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Por qué Emilio Botín rescató a Rodrigo Rato

CARLOS DÍAZ GÜELL. 02/10/2013

MADRID. Una semana después de Botín nombrará a Rato miembro del Consejo Asesor Internacional del Santander analistas y observadores que siguen preguntándose por qué Botín se ha acordado de Rato. Quienes conocen al presidente del Santander enfatizan que buscar una explicación y hacer un análisis desde la posición de cada cual es un error, y hay que ahondar en el cerebro de Botín para tratar de dar con una explicación desde su lógica.

Se equivocan los que piensan que se trata de devolver un favor o garantizar unos ingresos a Rato. Eso lo podría haber hecho sin necesidad de darle un cargo en el Consejo Asesor Internacional del Santander, sin exponer juntos el nombre del banco y el de Rato, algo que de entrada es bueno para Rato y malo para el banco. Rato necesitaba que su clan le perdonara, que le quitaran la marca de condenado. A esto se han prestado sólo Alierta y Botín, presidentes de las dos grandes empresas bandera de este país.

¿Por qué se ha prestado Botín a hacerlo, aún a riesgo del daño que pueda hacer a la reputación del banco? Botín no haría algo que es malo para el banco, eso lo puede tener claro cualquiera. Si repasamos la historia de Botín, uno se dará cuenta de que no es un hombre de grandes amigos ni, especialmente, de enemigos. Botín tiene un sentimiento de clan muy importante y nunca ha hecho leña de árboles caídos como Mario Conde, Javier de la Rosa, o, en otro nivel, Juan Villalonga. Podría haberlo hecho, contaba con toda la información y el poder para haberles hundido más en el barro y no lo hizo. Pasó página y punto.

Botín ha tenido relación muy especial con personalidades de lo más variopintas, desde Manuel Fraga a José Luis Rodríguez Zapatero, pasando por Rodrigo Rato. Ha dado entrada en el consejo del Santander a Guillermo de la Dehesa y a Isabel Tocino. Apoyó a los Luca de Tena en Prensa Española (ABC) y a los Polanco en Prisa (El País). Por tanto, la ideología no es una cuestión que defina sus movimientos.

A Botín, según sus íntimos, le importa España (Alierta y él son los motores del grupo de empresarios que lleva meses defendiendo España por tierra, mar y aire) y, desde luego, el Banco Santander. Ha ayudado a Rodrigo Rato porque está convencido de que es radicalmente injusto lo que le está pasando. Rato accedió a la presidencia de Caja Madrid en enero de 2010, cuando ya la carcoma se había comido sus pilares por dentro. Pudo cometer el error de acceder al deseo del Banco de España y del Partido Popular de fusionar la caja madrileña con Bancaja. Era junio de 2010, pocos apostaban por que la recesión iba a continuar y la crisis se llevó por delante una endeble Bankia recién creada.

El error de Rato fue (al margen de aceptar la presidencia de Caja Madrid) sacar Bankia a Bolsa un año después, operación en la que se implicó a miles de particulares que han perdido su dinero. Pero ojo, esta operación, que es por la que está imputado, difícilmente va a llegar a ningún lado. Esa colocación tuvo el apoyo de todos las instituciones, Gobierno, Banco de España y la CNMV, amén de organizaciones privadas.

Botín, que ha sufrido diferentes procesos judiciales de los que ha salido sin mancha, sabe que una imputación es una seudocondena pública, que hay que tener paciencia y determinación, que la realidad puede ir por otro lado. Las posibilidades de que el proceso a Rato terminen en nada son grandes. Otra cuestión es qué va a pasar con los gestores de Bancaja o Caja Madrid que llevaron a ambas instituciones a un desastre, con financiaciones irregulares a amiguetes que están siendo objeto de investigación, apoyada por los actuales gestores de Bankia.

El Banco Santander de Emilio Botín es la entidad con mayor cuota de mercado en banca privada en España. Cerca de la mitad de las familias adineradas de este país tienen su patrimonio bajo la gestión del Santander. ¿Cómo se ha entendido en ese mundo el rescate que Botín ha hecho de Rato? Seguro que han entendido el valor que tiene que Botín se haya arrojado al brocal del pozo para dar la mano a un Rato que pedía auxilio sin que nadie le echara una mano.

En cambio, se vio pasar por allí a FG, aquel hombre al que Rato le puso al frente de Argentaria en mayo de 1996 sin más experiencia en banca que la que pudiera haber aprendido como cliente. Tres años después, Rato apoyó sin pestañear la fusión Argentaria-BBV y la limpieza étnica de los hombres del Bilbao y el Vizcaya a cuenta de unas cuentas en paraíso fiscal.

Se sabe que FG pasó alrededor de ese pozo imaginario, que oyó la voz de Rato y cogió el móvil haciendo el ademán de que le llamaba por teléfono con un motivo urgente que requería su atención.

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