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VALENCIA. El museo de Bellas Artes de Valencia está considerada la segunda pinacoteca de España por el número de obras que alberga en su interior. Según un informe de 2011, cuenta con más de 3.000 cuadros, más de 13.000 grabados, 4.500 dibujos, y miles de piezas escultóricas o de arqueología. Su colección es un pozo sin fondo.

El centro puede ceder en depósito obras a instituciones. En sólo un caso, el del monasterio de El Puig, ha sido irregular y no está controlado. Son cerca de 200 piezas las que forman parte de un depósito que el museo realizó por mandato ministerial desde los años cincuenta en favor de la Orden de la Merced.

Al margen de esta situación excepcional, el museo tiene cedidas otras 118 obras de su colección que se encuentran repartidas por trece instituciones. La que más piezas alberga es Les Corts, que exhibe 37 en sus distintas instalaciones.

La más destacada es una copia de un pintor valenciano del XVIII del famoso retrato de la marquesa de Parreño de Mengs. Este tipo de cuadros se realizaban para que después los estudiantes de la academias que no podían ir a la Corte a ver las obras in situ aprendieran y conocieran las nuevas técnicas.

El Tribunal Superior de Justicia es la segunda entidad en número de obras en depósito. En concreto en sus paredes se pueden encontrar exhibidas 23 pinturas del museo, mientras que a la Fiscalía se le han cedido 14 obras.

CAMPS SE PIDIÓ EL MEJOR

Un caso llamativo es el del Ayuntamiento de Cocentaina que tiene cedidas ocho pinturas pero las guarda todas en un almacén. El Colegio Mayor san Juan de Ribera de Burjassot tiene cedidas también ocho obras
mientras que el convento de Capuchinos de Massamagrell seis, como la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Montserrat.

El Palau de Manises cuenta sólo con cuatro cuadros del San Pío V pero tiene el más importante de todos. Se trata de una pintura de San Miguel Arcángel
de 1525
que fue realizada por Miguel Esteve, "una pieza imponente" según un historiador que formaba parte fundamental del discurso del museo. La obra, que llegó al San Pío V por la desamortización del Castillo de Montesa, fue solicitada por el anterior presidente de la Generalitat, Francisco Camps, con motivo de la visita del Papa Benedicto XVII. La pintura se trasladó al Palau de Manises en 2006 donde ha permanecido desde entonces.

Desde su llegada el óleo se convirtió casi en un emblema visual para el Consell. El grado de exhibicionismo de la pintura fue tal que Camps la usó como fondo para un retrato que encargó de la Familia Real y el Papa por su visita a Valencia.

El estado del cuadro preocupa mucho entre los historiadores. Consta que en al menos dos ocasiones los técnicos del San Pío V han emitido informes en los que se advierte de que el Palau de la Generalitat no es el espacio más indicado para albergar una pintura de esas características.

En concreto, en dichos informes se menciona al aire acondicionado como un factor a tener en cuenta. Igualmente se recuerda que se exhibe en una sala donde el expresidente Camps recibía a los invitados (ahora hace lo propio Fabra) y se le hacen fotografías con flashes. "Ya se han retratado con él; lo que deberían hacer es devolverlo al museo para que lo puedan ver todo el mundo", apunta un historiador.

Menos problemática es la situación de las cuatro pinturas que se le ha cedido a la Conselleria de Economia, Hacienda y Empleo. Por su parte el Museu d'Història de València exhibe dos cuadros prestados por el San Pío V. El Palacio de Cervelló cuenta también con dos pinturas en depósito, al igual que la delegación del Consell en Alicante.

UNO DE LA ACADEMIA AL COMEDOR

La Conselleria de Educación, Cultura y Deporte, es la que menos pintura tiene cedida por el San Pío V con sólo dos obras en depósito. Una de ellas se encuentra en el comedor privado del conseller, en este caso consellera. Por si fuera poco, pertenece a la Academia de Bellas Artes de San Carlos.

Las pinturas que se han cedido en depósito por parte del San Pío V no son, en su mayoría, de primera fila. Así lo creen dos historiadores consultados que estiman que son obras "interesantes", pero el museo puede mantener su interés y coherencia sin ellas. No ocurre así con la pintura de Esteve presente en el Palau de la Generalitat, cuya ausencia del San Pío V es "irremplazable", dijo uno.