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VALENCIA. Verán. No es necesario que esperen a leerlo el sábado en ValenciaPlaza.com, aunque allí se lo cuenten mejor. Aquí -y ahora- se lo vamos a decir. El crítico gastronómico de VP, ese buen vividor llamado Sergio Adelantado, ha escrito una apasionada crónica de su visita al restaurante Aponiente, situado en el Puerto de Santa María (Cádiz), regentado por Ángel León, a su vez apodado como ‘el chef del mar' por su arte y maestría en el trato y manejo de los productos marinos con los que seduce a sus clientes. Una grata experiencia -el restaurante, por supuesto- y también la lectura de Adelantado.

Después de tan relajado mensaje gastronómico, dejémonos de pamplinas y pasemos directamente al tratamiento de choque... cinematográfico. De la mano, ya se imaginan, de nuestro hombre en el séptimo arte, Manuel de la Fuente, cuya arenga de esta semana busca y casi consigue acabar con la moral del buen hipster, de los modernos en general y de la sencilla gente cool que tiene un Apple de montera en cualquiera de sus formatos.

No, amigos. De la Fuente, tal y como nos tiene bienacostumbrados, no se limita a una crítica fría y técnica de la película jOBS recién estrenada sobre la vida de uno de los ideólogos de mi Mac (y del suyo). No: persigue y denosta la filosofía Apple, a sus seguidores y hasta al humilde iPhone que todos los días nos hace un poco más felices a nosotros, los mortales propietarios de tan diabólico artilugio. No se pierda la crítica. Cuando acabe de leerla sabrá mas de la vida, seguramente (pero antes deje a buen recaudo sus dipositivos Apple, por si acaso le da un repente).

En fin, que si por casualidad queda algún superviviente tras la lectura de la crónica de cine, acabaremos con él gracias a Álvaro ‘Cabecicubo' Gonález, el chico de la tele. Esta semana concentra su fuego destroyer en un nuevo programa de TeleCinco, La Voz (un ‘tale show, como recalcan los pedantes de la Redacción). No me voy a entretener en detalles y les reproduzco una fina andanada del Cabecicubo: "La Voz es un ejemplo genuino del fenómeno. Es verlo un cuarto de hora y que se ponga todo perdido de emociones impostadas, colegueos babosos, besos de Judas, abrazos de oso, mandíbulas descolocadas, ojos fuera de las órbitas, olor a sobaco, lágrimas de cocodrilo y, de propina, gorgoritos". Avisados están.

Al final, recomponemos la figura una vez más gracias, mil gracias, a Vicent Molins, el hombre serio de la sección, quien dedica sus bytes de esta semana a glosar el Cine Estudio D'Or de la capital valenciana. A Molins se le nota el amor por esa sala, a la que adjetiva de cine de culto (familiar) y ante la que afirma que todos deberíamos santiguarnos antes de entrar. Viene a cuento todo porque el D'Or está sufriendo, aseguran sus propietarios, "la tormenta perfeca" entre la presión y competencia del resto de formatos audiovisuales y la subida del IVA cultural, todo lo cual la está abocando a la sala a un final trágico. Ojalá no.