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LA OPINIÓN PUBLICADA

El desierto de la TDT local en
la Comunidad Valenciana

GUILLERMO LÓPEZ GARCÍA. 03/11/2013

LA OPINIÓN PUBLICADA

Guillermo López García

Profesor titular de Periodismo de la Universitat de València
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José Luis Ulibarri

Ocho años después del 'boom' televisivo, la mitad concesiones ya no emiten o se dedican a la programación enlatada de teletienda o tarot, mientras planea sobre los entes la anulación del concurso dictada por el Supremo

VALENCIA. Mucha gente está a la espera de saber qué dictamina el juez sobre el ERE de RTVV. Si, como parece probable, lo declara nulo, los trabajadores que se vieron afectados por dicho ERE (más de mil) tendrían que ser readmitidos, pagándoles además el salario de todos estos meses, al quedar su despido sin efecto. En ese caso, advierte el Consell (o, más bien, amenaza), no habría más remedio que cerrar RTVV, dado que el volumen de gasto resultaría inasumible.

Es una actitud, por desgracia, muy habitual en nuestra clase política: la absoluta incapacidad para asumir los errores cometidos, y sus consecuencias. En este caso, que el ERE se diseñó mal, se ejecutó peor, y además sus principios se vulneraron posteriormente, con medidas tan clamorosamente arbitrarias como contratar a última hora (o, mejor dicho, no despedir) a casi doscientos trabajadores afectados por el ERE, porque sin ellos, sencillamente, la televisión habría dejado de emitir en septiembre. 

Rosa Vidal, directora general de RTVV

Esta medida, en todo caso, quedaría a la espera de ver cuál sería la resolución definitiva, en el Tribunal Supremo (el recurso de la sentencia del TSJ, por parte de quienes pierdan este juicio, es seguro). Pero las perspectivas para la Generalitat no son buenas. Es la consecuencia, insisto, de hacer las cosas mal. Y la pauta puede marcársela a la Generalitat otra sentencia del Tribunal Supremo, en este caso de 2012, también referida al sector audiovisual: la que anula el concurso de concesión de la TDT local en la Comunidad Valenciana, que se resolvió a finales de 2005.

LAS CONCESIONES DE TDT LOCAL: TODO PARA LOS MÍOS

Hace casi diez años, en el marco de la multiplicación de canales televisivos posibilitada por la apertura de licencias de Televisión Digital Terrestre (TDT) en todo el territorio nacional, se establecieron también las pautas para que pudieran otorgarse licencias de ámbito local y autonómico. En el caso de la Comunidad Valenciana, se otorgaron 42 licencias de ámbito local (distribuidas equitativamente en catorce demarcaciones), además de dos autonómicas (a Las Provincias y la cadena COPE). 

Ni el más desaforado fan de Francisco Camps (en el caso de que aún quede alguno) puede decir que la resolución del concurso tuviese en cuenta la necesidad de dar cabida a opciones plurales. Se dejó fuera a casi cualquier candidato ideológicamente sospechoso, como fue el caso de Info TV, por ejemplo, o de Tele Elx (una televisión que ya contaba entonces con una trayectoria de dos décadas en Elche).

José Luis Ulibarri

Por el contrario, se otorgó un número peculiarmente elevado de licencias (13) a un grupo liderado por un empresario más que conocido por estos lares: José Luis Ulibarri, implicado en el caso Gürtel. También se otorgaron cuatro licencias a otros grupos afines, como Intereconomía, Libertad Digital y El Mundo. Puede considerarse que al menos 30 de las 42 licencias se otorgaron a grupos cercanos ideológicamente al Partido Popular.

En aquel momento, en plena burbuja inmobiliaria, con las televisiones de ámbito nacional arrojando píngües beneficios, la TDT parecía un gran negocio. Si a ello le unimos la gran capacidad de influencia social de un medio como la televisión, podremos entender el interés, tanto de las empresas que se presentaron al concurso para obtener licencias, como del Gobierno autonómico para otorgar dichas licencias a las empresas "correctas".

Naturalmente, la concesión de las licencias comportaba el compromiso, por parte de las empresas concesionarias, de cumplir un exigente pliego de condiciones, entre las cuales se incluía la prohibición de emitir en cadena contenidos de una televisión de ámbito nacional (como hizo desde el principio Intereconomía, y al poco tiempo también Libertad Digital), o la obligación de emitir contenidos de producción propia, de tener en cuenta la difusión del valenciano... condiciones, todas y cada una de ellas, sistemáticamente incumplidas por la mayoría de las empresas concesionarias.

Algo, por desgracia, muy habitual en España, donde estamos acostumbrados a que la Administración se desentienda totalmente de si en realidad se cumplen los criterios de servicio público en las licencias de emisión que se han otorgado. De hecho, es más que normal que exista un mercadeo de realquiler de licencias, tanto en radio como en televisión.

2013: DE AQUELLOS POLVOS VIENEN ESTOS LODOS

Poco después de la concesión, se vio que el "paraíso audiovisual" prometido no era tan atractivo como lo pintaban. La publicidad cayó por efecto de la crisis, y la que persistió continuó concentrándose en torno de las grandes cadenas de ámbito nacional. Ocho años después, muchas de las concesiones televisivas ya no emiten (exactamente la mitad: 21 de 42), o se dedican a emitir programación enlatada de teletienda o tarot.

En este último caso, la verdad es que la cosa ha llegado casi a convertirse en un fenómeno auténticamente paranormal, por lo abundante. Haga la prueba y rastree en su televisión los canales disponibles; las cadenas que podríamos unir en torno a un hipotético Canal Tarot rivaliza con Tele 5 y TVE en número de cadenas. 

Esteban González Pons y Francisco Camps

¿Buscaba el Consell, con la concesión de licencias de TDT que hizo, garantizar el pluralismo televisivo en materia de tarot y que los espectadores pudieran disfrutar de un amplio elenco de brujas, magos, santeros y charlatanes de todo pelaje? No está claro. Pero, en cualquier caso, la sentencia del Tribunal Supremo de hace un año obligará, tarde o temprano, a celebrar de nuevo el concurso y reasignar las licencias. Entre otras cosas, porque muchas de las empresas adjudicatarias en su día ya no existen. Por no hablar de las que no resultaron afortunadas (aunque está por ver si realmente fue una suerte conseguir una de estas licencias, visto el resultado).

Hasta el momento, la Generalitat, ante el enésimo lío jurídico-económico que le estalla en la cara, no ha adoptado ninguna resolución. Las televisiones que aún emiten lo estarían haciendo en un limbo jurídico, como lo hacían las televisiones que emitían ilegalmente hace veinte años. Mientras tanto, el panorama audiovisual valenciano, tanto en los medios públicos (RTVV, por no hablar de las TDT locales públicas, que tampoco constituyen precisamente una historia ejemplarizante) como en los privados, es totalmente desolador.

Esperemos que ahora, al menos, arreglen de verdad el enésimo desaguisado y hagan una concesión de licencias que resulte socialmente útil, y que refleje el pluralismo de la sociedad valenciana. Lo cual no significa dejar de dar algunas licencias a grupos ideológicamente afines, pero sí impedir que sólo ellos las reciban. Actuar, en resumen, como un gestor de lo público. O que, al menos, así lo parezca.

#prayfor... los diputados, de puente

Una de las imágenes más comentadas de esta semana fue la huida de los diputados, antes de conocer los resultados de la votación en la que acababan de participar en el Congreso. A la carrera, despavoridos, sus señorías se lanzaron a los pasillos para salir cuanto antes del hemiciclo y disfrutar del puente del 1 de noviembre. Una imagen que no contribuirá a aumentar el cariño de los ciudadanos por su clase política, que como todos sabemos está pasando por sus horas más bajas.
VÍDEO 

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Guillermo López García

Profesor titular de Periodismo de la Universitat de València
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7 comentarios

de madrid escribió
07/11/2013 16:50

En la Comunidad de Madrid pasó algo similar con las licencias de TDT. Lo más sangrante fue cuando se filtraron los criterios de valoración de la concesión. Localia (del grupo PRISA) llevaba años retransmitiendo en analógico, basicamente documentales e información local; pues le dieron 4 puntos sobre 10 en contenidos de información local, cuando a cadenas de teletienda se les daba muchos más puntos en este apartado. 10 puntos se llevó Libertad Digital en Pluralismo y defensa de valores democráticos o se dieron 6 y 7 puntos en "contenidos infantiles" a cadenas que emitían porno a partir de medianoche. Que cada uno lo vea como quiera.

auskalo escribió
06/11/2013 00:14

Ha resultado profético du diagnóstico Gillermo. Acompaño en el sentimiento a los rasos de Canal 9. Porca miseria!

JOSE LUIS escribió
05/11/2013 19:24

de risa va a resultar que una de las pocas que sobrevive el la TDT es Tele-elx , despues de 25 años emitiendo el pp, no la consideraba afin al regimen y no le dio licencia, pero ahi sigue emitiendi y viendo cerrar en EL Vinalopo , a csi todad las TDTS amigas del PP

Perepunyetes Joe escribió
05/11/2013 00:05

Jo treballava per una televisió local per aquelles dates. L'emisora tenia una experiència de més de deu anys i un bon seguiment social. No mai vaig rebre cap indicació política sobre com informar, simplement donavem veu a tots. Però, González Pons va decidir que era millor donar llicència a dues cadenes noves de fora, que mai no van arribar a emetre ni un sol segon de programació pròpia. Sense llicència, aquesta emissora va haver de tancar, i tots al carrer. Ara només queda la cadena amiga del PP a la comarca. Però tenim el que ens mereixem, per burros.

Jackson escribió
03/11/2013 19:17

De primer plano y disparado a la puerta de salida: Ximo Puig. Menudos políticos tenemos.....

juli fenollar escribió
03/11/2013 14:33

I per què no es demanen responsabilitats? Si el sr. González Pons en fou el responsable, junt al sr Camps, perquè no se'ls posa al lloc on haurien d'estar, és a dir, a la presó.

Xunior escribió
03/11/2013 13:36

Ulibarri acabó, prácticamente él solo, con el que era un buen negocio y con el empleo de todos los que trabajábamos en televisiones locales antes y durante la implantación de la TDT en la CV. La televisión en la que yo trabajaba era un buen negocio. Cada pequeño empresario de los pueblos en los que emitíamos se dejaba cantidades absurdas de dinero cada mes para que pusiéramos anuncios de su mercería, o panadería, o lo que fuera, simplemente porque la competencia también se anunciaba y porque sabía que todo su pueblo vería el anuncio durante la emisión de la presentación de una falla u otro programa por el estilo. A mi cadena le dieron más licencias de las que iba a necesitar nunca porque se dedicaba a pelotear a cualquier político, de cualquier partido, con todo el descaro del mundo (y estando en la CV es obvio a quién se peloteba más). Entonces llegó Mediamed, la empresa de Ulibarri, con la brillante idea de crear una televisión autonómica privada (solo había que ver lo buen negocio que era Canal9) a base de entrar en el accionariado de tropecientas locales que ya habían conseguido sus propias licencias de TDT y unirlas bajo el nombre de Tele7. Por supuesto, ni a un carnicero de Elda ni a un fontanero de Almazora les interesaba pagar las barbaridades que pagaban por sus anuncios porque a la audiencia de las locales ya no les interesaba la nueva programación en la que no podían ver a su sobrina vestida de fallera, o a su vecino en un correfoc, o a ellos mismos explicando su secreto para hacer una olleta. Es una pena porque, por muy mala fama que tuvieran esas televisiones locales, sí que emitían programas de ámbito local, en valenciano y de producción propia, y además daban trabajo de forma directa e indirecta a mucha gente, sobre todo a gente joven. Lo peor es que ahora no sueltan esas licencias ni por saber morir. Se agarran a ellas como el que compró un piso por en plena burbuja y ahora, totalmente arruinado, no quiere "malvenderlo" ni alquilarlo por "dos duros", aunque no le quede ni para un plato de fideos.

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