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VALENCIA. Hasta los tres años, los bebés no se limitan a comer, excretar y dormir. Son esponjas. Toda una nueva ola de estudios del cerebro infantil desarrolladas a partir de los noventa ha puesto de manifiesto que los niños menores de tres años, estimulados con experiencias creativas, divertidas e imaginativas, ven reforzado su desarrollo comunicativo, social y emocional. Vamos, que piden a balbuceos teatro. En España, la oferta cultural para esta franja de edad ha tardado en arrancar, pero ya son muchas las compañías y los programadores prestos a atender a los miniyos.

Estas Navidades, en Valencia, los párvulos tienen varias citas. Los días 29 y 30 de diciembre, la Sala Russafa acoge Mamushka, un espectáculo de Susi Lillo para público de entre dos y tres años. La pieza, un homenaje al nacimiento y la maternidad, se inspira en dos cuentos tradicionales que se desarrollan en un bosque de abedules, El pájaro que no sabía cantar y Las muñecas Matrioska.

"Lamentablemente, a partir de los ocho o nueve años, el niño deja de ir al teatro, porque cada vez se abandona antes la infancia, no sé si por los estímulos externos, la tecnología -lamenta la actriz madrileña afincada en Alicante-. De modo que los programadores han ido aceptando que es importante ofrecer expresiones artísticas al niño en edades tempranas, porque es la audiencia del futuro".

En esta forja del nuevo espectador se ha volcado desde su gestación la Sala Russafa. De hecho, en sus planos arquitectónicos ya se previó la apertura de una sala de teatro para bebés. Hasta que llegue el momento de inaugurarla, el espacio se acomoda a los infantes. "Siempre rompemos las gradas para que los padres puedan acercarse al escenario o sentarse sobre él, ya que los niños necesitan cercanía, porque su capacidad de atención es corta y el trabajo es muy de sensaciones", detalla la encargada de la línea de programación infantil de la sala, María de los Ángeles Machirant, quien también se hace cargo de la dirección de Contaria, Festival de Teatro para Niños y Niñas, en cuya presenta edición está incluida Mamushka.

El trabajo de gestión de públicos menores en la sala empieza por sus mayores. En muchos casos, a los padres que acuden por primera vez les invade un alto grado de escepticismo e inquietud que el personal atenúa.

"Los ponemos en butacas que tengan fácil acceso a la salida y les explicamos que si su niño llora, no pasa nada, porque es una reacción normal, sólo tienen que levantarse despacito y salir, y si se relajan, tienen la libertad de volver a entrar -concreta Machirant-. A los niños no podemos obligarles a que actúen de una determinada manera, pero sí ayudarlos a descubrir universos maravillosos a través del teatro".

CICLOS A LA VUELTA DEL AÑO

La Rambleta ha anunciado una muestra para menores de tres años para 2014, pero hasta que se concrete, salpican su programación anual con montajes para los más pitusos. Los días 27 y 28 de diciembre, dentro de su ciclo Nano-Xmas, han incorporado Descubriendo el bosque, un taller escénico, destinado a niños de entre uno y tres años, donde Marta Pereira trabaja los sentidos del olfato, la vista, el oído y el tacto.

Escalante Centre Teatral ya cuenta con un ciclo especializado en bebés. Menut Teatre, programado entre el 11 y el 25 de mayo de 2014. Entre los espectáculos previstos se encuentra Río de Luna, de la compañía grananina Da.Te Danza, pioneros en la danza contemporánea para bebés en España.

Su coreógrafo, Omar Meza, afirma que el quid está en la emoción. "Un bebé es un ser sensible que siente todo lo que pasa a su alrededor. ¿Cómo hacer para que entre en comunión con un espectáculo? Tendremos que ir a las emociones primarias. Hay que conectar con las cosas que le interesan. Que son muchas. Si ves a un bebé tocando una bolsa, compruebas que está en un proceso de investigación alucinante: mira el color, cómo huele, qué costuras tiene...".

La obra con la que visitan Valencia la próxima primavera se alzó en 2011 con el Premio especial del jurado al mejor espectáculo de danza en Fetén, feria referencia del sector que se celebra cada año en Gijón.

Otros botones de muestra en nuestro país son los ciclos Rompiendo el cascarón, en el Teatro Fernán Gómez de Madrid, Acunándote, en Granada, y el festival El més Petit de Tots, con sedes en Sabadell, Igualada, Barcelona, Lleida, Olot, Sant Cugat, Tordera y Benicàssim.

LAS PICAS VALENCIANAS

Menut Teatre se sumó a este circuito hace siete años. Su director, Vicent Vila, recuerda cómo los comienzos no resultaron sencillos. "Cuando empezamos había problemas porque las compañías no tenían espectáculos de este formato destinados a estas edades -recuerda su director, Vicent Vila-, pero con el tiempo ha ido creciendo todo, no sólo en España, sino que en Valencia habría suficiente material para hacer un ciclo completo".

Y destaca El Teatre de la Caixeta, Engrata Teatre, el Teatre Buffo, Lluerna Teatre, el Teatro de Marionetas La estrella y La Monda Lironda Teatre.

Esta última es el proyecto de investigación técnica y artística de lnés Cárdenas. La Monda Lironda visita el 26 diciembre El Puig con Mamá Natura, y los días 27 de diciembre y 26 de enero, Tavernes de Valldigna y El Canguro Verde, en Valencia, con La mar de vida. Ambas piezas trabajan el despertar de los sentidos y las emociones desde la manipulación de objetos.

La actriz, titulada en arte dramático y trabajo social y especialista en Teatro y Educación, adecua sus funciones a las reacciones de su público. "Tenemos un guión cerrado, pero siempre nos mantenemos alerta ante las respuestas de los niños. Si detectas que alguno está más nervioso, intentas dejarle espacio para que se tranquilice. La obra es un paseo que hacemos todos juntos, pero uno puede necesitar tiempo para entrar o se puede parar a ver algo en el camino y luego continuar".

El artículo 31 de la Convención sobre los Derechos del Niño señala que los pequeños de 0 a 18 años tienen derecho a disfrutar de actividades artísticas y culturales. En Valencia, cada vez son más los escenarios que frecuentar con bebés para ejercerlo.