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OPINIÓN Y ANÁLISIS

¿Existen los bancos buenos?

Por JOAN RAMON SANCHIS PALACIO *. 01/10/2013 "La banca privada ha conseguido ya sus dos reivindicaciones históricas: la desaparición de la banca pública y la desaparición de las cajas de ahorros..."

VALENCIA. La crisis financiera está afectando a la reputación de la banca en España. La deficiente gestión de los activos inmobiliarios por parte de los bancos, sobre todo de las cajas de ahorros, ha provocado una falta de liquidez y de solvencia en estas entidades que ha obligado al Estado a destinar miles de millones de euros a su saneamiento; saneamiento que se ha llevado a cabo a través de tres tipos de medidas: aportaciones al capital social y ayudas públicas directas, a través del FROB, y la compra de los activos inmobiliarios tóxicos a través de la Sareb o banco malo.

La mayor parte de ese dinero ha ido dirigido a nuevos bancos que han surgido durante la crisis como resultado de la fusión y transformación de diferentes cajas de ahorros; bancos que han tenido que ser intervenidos y saneados con dinero público y que previsiblemente acaben vendiéndose a los grandes bancos españoles, como ya se ha hecho con la CAM y el Banco de Valencia. La Comunidad Valenciana ha sido una de las grandes afectadas por la crisis al producirse un desmantelamiento de su sistema bancario, sobre todo en el subsector de las cajas de ahorros, donde solamente se ha mantenido Caixa Ontinyent.

Como consecuencia del proceso apuntado, los bancos intervenidos están sufriendo una reducción significativa de sus depósitos bancarios por el temor de sus clientes de manera que la mayoría de estos depósitos se están trasladando a otros bancos, que algunos analistas y periodistas económicos denominan "bancos buenos". Los llaman así por ser entidades que tienen unos niveles de capitalización y de solvencia aceptables (que han superado los test de estrés de la Unión Europea), al no verse fuertemente afectados por el estallido de la burbuja inmobiliaria. Esto nos obliga a plantearnos la cuestión sobre si existen realmente bancos buenos.

La función básica de un banco es la de canalizar los excedentes financieros derivados del ahorro (clientes de pasivo) hacia las necesidades de financiación de otras personas (clientes de activo); de esta manera se consigue activar la economía, al fomentar el emprendimiento y generar la creación de nuevas empresas y de empleo. Por tanto, la función de un banco es positiva para la sociedad. La bondad o maldad de un banco no está en su fin, si no en los instrumentos o los medios que el banco utiliza para realizar esta función, es decir, en su manera de actuar.

Desde este punto de vista, puede ser peligroso confundir a los ciudadanos con afirmaciones como que los bancos saneados en España son "bancos buenos". En primer lugar, los bancos denominados "buenos", también han contribuido a generar la burbuja inmobiliaria con sus políticas crediticias dirigidas a promotores y constructores y además, muchos de ellos también se han dedicado al cobro de elevadas comisiones por servicios, al establecimiento de cláusulas suelo en sus operaciones hipotecarias y a vender participaciones preferentes y subordinadas a sus clientes.

Se trata de bancos que anteponen el beneficio económico por encima de los intereses de los ciudadanos, que practican la opacidad en sus operaciones y que utilizan su poder económico para imponer las condiciones más desfavorables para sus clientes. Pero además, en segundo lugar, están siendo los grandes beneficiarios de esta crisis financiera, dado que al captar los depósitos bancarios procedentes de los bancos intervenidos, están acumulando un mayor poder económico, lo que los sitúa en una posición de gran fortaleza ante los poderes públicos y ante la sociedad en su conjunto.

La banca privada ha conseguido ya sus dos reivindicaciones históricas: la desaparición de la banca pública (que se produjo a comienzos de los noventa) y la desaparición de las cajas de ahorros, entidades que históricamente iban incrementando su cuota de mercado a costa de los bancos privados. Con ello, el sistema bancario español pasa a estar dominado por los grandes grupos bancarios, que además son los que van a ir adquiriendo los bancos intervenidos una vez saneados por el Estado.

De nuevo este hecho nos obliga a plantearnos la pregunta inicial de si existe o no una banca buena. Evidentemente, la banca tradicional que ha operado en España y que se mantiene tras la crisis no es una banca buena, porque además de todo lo señalado hasta ahora, no está cumpliendo con su función básica, que sería la de facilitar créditos a la economía, para así poder salir de la crisis.

Sin embargo, sí existe en España, aunque de manera limitada, una banca alternativa a la banca tradicional, basada en un modelo bancario de proximidad y transparencia. Nos referimos a la banca socialmente responsable, que se concreta en la banca cooperativa y la banca ética, y que es la banca que necesitamos. Históricamente, en España ha existido un tipo de banca denominada banca cooperativa o cooperativas de crédito, que se han dedicado a cubrir las necesidades de financiación de sus clientes mediante un modelo de de banca local basado en el trato personalizado.

En la Comunidad Valenciana ha existido tradicionalmente esta banca cooperativa y aunque también se ha visto mermada por la crisis y las reformas basadas en la concentración bancaria (como por ejemplo la absorción de Ruralcaja a manos de Cajamar), siguen operando determinados bancos cooperativos valencianos. Esta banca ha sido capaz de atender las necesidades de colectivos como los pequeños y medianos agricultores (a través de las cajas rurales o cooperativas de crédito especializadas en la financiación al mundo rural), las microempresas (a través de cooperativas de crédito populares) y los profesionales o autónomos (a través de las cooperativas de crédito profesionales).

Del mismo modo, existen bancos éticos que se diferencian de los bancos tradicionales por realizar su actividad bancaria mediante la transparencia y por destinar sus créditos a emprendedores y a proyectos medioambientales y sociales. Esta banca socialmente responsable sí es una banca buena y es a la que los ciudadanos deberían destinar sus ahorros.
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* Joan Ramon Sanchis Palacio es catedrático de la Universitat de València y autor del libro 'La Banca Que Necesitamos'
www.facebook.com/labancaquenecesitamos

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