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El rector de la Universitat de València defiende su gestión durante estos cuatro años, y asegura que Vicent J. Martínez no es oposición, sino un "amigo"
VALENCIA. El rector de la Universitat de València, Esteban Morcillo, tiene clara la necesidad de integrar el sistema universitario público y privado para llegar a un modelo "racional". Este viernes, Morcillo defendió la especialización y diversificación de las universidades públicas para poder atender las necesidades sociales, y pidió que la Generalitat realice una planificación estratégica y una racionalización de titulaciones en la sociedad valenciana.
En un encuentro con los medios, el actual rector insistió en la necesidad de un sistema público-privado que tenga coherencia. De hecho, en los últimos días, han aumentado las quejas desde la Universitat por la proliferación de
ofertas de la titulación de medicina en la universidad privada, por lo que pidió un aumento de las titulaciones que no genere más paro. La intención es que el mapa de titulaciones para favorecer la empleabilidad sea tanto para privadas como para las públicas.
OPTARÁ A LA REELECCIÓN COMO RECTOR
Morcillo anunció que optará a la reelección en las elecciones a rector que se celebrarán el próximo 20 de febrero. A pesar de las críticas que ha recibido por su gestión por parte del catedrático de Astronomía y cabeza de lista, Vicent J. Martínez, Morcillo apunta a que su preocupación más importante son las dificultades financieras y las tensiones de tesorería que arrastra la Universitat derivadas de la deuda de la Generalitat.
Morcillo defendió su gestión y la de su equipo a lo largo de estos cuatro años de mandato, en el momento más complicado de la universidad española "desde la transición democrática". También consideró que se trata de un período "absolutamente crítico", puesto que "pocas veces se ha producido conflicto y malestar en todos los estamentos de la universidad a la vez".
"Los estudiantes están encendidos con la subida de tasas y (el recorte) de becas; los profesores por algunas cuestiones del decreto Wert, al igual que el Personal de Administración y Servicios (PAS), a causa de la falta de oferta pública de empleo y la dificultad en la carrera profesional", insistió. Por este motivo, insistió en que ahora más que nunca es importante mantener la cohesión de la comunidad universitaria.
EN LA UNIVERSIDAD NO HAY OPOSICIÓN
En cuanto a la figura de oposoción en la que se ha erigido Vicent J.Martínez, Morcillo subrayó que no entiende a otros aspirantes como "rivales o antagonistas, sino como compañeros" y recalcó que, a diferencia del ámbito político, "aquí no hay un partido o líder de la oposición; una vez que la comunidad universitaria otorga su confianza a una persona, todos trabajamos juntos por el bien de la universidad".
Morcillo apuntó que considera a Vicent J.Martínez "incluso, un amigo". Por esta razón, cuando se le han recordado unas declaraciones de Martínez sobre que no podría "padecer" cuatro años más a Morcillo, éste ha dicho que prefiere tomárselo a broma.
También insistió en que la Universitat ha preservado "su dignidad institucional y no ha rehuido ningún tema". Al respecto, ha recordado cuestiones como la LOMCE, el plan urbanístico del Cabanyal, los desahucios, las huelgas generales, el Pacto por la Sociedad Civil impulsado por la Generalitat o el cierre de Radio Televisión Valenciana (RTVV), donde la institución ha mantenido posiciones firmes haciéndose eco de lo expresado por la comunidad universitaria".El rector ha expresado su "profunda preocupación por la proliferación de universidades privadas" y su oposición a la creación de la sexta de ese tipo en la Comunitat Valenciana.
En efecto, no hay oposición... Y así nos va... como en todos los sitios en los que no hay oposición, no hay espacio para el debate ni control del nepotismo ni freno para el adulador ni tampoco voz para la disidencia. La universidad precisa de un cambio radical y completo, que rompa de una vez por todas con la generación del actual equipo rectoral, que vienen gobernando esta institución desde los años ochenta, con diversos nombres, pero que ya tiene poco de progresista y valenciano, como se subtitulaba aquel antiguo Bloc, pequeño burgués y asambleario. La alternativa que se presenta no es tal, porque pertenece a este mismo grupo, no tiene un programa alternativo, lo que no sería nada difícil ante el vacío absoluto de pensamiento político de este último rectorado. La alternativa solamente es un grupo que quiere volver a gobernar (su líder fue un antiguo vicerrector de estudiantes ya con el Bloc y ha ocupado siempre cargos de confianza en ese entorno) No existe ninguna propuesta general alternativa ni programa de actuación ni equipo ni nada de nada. Solamente frases bien cuidadas, no sea que se moleste alguien y no se pueda llegar a un acuerdo en forma de vicerrectorado tras la farsa de la elección. Es triste comprobar en qué ha quedado reducida la política universitaria pero la propia estructura de gobierno propicia el ascenso de la insipidez más tediosa, favorece el clientelismo, la docilidad y las cortes del faraón, margina al desafecto y persigue al disidente y carece de mecanismos de control de las malas prácticas por la ausencia de oposición, precisamente, algo de lo que se enorgullece, y no es para menos, el rector que ha consumado ese largo camino hacia la nada del antiguo Bloc. Insisto pues en que lo que más precisa la Universidad es una oposición con mayúsculas, crítica, valiente y organizada, que recupere el papel del claustro universitario: que fiscalice las cuentas y los contratos y que obligue a rectificar y a fomentar las buenas prácticas, la excelencia académica, la investigación de calidad y la buena organización docente, con igualdad y justicia social. El panorama actual es tan negativo que haría falta un grupo decidido que hiciera frente a la política nefasta de la Generalitat y del gobierno central y, al mismo tiempo, rompiera con la sociedad de notables que lleva gobernando la universidad desde hace más de cuatro décadas, repitiendo una y otra vez las mismas prácticas, unas veces como tragedia y la mayor parte como farsa. Sin un cambio real, las universidades privadas seguirán ganando terreno, doblemente favorecidas por las políticas agresivas de los gobiernos de derechas y por la ausencia de políticas reales desde dentro de las instituciones públicas.
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