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EL CIERRE DE 2013, CLAVE PARA PODER REIVINDICAR FINANCIACIÓN

La hora del examen a Moragues

JOAQUIM CLEMENTE . 02/01/2014 El conseller de Hacienda cumple su primer año completo al frente de las finanzas valencianas con el control del déficit como objetivo

VALENCIA. Habrá que esperar unos tres meses para conocer la nota pero el conseller de Hacienda, Juan Carlos Moragues, ya ha hecho el examen. A falta de los ajustes de final de año que se producirán en las próximas semanas, la Generalitat Valenciana ha cerrado un ejercicio que se antoja clave para el futuro de la independencia financiera de la Comunitat Valenciana.

Moragues, que ha cumplido su primer ejercicio completo como responsable de las cuentas autonómicas se enfrenta ahora al balance que realizará el Ministerio de Hacienda y que se resumirá en un único dato: la cifra de déficit. Una desviación excesiva sobre el límite marcado supondría un serio traspiés de un conseller dedicado en cuerpo y alma a controlar el gasto. 

Y lo sería por distintas razones, pero la fundamental es que que la Comunitat Valenciana logró que el Gobierno le autorizase el mayor de los déficits asignado a una autonomía: el 1,6%. La decisión de Hacienda de aplicar unos objetivos distintos a cada comunidad dependiendo del desfase alcanzo el año anterior fue una pequeña victoria para la Generalitat. No consiguió que le autorizasen el ansiado 2% pero al menos fue la que más margen recibió de Montoro.

Es, en todo caso, un arma de doble filo. Al conseguir la mayor desviación autorizada la Generalitat también se ve obligada a tratar de cumplirla. No es un objetivo fácil. El año pasado el déficit superaba con creces el límite: casi el 3,5% del PIB. El objetivo, por tanto, de rebajar a la mitad esa cifra se antojaba entonces una tarea imposible. En números redondos se trataba de dejar de gastar (o ingresar más para compensar ese gasto) alrededor de 1.900 millones de euros.

El último dato que se conoce es el de octubre. En ese mes la Comunitat Valenciana arrojaba un déficit del 1,35%. Esto supone que, en los dos meses finales el Consell tenía aún un estrecho margen de maniobra. Sin embargo, estos datos provisionales pueden estar distorsionados. Aunque Moragues ha impuesto una disciplina en el gasto desde su conselleria, los ajustes finales podrían disparar la cifra.

¿Hasta cuánto? Hasta hace unos meses en la conselleria se conformaban con rozar el 2%. Ahora hay un cierto optimismo. No se trata de estar convencidos de que no se va a superar el límite, pero sí de que el escenario es posible. Las subidas de impuestos aplicadas durante el año deben haber mejorado los ingresos propios de la Generalitat y los recortes en el gasto, especialmente en el sector público empresarial, deberían generar ahorros que el año pasado aún no se cuantificaban de forma completa.

¿Y SI NO SE CUMPLE? 

Pero el examen al que se enfrenta Moragues tiene consecuencias que van más allá del cumplimiento o no de un parámetro. Con la asistencia permanente del Gobierno central para atender sus necesidades financieras -ya sea para los créditos que vencen como para pagar facturas atrasadas- la independencia financiera de la Generalitat está en entredicho. Distintas fuentes apuntan a que un muy mal dato de déficit podría suponer una intervención aún mayor de la que ya soporta la Generaliat por parte de Madrid.

La segunda consecuencia política está vinculada a la resolución definitiva de los problemas de financiación de la Generalitat. Si el Consell logra justificar ante el Gobierno que se está aplicando en los recortes, su posición de fuerza ante el futuro debate sobre el nuevo modelo de financiación autonómica será mejor. Por el contrario, un mal dato debilitaría la posición valenciana, especialmente ante otras autonomías reticentes a modificar el actual modelo.

2014, UNA INCÓGNITA

Pero si el resultado de 2013 está por conocerse, lo que ocurrirá en 2014 es una incógnita aún mayor. Moragues ha elaborado sus primeros presupuestos -los anteriores aún son del equipo de José Manuel Vela- con un margen de déficit del 0,7%. Para ajustar esa cifra ha tenido que implantar nuevos impuestos, como el de la banca, o incluir algunas partidas que, en el pasado, se han demostrado una ficción, como la venta de inmuebles de la Generalitat.

Todo para no tocar demasiado los gastos, un capítulo en el que apenas hay margen de maniobra sin recortes sociales relevantes. Dado que el nuevo modelo de financiación autonómica no llegará hasta 2015 -el carácter retroactivo que reclama el Consell es casi una quimera- todo el ejercicio va a estar marcado por la dificultad de la Generalitat para ajustar sus cuentas.

De momento seguirá necesitando la asistencia del Fondo de Liquidez Autonómico (FLA) para los vencimientos de deuda. Lo que no está tan claro es que haya otro plan de pago a proveedores, algo que ha permitido a la Generalitat abonar facturas que se amontonaban en sus cajones. Sin ese plan, cualquier desviación del déficit en 2013 supondría volver a acumular deudas. Todo un reto.  

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