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EL FINAL DE RTVV SE RETRANSMITIÓ EN DIRECTO

Operación Telefunken

JOAQUIM CLEMENTE / CARLOS AIMEUR FOTOS: FOTOAGENCIA VALENCIA/VP. 30/11/2013 El Consell se topó con una batalla legal de 18 horas emitida en directo con la policía dentro de RTVV y un corte abrupto de la emisión FOTOGALERÍA

VALENCIA. Ràdio Televisió Valenciana (RTVV) dejó de emitir este viernes a las 12 horas y 19 minutos. Habían pasado cerca de 18 horas desde que el Consell, reunido en una sesión extraordinaria, había ordenado el corte de la señal de Canal 9. Lo que en principio se urdió para que fuese una acción rápida acabó convirtiéndose en un asedio a un Centro de Producción de Programas en el que los trabajadores se atrincheraron hasta que la policía autonómica, con una orden judicial, les desalojó. De ahí, a negro. 

La que podríamos bautizar como Operación Telefunken llevaba diseñándose desde hace días en el Palau de la Generalitat. Había que aclarar tres aspectos clave: el jurídico, el técnico y el político, y después fijar el día y la hora. Técnicamente ya se sabía cómo se iba a cortar, incluso se había contactado con un técnico externo a la casa para que ejecutase la orden. 

Jurídicamente el departamento que dirige Cristina Macías, secretaria autonómica de Presidencia y responsable de la Abogacía, había dado el visto bueno a un elemento clave: cerrar antes de despedir a los empleados. Fuentes oficiales consultadas por este periódico aseguraron que los letrados de la Generalitat consideran que la opción de enviar a todos los empleados a casa con un permiso retribuido no conculca del Estatuto de los Trabajadores en relación a la obligación de la empresa de facilitar un puesto de trabajo efectivo.

Ya solo quedaba la decisión política. El jefe del Consell Alberto Fabra había sido taxativo en este terreno: Canal 9 se cerraba y se cerraba cuanto antes. Les Corts ya habían aprobado la derogación de la ley de RTVV y el siguiente paso era destituir al consejo de administración y nombrar a la tripleta de liquidadores que asumirían el mando e iniciarían todos los procesos de desmontaje de la radiotelevisión autonómica.

18.30 HORAS: LA REUNIÓN SECRETA DEL CONSELL 

Con todo listo, el presidente citó al Consell a las 18:30 del jueves al Palau de la Generalitat. La convocatoria se hizo de la forma más discreta posible y con un mensaje: nada de filtraciones. Que no se sepa. Los consellers llegaron a la calle Cavallers sin sus coches oficiales.

Desde el exterior, caída la noche ya sobre Ciutat Vella, nada hacía presagiar que en el interior del Palau había una reunión trascendental. En ese cónclave se iba a tomar la decisión de cerrar RTVV esa misma noche. La hoja de ruta, esa que formalmente no existía, se puso sobre la mesa: Poco antes de las doce de la noche se publicaría una edición especial de Diari Oficial de la Comunitat Valenciana (DOCV) con el nombramiento de los liquidadores y la orden de cese inmediato de las emisiones.

Todo estaba diseñado para que los tres responsables del futuro de RTVV se presentasen ya investidos de su autoridad y con la orden bajo el brazo en Burjassot a partir de medianoche. Si todo salía como estaba previsto, en el centro habría pocos empleados y la programación que se estaría emitiendo en ese momento eran enlatados. El cierre debía ser sencillo y sin oposición. Tenían que entrar en el control central y desconectar la emisión.  

Pero algo se torció.

Sobre las 18:40 llegaron las primeras informaciones de que el Consell estaba reunido. Nadie confirmaba ni oficial ni extraoficialmente. ValenciaPlaza.com logró tras varias llamadas certificar la reunión. La noticia del encuentro extraordinario del Consell pasó a abrir este periódico poco antes de las siete. La estrategia del secreto había saltado por los aires.

Pese a que la Generalitat acabó reconociendo que se había celebrado el encuentro -la agencia Europa Press publicó una fotografía del vicepresidente José Císcar y del conseller Máximo Buch saliendo del Palau-, no hubo ninguna nota ni comunicado oficial. Lo que no pudieron negar fue que se había abordado el cierre de Canal 9 y que se había nombrado a los liquidadores.

La incertidumbre se adueñaba de los empleados de la televisión y la radio pública, que se preguntaban cuándo iba a llegar el cierre definitivo. Pero pasaron casi cinco horas hasta que se desveló la intención del Consell.

00.00 HORAS: RÀDIO 9 SE QUEDA MUDA 

La chispa prendió a medianoche. Los técnicos de Abertis cortaron la señal del popular programa La Taula Esportiva tal y como se les había encargado. Esta emisora era la única cuya señal no dependía del ente, sino que estaba contratada a la multinacional. Era la más fácil de suprimir.

La noticia del cierre de Ràdio 9 se difundía a través de las redes sociales rápidamente. El programa más oído de la emisora desaparecía abruptamente para sus decenas de miles de seguidores y lo hacía justo en un día en el que Valencia CF había jugado un partido internacional y había ganado, con el interés mediático que eso suscita. Ese fue el primer error del Consell: Se habían quedado sin el efecto sorpresa.

Un WhatsApp, un mensaje de Twitter, un post en Facebook... las redes pusieron en alerta a la comunidad virtual valenciana. Pasados pocos minutos de la medianoche profesionales como el cineasta Maxi Valero colgaban en su muro de Facebook el acuerdo del Consell por el cual se decidía el cese inmediato de las emisiones de RTVV a través de todos sus canales. 

La palabra clave era inmediato. Ese fue el segundo error del Consell. Al leer inmediato, los trabajadores se temieron lo peor. La precipitación en el cierre les movilizó. En cuanto conocieron la noticia se dirigieron de seguido a los estudios de Burjassot. El mejor ejemplo, Rafa Molés y Genar Martí, que acababan de recibir un premio del diario Levante por su programa Societat Anònima y que estaban de celebración con todo el equipo del espacio. Una vez recibieron la primera llamada contando lo que pasaba, salieron corriendo al edificio de RTVV.

Ambos se convirtieron en dos de los rostros de la noche, con sus conexiones en directo. Para la historia quedará la entrevista de Martí a Paco Telefunken Signes, pero eso ocurriría ocho horas más tarde. Martí también sería el último rostro conocido que pudieron ver los espectadores antes del apagón.

 

00.30 HORAS: REBELIÓN ANTE EL ABUSO 

Indignados por el subrepticio intento de cierre, los profesionales de RTVV se rebelaron ante lo que consideraban un abuso del Consell de Alberto Fabra. A las inmediaciones de Canal 9 llegaban actores, presentadores, veteranos periodistas... No les dejaron entrar. La policía autonómica tomó el edificio. Su constante presencia toda la noche puso de relieve el importante papel del conseller de Governació i Justícia Serafín Castellano en toda la operación.

Las vallas del recinto estaban cerradas. Los trabajadores que estaban dentro no podían salir. Los que estaban fuera no podían entrar. Se comunicaban a través de móviles. "No tengo batería" era el saludo más habitual a cada llamada. El tono de silbido por defecto del WhatsApp sonaba con frecuencia. Finalmente se abrieron las vallas y algunos trabajadores y fotógrafos consiguieron introducirse en el edificio de Burjassot. El resto se quedaron fuera, al frío de la noche. Cuatro grados y mucha humedad. Comenzaron a repartirse metros y metros de cable para poder hacer conexiones con el exterior. 

FERRI TOMA LAS RIENDAS

Dos técnicos, el citado Paco Telefunken Signes y su sobrino Pepe, accedieron al centro en un coche de la policía autonómica. Tras un intento abortado de corte de las emisiones, a Telefunken se le escondía custodiado en la sala 032, en la planta baja, la famosa sala de espera del Tómbola y del Parle vosté, calle vosté. La policía autonómica bloqueó el plató 1. Mientras, en el estudio 3, Frederic Ferri ya había tomado las riendas de un informativo especial, el último programa de la cadena pública valenciana. 

La alusión en directo de Ximo Puig al 23-F fue refrendada enseguida por muchos profesionales veteranos. "Es lo mismo, yo lo viví y es lo mismo", aseguraba en la entrada de Burjassot un fotógrafo de un diario regional. La mayor similitud será una ventana.

Si los soldados golpistas desertores abandonaron el Congreso por una ventana, en esta ocasión fueron los periodistas, trabajadores y miembros de la oposición los que tuvieron que entrar por una, la única que la policía autonómica dejó desguarnecida, bautizada como "la ventana de la antena" por hallarse junto a un aparato de emisión.

04.15 HORAS: PRIMERA NEGOCIACIÓN

El Consell había anunciado a través de un medio afín que las emisiones concluirían a las cuatro de la madrugada. No fue así. Se esperaba la llegada de furgonas de la Policía Nacional, pero tampoco ocurrió eso. En torno a las cuatro y cuarto de la madrugada se producía la primera negociación entre el presidente del comité de empresa, Vicent Mifsud, y el Comisario Jefe de la Policía Autonómica Valenciana, Miguel Álvaro Rodríguez Fernández.

Sería la negociación más tensa de las que mantendrían esa noche. Mifsud le pedía una orden judicial para dejarle acceder al control central. El comisario le indicaba que como policía autonómica él podía actuar en función de órdenes administrativas y judiciales. Mifsud no cede. Está cansado, lleva dos días prácticamente encerrado en RTVV, pero no cede.

–Esta situación no tiene precedente en ninguna democracia occidental; entiéndame. Pensad en todo lo que supone esto.

–Ése es un problema que a nosotros se nos escapa.

Pese a su comentario, Rodríguez consultó por teléfono.

Los trabajadores se iban incorporando al centro de Burjassot. Despedidos por el ERE, históricos de la cadena... Mientras el Consell se encontraba atascado, no había salido nada de la Operación Telefunken como esperaban, los trabajadores se planteaban una estrategia clara: aguantar hasta las seis y media de la mañana y poder entrar en directo en los informativos nacionales.

La llegada de Ferrán Garrido, reportero de RTVE, fue recibida con aplausos. Empar Marco, de TV3, que vive cerca de RTVV, realizó las primeras conexiones vía telefónica en chándal para después informar en directo noche, madrugada y día desde Burjassot para la autonómica catalana, la primera que pinchó la señal de Nou en su cadena. Canal 9 llegaba a Catalunya, aunque no por las razones que todos querían. Los medios convencionales se sumaron a las redes sociales. El hashtag #RTVVnoestanca logró superar los 2,3 millones de impactos.

05.50 HORAS: EL LIQUIDADOR CONTRAATACA

Poco antes de las seis Mifsud reunió a los trabajadores en grupos por los pasillos y les fue poniendo al tanto de las negociaciones. El liquidador de la empresa, Antonio Hervás, les había denunciado por ocupación ilegal en el juzgado de Paterna.

A las seis estaba previsto que llegase la orden judicial de desalojo. Mifsud tranquilizó a sus compañeros. "Os identificaréis, eso no conllevará más que una sanción administrativa, sin más, y os podréis ir; no os resistáis y no plantéis cara con violencia".

La guerra estaba perdida pero la primera batalla se ganaba antes de la siete de la mañana. A esa hora les llegaba a los trabajadores de RTVV la confirmación oficial de que el juzgado había rechazado la orden sin un dictamen de la Fiscalía. Los trabajadores de Informativos y los técnicos aplaudieron.

Habían conseguido lo que querían: tiempo. Podrían emitir hasta las ocho, entrarían en directo en toda España. "Hablarán de nosotros en las tertulias". La editora del informativo de mediodía, Pepa Beltrán, con la ayuda de toda la redacción preparaba las conexiones en directo para el Bon Matí. "Tenemos que trabajar como si fuera un día normal".

A las ocho menos cuarto se produjo la segunda negociación de Mifsud con Rodríguez. El presidente del comité de empresa insistió en la orden judicial y el comisario le replicó que iría al juzgado y en un par de horas le llamaría. 

"COMO LOS TERCIOS DE ALATRISTE"

Cerca de allí la veterana periodista Reis Juan charlaba con técnicos y periodistas que se encontraban en Burjassot como ella toda la noche. Todo el mundo hablaba del cansancio. "En mi caso no es físico, es mental", comentaba Juan; "no sé si después de esta tortura volveré a ser una persona normal. Han sido dos años infernales, el ERE y ahora esto", añadía. Uno de los técnicos evocó a los tercios españoles en la batalla de Rocroi, inmortalizados por Arturo Pérez-Reverte y la película Alatriste. "Somos como ellos; nos vencerán, pero nosotros resistiremos hasta el final", sonreía.

Mifsud seguía informando a los trabajadores de cómo iban las negociaciones. Conforme llegaban las primeras horas del día sus hombros estaban más caídos, pero él intentaba mantener la cabeza alta, la serenidad, hablaba con voz tranquila y pausada. Los trabajadores formaban círculos en torno a él en los pasillos. "Cuando llegue la policía tenéis que apartaros; dejadles pasar. Ellos quieren acceder al control central; vosotros gritaréis pero ninguna agresión. Después nos desalojarán tras pedirnos la identificación", explicaba.

Las cadenas nacionales ya estaban todas apostadas a las puertas del edificio. También centenares de curiosos y políticos de la oposición. La reja estaba cerrada y los periodistas que querían entrar y no estaban en turno debían saltar la valla que rodea al edificio. Así lo hicieron Amalia Sebastián, Clara Castelló o Julià Alvaro, entre otros.

Poco antes de la nueve de la mañana los trabajadores celebraron la segunda victoria. Paco Telefunken Signes se fue. El técnico contratado para apagar la televisión desistió. Genar Martí le entrevistaba antes de marcharse y se lo narraba a sus compañeros. Mientras editaba el vídeo, el resto de compañeros aplaudía.

La emisión del vídeo fue recibida con más aplausos por parte de los trabajadores y los invitados que se encontraban en el plató. El término berlanguiano se ajusta como un guante al de Gata de Gorgos.

El guionista Paco López Barrio resumía la situación en un post en su muro de Facebook: "Cuando escribía guiones para L'Alqueria Blanca no se me ocurrió imaginar un personaje como Paco Telefunken, reparador de teles de Gata de Gorgos. Decididamente no estoy a la altura de la propia realidad". "El verdugo ha dimitido, como quería hacer el de la película de Berlanga", bromeaba un técnico. En unas horas se creará una página de fans en Facebook que en menos de un día superará los tres mil seguidores.

SALDANDO CUENTAS CON EL PASADO

Uno de los momentos más emotivos de la jornada se produjo poco antes de la marcha de Paco Telefunken, con la llegada de Beatriz Garrote a Burjassot. Por primera vez en siete años RTVV entrevistaría a la portavoz de las víctimas del accidente del metro de la Línea 1. Los trabajadores de la cadena querían saldar las cuentas del pasado, hacer justicia en sus últimos minutos. La policía le impedía entrar pero Garrote y los periodistas de RTVV aprovecharon un fallo en la seguridad y la introdujeron a la carrera en el estudio 3, tras forzar una puerta de emergencia atrancada. Cuando Garrote accedió al plató el aplauso fue estremecedor.

A las diez Mifsud se reunió con los técnicos y les explicó que se especulaba con la posibilidad de que les cortasen la luz. En las redes sociales se estaba informando de que se habían iniciado contactos con Iberdrola para ello. Los técnicos aseguraban que podían aguantar una hora y después lo que durasen los grupos electrógenos. Las mismas fuentes que anunciaban el intento de corte de luz aseguraban media hora después que Iberdrola se había negado a interrumpir el suministro.

No fue el único rumor que circuló por los pasillos. Se habló de que desde el Consell se había sugerido apagar repetidores pero que Castellano lo había impedido porque eso habría supuesto dejar sin servicio al 112. Nadie intentó encontrar confirmación oficial. Ya no quedaban fuerzas para ello. Se limitaban a esperar acontecimientos mientras trabajaban.

 

11.00 HORAS: LA POLICÍA YA TIENE LA ORDEN 

Mientras, los miembros del Consell y sus equipos, camino del pleno de Ibi, recibían inquietos las noticias que llegaban de Burjassot. En la Generalitat empezaba a cundir el pánico. La Operación Telefunken había fracasado estrepitosamente. La televisión se había rebelado. Les estaban avergonzando en directo una vez más. Tras una noche de infamia, les llegaba su primera buena nueva: Los juzgados de Paterna ordenaban sobre las 11 de la mañana el desalojo de los trabajadores de las instalaciones de Canal 9, tras recibir el informe favorable de la Fiscalía a las medidas cautelares solicitadas por la comisión liquidadora de RTVV nombrada por la Generalitat. 

El desalojo era ya inminente y, finalmente, las tensiones y las horas en vela hicieron mella y se produjeron llantos, escenas de dolor, abrazos. Mifsud miraba su móvil. Esperaba la llamada del comisario Jefe de la Policía Autonómica. Sólo quedaba negociar la salida. Los redactores de Informativos intentaban, pese a todo, cerrar la marcha de una unidad móvil al pleno de Ibi, para realizar una última retransmisión.

El pleno del Consell fue un poema. Fuentes consultadas hablaban este viernes del malestar de varios consellers por la gestión del cierre. Los consellers fueron recibidos con abucheos en Ibi y fueron despedidos con insultos. El envío de una nota de prensa por parte de Presidencia despertó la hilaridad de los trabajadores. El Consell aseguraba que la ocupación era un delito penal. Las risas y burlas se sucedían. Un abogado amigo de un periodista lo resumía con una frase: "Es una gilipollez tamaño folio".

Los trabajadores comenzaron a hablar de futuro. Los que habían entrado a última hora de la madrugada, primera de la mañana, habían tenido noticia de que el departamento de Seguridad tenía en su poder ya dos listados de trabajadores: uno de un centenar de personas que podían incorporarse y otro de más de 1.500 empleados que no podían acceder porque habían recibido el permiso retribuido para que no pudiesen denunciar ‘mobbing'. 

Los próximos meses, durante la liquidación, sólo podrán acceder a las instalaciones este centenar de profesionales, básicamente administrativos pero también del departamento de Comunicación y de Multimedia, encargado de la web corporativa. Una productora de Informativos aseguraba que la televisión cerrada y sin emitir costará 150.000 euros diarios.

11.50 HORAS: LA ÚLTIMA NEGOCIACIÓN 

A las 11.50 Mifsud volvía a dialogar con el comisario jefe, de nuevo en el pasillo de la planta baja, muy cerca del lugar dónde había estado escondido Paco Telefunken.

–Os entiendo–, le dijo el comisario–. Tengo familia en el paro y sé lo que es esto.

Mifsud y el comisario pactaron unos minutos para que él pudiese informar a los trabajadores.

–¿Qué necesitáis? ¿Diez minutos?

Mifsud asintió. Le costaba hablar. Los hombros estaban más caídos pero seguía intentando mantener la cabeza alta. Seguía mirando a los ojos. El comisario miró la hora en su móvil.

–Bien, son ahora las 11.50; a las doce subiré. Gracias por tu colaboración; me habían dicho que eras una persona razonable y la verdad es que lamento haberte conocido en estas circunstancias. Espero que podamos volver a vernos en el futuro.

–Sí, espero –murmuró Mifsud que a duras penas podía hablar.

El comisario quiso transmitirle calma:

–Dile a la gente que no se asusten, que aunque son policías de uniforme con porra y arma, nuestra intención es no intervenir.

Mifsud asintió, le dio la mano y volvió con sus compañeros. Mientras subía la escalera suspiró, respiró hondo e irguió la cabeza y los hombros, de manera casi imperceptible. "Bueno", musitó. Ante sus compañeros, con sus últimas fuerzas, sereno, les resumió la situación. En la redacción de Informativos, en los estudios, en control central, en todo el edificio, comienza a aparecer el silencio.

ESTO ES EL FIN

Fueron pasando los minutos; los diez minutos se convirtieron en quince. La policía autonómica accedió al control central. Subieron por las escaleras traseras metálicas del centro de estudios de Burjassot hasta la primera planta. Allí les aguardaba un centenar largo de trabajadores de RTVV apostados en el pasillo.

 

Tal y como habían pactado Mifsud y el comisario jefe sólo se gritó. "No teniu vergonya, no teniu vergonya". Los trabajadores daban palmas mientras coreaban consignas. El comisario llegó hasta el control central, mirando a la gente con la orden judicial en la mano y cara de circunstancias. "Açò és un colp d'estat! Açò és un colp d'estat!". Los policías echaron a los técnicos. Genar Martí, extrañado, preguntó qué pasaba. Nadie entendía nada. No había ningún técnico en la comitiva policial. 

Todo había sido un paripé para distraer a los trabajadores. En otro lado del edificio, en la sala de máquinas, se accionaron las palancas de las dos UPS, las dos unidades eléctricas y se dejó sin luz a la televisión. Se cortó la emisión, se cortó todo.

"Lo más gracioso es que podían haber interrumpido las emisiones desde un ordenador", murmuraba un técnico de RTVV. "Son tan burros que ni sabían lo que tenían que hacer", agregaba en alusión al Consell. No. En su lugar optaron por la medida más drástica, quitar la luz.

Cinco personas, cuatro técnicos de la casa y uno de la Generalitat, decía un operador, conocen el sistema para simplemente con apretar un clic de ratón cortar la señal de emisión de Nou y Nou 24. "Pero van y le han pegado un tiro", se lamentaba. La Operación Telefunken había sido todo un dechado de ignorancia, desconocimiento e improvisación; la peor manera de resolver el cierre de RTVV.

Las consecuencias de la actuación policial fueron muchas. El cuadro de mandos dio un petardazo. Todo pasó a negro. Monitores. Ordenadores. Equipos. Y silencio. La derrota era eso: El silencio. Lo más sobrecogedor. De pronto alguien gritó. Un hombre maldijo. "Merda de país!". Había sucedido lo imposible, lo que casi nadie creía que iba a pasar.

 

12.20 HORAS: DESPUÉS DEL APAGÓN 

Llegaron los abrazos, los llantos, los intercambios de números de móviles. "Esto no ha acabado", decía un cámara. Mifsud les invocaba a sus compañeros a salir "con la cabeza alta". Afuera, en el exterior de los estudios de RTVV en Burjassot centenares de ciudadanos anónimos esperaban a los trabajadores. Tal y como iban saliendo les aplaudían, les animaban. 

"Veinte años aquí", murmuraba un técnico mirando el panel de control, "veinte años aquí...". Como una mácabra broma, en un monitor se podía leer un mensaje: "No hay señal o es de poca calidad. Revise la conexión y posición de la antena".

Un cámara y un redactor miraban las televisiones y ordenadores en negro del departamento de Informativos. "Se han cargado el sistema informático, el sistema técnico que incluye el Avid, las emisiones, los estudios...", comentaban entre ellos. 

En 24 años RTVV nunca se había apagado. Cuando sufrieron un sabotaje hace unas semanas, tardaron cinco horas en volver a ponerlo en marcha. Este viernes, a las ocho de la noche, ocho horas después del apagón, no habían conseguido reponerlo y seguía funcionando con la luz de emergencia.

Una redactora hizo una última fotografía al departamento de Informativos vacío. Después, bajó en silencio a la calle. La policía no hizo apremio para desalojar. No se pidieron identificaciones. Los trabajadores, una vez fuera del centro de producción de Burjassot, permanecieron en la zona de acceso a RTVV en único grupo, unidos. Les costaba salir. "Es como un sueño", decía una productora.

Ya en la calle, la vicepresidenta del comité de empresa Salut Alcóver se abrazaba a un compañero, se escondía en su regazo, pero mostraba el rostro, que se viera que no lloraba. Los cámaras se hicieron fotos; durante horas habían filmado para las otras cadenas.

A Paco Garrigues, operador de equipos, montador, responsable de cabinas en los últimos años, le esperaba su hijo. Fue de los últimos en salir e hizo posible muchas cosas para la transmisión del informativo, como el acceso al material técnico. Su hijo le dijo lo orgulloso que estaba de él. Garrigues lloró. 

Los coches que pasaban junto a los estudios de Burjassot pitaban como muestra de apoyo. Mifsud fue saludado por personas anónimas que habían acudido a animarles. Una compañera envuelta en lágrimas se abrazaba a él llorando. Salud Pedrós, exdirectora de Medios en la estructura creada por la exdirectora general, Rosa Vidal, fue al encuentro de Mifsud. Charlaron unos minutos en la puerta, amigablemente.

Lentamente se fueron yendo todos. Al final, en torno a las tres de la tarde sólo quedaban unos pocos curiosos mientras las televisiones nacionales realizaban las conexiones con sus informativos a la puerta del centro de Burjassot. El edificio quedó vacío, mudo.

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12 comentarios

Arturo escribió
05/12/2013 21:23

Pilar Dasí: Estoy de acuerdo con casi todo lo que dices, pero me sorprende mucho que sea ahora cuando nos enteremos de que había consignas en los informativos, de que no se podían ni siquiera sugerir críticas a la gestión del PP, como el accidente del metro. ¿Dónde están los periodistas comprometidos que contrarestan la "valentía" de los politicastros de turno, por "activa y por Pasiva", osea, por cojones? Mis amigos periodistas dicen, ahora, que "esto se veía venir". En qué quedamos , entonces?. A toro pasado....todo es rabo.

Joan escribió
02/12/2013 19:31

Sabien que enganyaven però seguien....i seguien; cobrant, enganyant a la gent, falsificant la informació, alterant eleccions, destruint el patrimoni cultural, venent el país als feixistes... i treballant de genolls. Una televisió valenciana? SI, però, amb periodistes responsables i amb principis ètics.

Antonio Jordá escribió
01/12/2013 23:27

Que lastima. Hoy nieva en Alcoy. En ninguna tv lo he viato. Ver a mi madre mirando la tv el dia del apagón y llorando, no tiene nombre. Bueno, si que lo tiene, pero tengo mas educacion que ellos.

Vicente Sanchis escribió
01/12/2013 18:49

Fantàstica crònica. Poesía periodística. Ojalá hubiera más como vosotros. Gracias por acercarnos la realidad de esta manera.

Antonio Ferrer escribió
01/12/2013 10:47

Buena crónica. Tal vez la mejor que haya leído.

Pilar Dasi escribió
01/12/2013 01:01

PULSACIONES ATEMPORALES A Canal 9, a Radio 9, a los profesionales de RTVV, a la Industria Audiovisual Valenciana, a los estudiantes de la Universidad, a los valencianos. Pilar Dasí Crespo Valencia, 29 de noviembre de 2013 Todas las personas que conozco se han conmocionado con el cierre de RTVV. Personas distintas, con vidas distintas y preocupaciones diferentes y diferentes modo de vivir y de pensar. Variadas inscripciones en su mundo simbólico y en consecuencia distintas identificaciones y distintos modos de vivir lo humano. ¿Cómo entender esto?. ¿Cómo entender que yo misma suspenda el juicio, las razonables críticas que podría hacer a nuestros medios de comunicación desde la razón y simplemente estar conmovida?. ¿Qué ha pasado hoy a las 12,19 minutos? ¿qué paso anoche? O hace un mes cuando se declaró no válido el ERE de RTVV y en un gesto prepotente y estúpido, un político mediocre, con corta trayectoria y peor talante, se atrevió a decir que cerraba por sus cojones? No dijo exactamente por sus cojones, dijo “por activa y por pasiva”, lo cual es muchísimo peor, pues nadie puede decir “nada” y pretender que el otro lo asuma por activa, pero mucho menos por pasiva. Es una frase “destrellatá”. ¿Quién es ese Sr., por muy presidente de la Generalitat que sea, para decir a los ciudadanos de un país democrático, que cierra RTVV y que ya lo ha dicho “por activa y por pasiva”?. Me repugna esa expresión. Implica en su propia formulación que el interlocutor, en este caso el pueblo valenciano y sus representantes, no existe. Somos lo que hablamos, aunque después digamos, en un ejercicio demagógico de lo más pobre, estupideces sobre hospitales, colegios y centros de la tercera edad. Patético. Sobre todo cuando se sabe que no pinta nada y que Roma no paga traidores. El coro de “ministros” es peor, si cabe. Yo sentí angustia. Pero una angustia muy especial, una que hunde sus raíces más allá de los limites de mi existencia física y los avatares de mi vida. Se extiende en generaciones. La misma que he sentido, ante lo que viene de fuera, en tres ocasiones en mi vida. No recuerdo más, en ninguna otra circunstancia, esta sensación. La primera vez fue una noche negra, pesada, que hacia presagiar que lo que pasaba, me pasaba, y lo que pasaba era los últimas sentencias de muerte dictadas por Francisco Franco Bahamonte. En mi juventud no podía entender que se dictarán sentencias de muerte, no entendía las razones, pues más allá de mi ideología, trataba de entender que lleva a un hombre a estampar su firma en un sentencia de muerte. No digo que no entendiera la muerte, el asesinato, la maldad humana, lo que no entendía era esa firma. Esa firma no podía ser buena, teñía de rojo el cielo y de negro los corazones. La segunda vez fue el 23 de Febrero de 1981. Yo tenia un hijo de dos años y 22 días, estaba en 5º de psicología, militaba en el PCE, sabía bailar el Rock, me interesaba el psicoanálisis y había leído algunos libros. También sabía pintarme la raya de los ojos. Me enteré del golpe de estado en la facultad, salí de allí silenciosamente, cogí mi coche (con el que iba a todas partes, incluso casi a la esquina de mi casa), entonces un Seat 850 y me fui directamente y sin pensar a una gasolinera a llenar el deposito. Debí gastar todo lo que tenía y en casa de mi madre, donde estaba mi hijo y adonde me dirigí, no debía tener mucho más. Sentí de nuevo esa sensación que ahora no era roja, ni negra, no tenía color, ni sabor, ni forma, ni sentido. Fue la segunda noche larga de mi vida. Muy larga. Los tanques pasaban, pisoteando la Gran Vía Marques del Turia, y en Monteolivete, una mujer, mi abuela, quemaba unos inocentes panfletos sobre la selectividad. Lo hacia con ahínco, sin desmayo, con decisión y no creía en las noticias que salían por aquella TV del salón de casa de mis padres. Yo mientras pensaba en mi hijo, en la libertad de mi hijo, en su futuro… y con rabia sorda me lamentaba: pues yo no había traído a un hijo al mundo para que viviera con miedo. En ocasiones me invade un llanto antes de que pasen las cosas, sólo por pequeños indicios. Es como una anticipación. Es un llanto angustioso y por eso lloré así la noche del 5 de noviembre, cuando se anunció el cierre de Canal 9. Pero ese llanto y ese sentimiento, no es el mismo del que hablo. Es otra cosa, es miedo a no ser creída. Esa noche era el anuncio de la nueva temporada de La Alquería Blanca en el Teatro Principal y yo estaba invitada. Esta fiesta, convocó a personas de diferente edad, ideología, motivaciones y coincidió con la fecha en la que el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana declarase nulo el expediente de regulación de empleo que afectaba a un millar de empleados. Así, aquella fiesta, la de La Alquería Blanca, se duplicó, con esta otra fiesta, que representaba el triunfo de los trabajadores de RTVV y un respiro para todo el sector audiovisual valenciano. Más de 5000 personas. Y vestida de fiesta, en las puertas del Teatro Principal, recibí la noticia, a eso de las 20 h. del cierre de RTVV. Y vestida de fiesta, aún, muchos nos concentramos en las puertas de la Generalitat Valenciana. Allí lloré, en un bar del Barrio del Carmen que le gusta a mi hija, pues aunque con valentía los trabajadores de RTVV continúan la emisión bajo el lema “RTVV no es tanca” y triplican la audiencia habitual, la distancia entre los deseos ciudadanos y la actitud del Gobierno de la Generalitat ha roto toda posibilidad de pacto social. El PP, una vez más ha hecho de Valencia, su banco de pruebas para ver hasta donde se puede resistir y el gobierno valenciano obedece ciegamente a Madrid. A Génova. A esos, a los herederos del franquismo y a los arribistas de nuevo cuño. A esa España con provincias y no con comunidades autónomas. Y lo que “yo sabia” sin saber que lo sabia, se concreta inmediatamente con la modificación por decreto de la Ley de RTVV para poder nombrar a “los liquidadores”, pues sus consejeros habían dimitido (aún no se por que aunque lo puedo suponer). A pesar de los esfuerzos de la oposición, el PP presenta en Les Corts Valencianes una propuesta de ley para la disolución y liquidación de RTVV. Mientras, en muchos hogares valencianos, esa nueva y renovada RTVV es protagonista indiscutible durante muchas horas al día. Los rostros de los presentadores se nos hacen familiares, su profesionalidad y la de todos los equipos de programas, nos alivian momentáneamente y así con júbilo muchos, muchísimos valencianos salimos a la calle el sábado, 9 de noviembre, para gritar desde el alma, que no se cierre RTVV y que dimita el gobierno en pleno. Me consta que muchas personas fueron a una manifestación por primera vez en su vida y los que habitualmente lo hacemos, pareciese que sabíamos lo que estaba en juego con esta decisión que el PP pretende minimizar. ¿Quien es Ernesto Moreno? ¿Quién es el liquidador de 24 años de historia del País Valencia?. Un gerente sin consenso. Y su labor era velar por el cumplimiento del contrato programa y en el caso de que no fuese así cortar la emisión. Esto abre para mi la primera reflexión. ¿Acaso el contrato programa dice en algún sitio que RTVV es propiedad del PP? ¿Acaso los contenidos de los últimos días atentaban contra esta propiedad? Si es así, que el coste de liquidación lo pague el PP y no, el pueblo valenciano. Ya Camps, sobretodo Camps, pervirtió la política, el juego político, de modo tal, que él se sentía el amo de la Comunidad y Rita Barberá de las migajas de la propiedad de la ciudad de Valencia. A Camps no se le ha juzgado por unos trajes, se le ha juzgado por una actitud, un modo de hacer política… Y la impunidad, ha dado como resultado que esos vicios ya están asumidos por parte del tejido social. Y, mi segunda reflexión parte de la paradoja de que mientras la responsabilidad política y de gestión es de Camps y compañía, José Ciscar, vicepresidente, vende, en un ejercicio de irresponsabilidad política y falta de coherencia, que los culpables son los trabajadores. Esos trabajadores, que la justicia dice que deben ser readmitidos y a los que se les manda de vacaciones pagadas con el dinero de todos los valencianos. Al rechazar las propuestas de viabilidad del Comité de Empresa con desprecio se ponen en evidencia dos cosas: Que actúan como amos y que la decisión está tomada por Madrid y forma parte de un plan de más alcance: cargarse el estado del bienestar, las señas de identidad, la educación, la sanidad, el estado de las autonomías y hasta las libertades tan duramente conseguidas. El miércoles cristalizó aquello por lo que lloré el 9 de noviembre. La liquidación de RTVV con sólo los votos del PP y el ejercicio parlamentario de la oposición más digno de los últimos años. Y así llegamos a la tercera noche más larga. La noche del 28 de noviembre de 2013. Esta noche hace serie con las otras dos noches anteriores. Es lo que sentí anoche, y con esto llego a mi tercer momento de angustia, antigua y muy larga. Acababa de ver el documental de Sixto Rodríguez y su peculiar historia, pero sobretodo acababa de oír su voz, esa voz, que me traspasa. Y entonces, como ya viene siendo habitual en mi casa, antes de ir a dormir, pusimos Canal 9. Otra vez, ese tipo de angustia, y más que llanto, desolación expectante que no es esperanzada. Y entonces supe lo que pague aquella noche roja y negra y aquella noche sin color: pagué con mi cuerpo, con mi destino, supe que pagamos todos, en el juego discursivo del semblante político. No te matamos, pero ya eres nuestra, vendría a decir el discurso capitalista neoliberal y repugnantemente avaricioso. ¿Tendría yo que estar contenta de que mataran a otros y no a mi y mi familia que pensábamos lo mismo?. No. ¿Tendría yo que estar agradecida por que la respuesta del rey, aquella noche, permitía un futuro más confortable a mi hijo?. No. Y aún así siento que de algún modo me embargó una esperanza irresponsable. Salí de la política y el psicoanálisis y mi empeño me enseño mucho, pero ¿Acaso no perdí algo? SI. Perdí “esa” memoria y por eso cada vez surge esa angustia, cuando alguien se comporta como Francisco Franco. Habría que haber estado siempre vigilantes, activos, no habríamos tenido que ceder absolutamente nada. Y mira que yo lo se, que se empieza por ceder en las palabras y se termina por ceder en los hechos. Y aún así, nos timaron a todos. Ni la transición fue transición, ni el estado del bienestar era para siempre. Freud dice que el pasado depende del porvenir y cada uno de estos momentos toma una nueva forma en el porvenir que es ya mismo. Nuestros hijos que han crecido en un ambiente “democrático” van a desarrollar su vida adulta en un mundo de corrupción ideológica, moral y económica. Pues, sean como sean ideológicamente, hoy han visto la desfachatez, el cohecho, el robo, el espolio de lo público, y además con la misma desfachatez que Francisco Franco firmaba, insisto, firmaba sentencias de muerte (Paul Preston dice que las firmaba mientras comía, tomando café, o viajando en coche, ya que eran cosas de “tramite) el 27 de septiembre de 1975. Nuestros hijos han visto y oído que la guerra civil ni termino bien, ni está resuelta. Sólo hemos dormido un rato. Y hemos dormido porque teníamos derecho a bailar el rock, a pintarnos la ralla de los ojos, estudiar carreras universitarias, ejercer nuestra profesión dignamente, alegrarnos de que nuestros hijos sean mejores que nosotros y menos traumatizados, a amar, a dejar de amar, a volver a amar otra vez. Pero, ¿Qué pasó anoche?. Hay que distinguir tres planos: en los ciudadanos que pierden su RTVV con una patada en la puerta, en los que estaban allí aunque no salieran en pantalla y en la actitud responsable de la cámara que mostraba lo que el PP hubiese querido ocultar. Los valencianos hemos perdido algo muy importante, lo sepamos o no, y es la confianza en los gobernantes. Yo no hay inocencia, a partir de este momento todos somos responsables de lo que pase. Los trabajadores de dentro y de fuera, hacían metáfora de la realidad. Unos encerrados dentro y otros encerrados fuera. Estos últimos querían entrar, encerrarse allí, con los otros, entre sus mesas, sus ordenadores, sus cámaras, sus luces, sus cables. Y los encerrados dentro, lograron un camino y a través de una ventana, fueron pasando uno a uno, trabajadores, políticos, y hasta la representante de los muertos del metro y digo del metro y no de “las victimas” (no me gusta la palabra) o “el accidente” del metro, pues cualquier ingeniero sabe que fue un doble asesinato producto de la desidia política. La muerte del cuerpo y la muerte simbólica producida por las mentiras que se han dicho sobre aquello. Todos corrían por pasillos infinitos, saltaban por las ventanas, se unían al plató y yo, que últimamente no tengo mucha simpatía por los partidos, me hermané con el Pspv, con Compromis, con IU, con todos. Siempre recordaré esa ventana abierta a la fría noche de noviembre. El trabajo incansable. La actitud de los policías, que en un fallido interesante, se quedaron encerrados fuera… fuera, donde los trabajadores de RTVV no querían estar. ¿Y si se hubiese dejado a cada uno donde quería estar? Los policías fuera, los trabajadores dentro y los políticos del PP en sus casas, reparando mentalmente las prebendas que les dará Madrid por ser sumisos. Cada uno con su verdad. Pues esa es la verdad. Que el gobiernos del PP de los últimos años ha llevado a la Comunidad Valencia a la ruina y pareciera que todavía estamos pagando aquello de Valencia, capital de la República. Y es que son los mismos. Y eso me angustia, porque hace señal en la superficie de lo que soy y me informa de que tengo que seguir despierta.

Operación Fénix escribió
30/11/2013 19:48

En la fe católica un segundo de arrepentimiento antes de la muerte redime de años de pecado y gana la vida eterna en lugar del infierno. Algo así sucedió con RTVV. Eso es lo que le permitirá renacer algún día no muy lejano.

Boro Inot de las Marismas escribió
30/11/2013 12:45

Fundamental que las últimas 18 horas de Canal 9 y resto de documentación gráfica sean visionadas por todo estudiante de periodismo como paradigma de las consecuencias en la profesión del servilismo a la política de cualquier ideología, por mucha legitimación democrática que tenga o aparente tener.

Boro Inot de las Marismas escribió
30/11/2013 11:17

Nueva cagada del Gobierno Valenciano magnitud 6,9 en la escala de Richter y un nuevo pedazo de autonomía que se nos cae. La República Bananera de la Comunidad Valenciana, otra vez, en los principales noticiarios del mundo. No será la última, ¡cuidando la marca!. Y teniendo en cuenta la excelente gestión de RTVV y la ausencia de sombras de corrupción, ¿realmente la persona más adecuada para liquidar es el director económico financiero en el Ente Público Radiotelevisión Valenciana que ejerció de interventor de los gastos del Grup RTVV, presidió la Mesa de Contratación de la empresa y de la Comisión de Programas, con lo que controló la adquisición de todo tipo de producciones audiovisuales para la empresa, entre otras funciones? . Y tanta prisa para cerrarlo, contenidos, series, películas ya pagadas, contratos vigentes, programas listos para emitir, permisos retribuidos generalizados a trabajadores en activo... todo perdido ¡con dinero público, con nuestro dinero¡... se podía haber seguido emitiendo sin coste, un maratón de la Alquería Blanca, lo que fuera. De nuevo los resultados delatan al Gobierno Valenciano.

Lola escribió
30/11/2013 10:20

Enhorabuena! Yo estuve allí y nadie lo ha descrito mejor. Gracias por vuestra magnífica labor a lo largo de toda nuestra agonía.

Toni Mestre escribió
30/11/2013 09:36

Esta crónica es pura poesía. La voy a imprimir, le voy a poner un marco y la voy a colgar en un sitio de HONOR de mi casa para que todos los ex-compañeros de Rtvv que vengan recuerden ese día con claridad. Enhorabuena.

Rafael Gurrea Garrido escribió
30/11/2013 09:27

Bravo por la resistencia, Bravo por estos años, Bravo por estar en nuestra memoria. Apagan un botón pero no la historia. Y que trágico que en vez de estar en esa mesa la gente qir os apoyaba en la calle estuvieran esa panda de demagogos que sólo estaban ahí para salir en la foto y ganar votos. Estamos con vosotros, pero no con los políticos ni los que nos han quitado una parte de nuestra historia ni de los que quieren reescribirla sin contar con las urnas. Volveremos. RTVV NO SE OBLIDA.

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