León, fuera integrada en la candidatura europea. Esto permitiría a Fabra situar a una persona de su máxima confianza en ese puesto o, incluso, desplazar a algún miembro de su Ejecutivo al cargo, dando un último retoque al Consell antes de enfrentarse a las urnas. Esta posibilidad, no obstante, tiene el hándicap de que Paula Sánchez de León ha sido salpicada en una de las piezas de Gürtel fruto de la declaración de la exdirectora general Dora Ibars.

Las especulaciones se disparan entre las consellerias. Fuentes de la Generalitat observan como posible opción a la directora general de Relaciones con la Unión Europea, María Victoria Palau, que cuenta con la confianza de la cúpula de Presidencia, en especial de la mano derecha de Fabra, Esther Pastor. Palau ocupó diversos puestos en la Comisión Europea entre 1991 y 1998 y fue secretaria autonómica de Turismo en la pasada legislatura.

Otro nombre que suena para entrar en la lista europea es el secretario autonómico de Cultura, Rafael Ripoll. Integrado en el sector democristiano del partido y bien relacionado con Juan Cotino y con el propio Margallo, ostentó en la pasada legislatura la secretaría autonómica de Relaciones con la Unión Europea.