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EL CÓMIC COMO INDUSTRIA

Astérix y Obélix matan al padre... por dinero

A. MOHORTE. 24/10/2013 Albert Uderzo sigue el ejemplo de Disney para que los personajes sobrevivan a su autor
Albert Uderzo

VALENCIA. A Astérix le llegó la hora de dejar al casa de su padre. Que hoy salga a la venta su nueva aventura, Astérix y los pictos, no tendría más importancia si no fuera porque es el primero que no sale de las manos de ninguno de sus padres originales: René Goscinny y Albert Uderzo.

Tras el fallecimiento de Goscinny en 1977, después de 18 años elaborando los guiones de los primeros álbumes de la pareja de irreductibles galos, Uderzo decidió continuar con la saga, asumiendo él todo el proceso productivo.

La edad, la rentabilidad de los personajes y la progresiva desaparición de las revistas en las que salían publicados por entregas permitió al dibujante trabajar más afondo cada una de las aventuras para publicarlas en formato de libro ilustrado a un ritmo de uno cada cuatro años.

Sin embargo, ya con 86 años, Uderzo ha dejado los rotuladores y ha pasado el relevo al guionista Jean-Yves Ferri y al dibujante Didier Conrad, que han mantenido el espiritu de la narración, variando muy ligeramente el estilo del dibujo.

EL ARTE CONVERTIDO EN EMPRESA

No es el primer caso en el mundo en el que un autor de historietas pasa los trastos a unos nuevos creadores, pero sí es cierto que es mucho más habitual en Estados Unidos que en Europa, donde este arte de masas se entiende más como una obra de autor, similar a una pieza literaria convencional, que como un producto comercial, sin cuestionar con ello su valor cultural.

Stan Lee

Buen ejemplo de esta tradición es el personaje de Superman, que ha tenido una auténtica legión de autores desde su nacimiento en la década de los años 30, o las creaciones del guionista Stan Lee, padre de personales tan conocidos como Spiderman, Iron Man, Thor o el increíble Hulk, por citar sólo unos pocos.

En el caso de Lee, su condición de guionista le ha permitido mantener la propiedad legal de los personajes, al margen de los ilustradores elegidos para plasmar las aventuras o del resto de guionistas que han continuado o adaptado sus historias al cine, la televisión o nuevos comics.

De hecho, es habitual su aparición esporádica en las películas sobre sus personajes, lo que se traduce en una bendición a estas nuevas versiones, al margen de los cuantiosos ingresos económicos que reportan y que ha orientado hacia diversos negocios con mayor o menor fortuna.

ENTRE LA EMPRESA Y LA CONTINUIDAD DEL NEGOCIO

Uderzo y su familia no son unos extraños en el negocio editorial y, gracias al personaje de Astérix, sabe que lo que significa desde un punto de vista económico contar con los derechos sobre las licencias de merchandising de sus personajes o la producción de películas, a pesar de haber perdido la propiedad sobre los 24 primeros álbumes, otorgada por la Justicia francesa a los herederos de su antiguo compañero Goscinny.

Ambos llegaron a ser propietarios de su editorial, Éditions Albert René, de la que Uderzo y la hija de Goscinny se deshicieron en favor de la editorial Hachette Livre. Sin embargo, la hija de Uderzo criticó públicamente esta decisión y conservó el 40% de la compañía frente "al Imperio Romano", como calificó en Le Monde a los nuevos accionistas de la empresa que difundió las historias de la aldea gala.

Hergé

En la tradición empresarial del cómic europeo, resulta inevitable tratar el caso de Georges Remi, Hergé, autor de Tintín. A imitación del modelo de los estudios de Walt Disney, con quien mantuvo distintos contactos, Hergé constituyó un estudio propio para la elaboración y explotación de las aventuras del famoso periodista y otros personajes propios y ajenos.

EL CONTROVERTIDO PADRE DE TINTIN

Ya desde época muy temprana contó con colaboradores de la talla de Edgar Pierre Jacobs, otro de los padres del cómic europeo, para la ilustración de sus aventuras. De hecho, el autor belga encargó la reelaboración de un buen número de sus historias y realizó los bocetos iniciales de las producidas tras la segunda Guerra Mundial, aunque las supervisó concienzudamente.

Esta actitud controladora y su negativa a compartir la firma de los álbumes con sus ilustradores y coguionistas llevó a la pérdida de algunos destacados talentos de su equipo y explica, en parte, la decisión de su viuda de no continuar con la producción ni del último de los álbumes, Tintín y el Arte Alfa, muy avanzado a al muerte de Hergé.

Walt Disney

La controvertida gestión de los derechos de su obra por parte de la Fundación Moulinsart, más estricta que la que llevó el propio autor en vida, ha hecho que no se autorizara hasta pasados 30 años la primera película realizada tras el fallecimiento del autor. A pesar de las numerosas propuestas, en este periodo sólo autorizó una adaptación en serie para televisión, realizada por Ellipse Animation y France Regions 3 en 1991.

DISNEY, EL REY DE LOS DIBUJOS QUE NO SABÍA DIBUJAR

En este negocio, la referencia inevitable es Walt Disney. Aunque inicialmente realizaba parte de los dibujos del ratón Mickey, desde muy temprano pasó a la gestión estratégica de la compañía hasta convertirla en una empresa que, fallecido su fundador, ha continuado desarrollándose.

A diferencia de la tradición europea, Disney no definió su estilo desde la faceta artística sino desde la producción, dedicando más esfuerzo a la parte industrial del negocio. De hecho, su marca se asocia a una serie de personajes, pero también a un tipo de estándares narrativos y de calidad con un éxito casi universal.

Sin embargo, la posibilidad de una revitalización de algunas de las firmas europeas parece posible. Al margen de la decisión de Uderzo, los herederos de Hergé ya negociado la realización de nuevas secuelas cinematográficas de Tintín y han planteado la publicación de nuevas aventuras para prorrogar la vigencia de los derechos de autor, aunque sea en 2052, cuando la obra pasaría a dominio público. 

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