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VALENCIA. Carlos Serrano (Valencia, 1965) es, junto con Abelardo Serrano, director general de la empresas. Le conocen en Paterna por pelear contra los impuestos que considera, a todas luces, injustos. La empresa familiar va viento en popa. En 2011 incrementaron un 7% las ventas, en 2012 un 5,8%, y en 2013 prevén superar el 9%. Fue carnicero antes que empresario, disfruta con el photoshop y prefiere la ciudad al campo. Cárnicas Serrano, creada en 1959, ha dado la vuelta al mundo, en agosto, con los mundiales de Atletismo de Moscú. Patrocinar la final retransmitida por RTVE le ha reportado a la empresa sustanciosos beneficios, tanto en publicidad como en imagen. La empresa apoya el atletismo desde que en 1992 varios trabajadores implantaron esta cultura deportivo-laboral. 

-¡Han salvado al atletismo español!
-La verdad es que hace más de 25 años que contamos con un club de atletismo. El deporte forma parte de nuestra filosofía de empresa. Aunque, todo hay que decirlo, en cuestión deportiva soy la oveja negra de la familia. Mi tío y mi hermano son los grandes corredores. De hecho mi tío corrió su última maratón con 70 años.

-¿Cuántos tiene ahora?
-80 años y sigue presidiendo la compañía. Actualmente hay más de cien corredores en el club, pero no todos trabajan en la empresa. Pero sí es cierto que el 25% de nuestra plantilla corre habitualmente. Con el club de atletismo no buscamos medallas, ni éxitos, sino fomentar la salud física y mental.

-Después de llevar 25 años corriendo sin parar y en mitad de una crisis, va y ustedes dan 80.000 euros a RTVE para pagar los derechos de emisión del mundial de atletismo...
-Hay hechos en la vida que no se pueden dejar pasar. Es un contrasentido que cada día haya más gente que disfruta corriendo y un mundial como éste no se retransmitiera. Alguien tenía que dar el paso. No lo hacía nadie. La mayoría de empresas pensaban que debido a las fechas no tendría audiencia. Se equivocaron.

-¿Gestos como éste están detrás del crecimiento de Cárnicas Serrano?
-Puede, pero es necesario incorporar más aspectos. Si en 2011 las ventas se incrementaron un 7%, en 2012 un 5,8%, en 2013 prevemos superar el 9%. El crecimiento de la empresa ha sido sostenido desde 1959. Nunca hemos tenido crecimientos espectaculares. Lo que caracteriza esa constante es la innovación por la que apostamos y la exportación que venimos realizando desde hace 23 años y que supone el 30% de nuestra facturación.

-¿Hay diferencia entre lo que supone innovar en España o en el extranjero?
-Sí. Hay tres productos que para los extranjeros son típicamente españoles: el jamón serrano, el chorizo y el salchichón. Esto nos permite entrar en cadenas de distribución, pero para diferenciarnos del resto tenemos que innovar en el envase. En España además de envase hay que ofrecer producto. Ahora acabamos de sacar una nueva línea "Hot tapas" porque en la Europa comunitaria las tapas están causando estragos.

-¿A los franceses les gusta lo mismo que a los alemanes o a los ingleses?
-No. En Francia y Alemania se consume más jamón serrano que en Inglaterra. Allí les pirra el chorizo, hasta el punto de hacer paellas con chorizo, ¿se imagina?

-Hablando de jamón, ¿el ibérico está tan solicitado como el jamón "todo a cien"?
-Los extranjeros que han venido a España y lo han probado sí que lo buscan luego en sus países. El resto no. También es cierto que no todos los europeos están dispuestos a pagar el plus que supone el jamón ibérico, por lo que la mayoría consume jamón de cerdo blanco, que es lo que hacemos nosotros, con 12 meses de curación. Hay que tener en cuenta que los europeos están acostumbrados a consumir el jamón de Parma. Un jamón italiano poco salado, menos curado y de más larga duración. Si eres capaz de fabricar un producto similar vendes en Europa.

-¿El salto a Cuba fue a raíz de un viaje?
-Sí, pero esto cada vez que lo cuento lo escribís de manera distinta.

-¡Vaya por Dios! A ver si le capto.
-Se hace un viaje oficial cuyo secretario general al volver se lo cuenta a mi tío Blas, que era presidente de la Asociación de Industrias de la Carne de España. Le cuenta que en Cuba están interesados en montar industrias del sector primario. Y tras ese, ¡vamos a ver!, surgió Cárnicas Bravo. Pero no fue ni un chivatazo, ni que un amigo le filtró una información.

-Fue un viaje.
-Tardaron dos años en formalizar el acuerdo con el Gobierno cubano y desde entonces funcionamos al 50%.

-¿En materia de impuestos vale la pena crear industria en Cuba?
-En este caso es diferente porque el socio al 50% es el estado. Allí los impuesto son ad hoc para cada empresa. Nuestra empresa es la única cárnica de la isla de capital mixto, que importa y paga sus aranceles. Estamos allí porque Cuba no produce la suficiente carne para autoconsumo. El acuerdo entre Cuba y España en su día nos permitió no tener que pagar dos veces el impuesto de sociedades. Esta experiencia está siendo positiva. Las ampliaciones que hemos sugerido para exportar a otros países latinoamericanos, de momento, se han quedado en el papel.

-Recientemente el Gobierno español ha sugerido implantar un nuevo impuesto ambiental sobre los gases utilizados en los sistemas de refrigeración. ¿Qué les parece la idea?
-Concretamente ese impuesto no tenemos que pagarlo porque hace año y medio cambiamos todo el sistema de refrigeración. Pero suena como el certificado energético que el Gobierno exige a cualquiera que quiera alquilar o vender su casa. Un piso recién construido tendrá que obtener este certificado para poder ser alquilado. Son despropósitos.

-Le noto afectado.
-Pues sí, porque hay cuestiones que no ayudan a las industrias y no solo a nivel autonómico, también a nivel municipal.

-¿Por ejemplo?
-El municipio de Paterna sacó hace año y medio un impuesto medioambiental, porque, como otros muchos consistorios, necesita dinero y recurre a crear nuevas figuras impositivas. Esta tarifa se repercute a todos los ciudadanos e industrias de Paterna en el consumo del agua. Así que no es lo mismo para una empresa que apenas consume agua, donde ya es de por sí molesto para el bolsillo pagar el doble, que para una industria como la nuestra que gasta alrededor de 12 millones de litros de agua al mes. Esto supone pagar 8.000 euros al mes que van directamente a las arcas del ayuntamiento. Si esto fuera igual para todas las industrias agroalimentarias del país, pues, ¡qué le vas a hacer! El problema es que ni lo aplican en Lliria, ni en San Antonio de Benageber, etc.

-¿Habrá que cambiar de domicilio?
-No son tontos. La industria es lo más difícil de trasladar por la maquinaria pesada que contiene. En esa pelea estamos.

-¿En los últimos cinco años han notado un incremento de impuestos?
-Hemos notado un incremento de las dificultades. Por ejemplo, los periodos de amortizaciones de bienes se han alargado lo que implica tardar en amortizarlos y pagar por tanto más impuestos de sociedades. Está claro que todos tenemos que contribuir para que el país salga adelante. Pero a mí lo que me saca de quicio son las desigualdades en materia de impuestos. De hecho si se acerca al ayuntamiento de Paterna y pregunta ¿aquí quién pelea por los impuestos? Le dirán: Carlos Serrano. Otra más. El IAE, Impuesto de Actividades Económicas, que se aplica a empresas con facturaciones superiores a 1 millón de euros. Hay tres factores que son iguales para todos y el cuarto factor depende del ayuntamiento. En este caso el de Paterna ha decidido que el Polígono Fuente del Jarro tenga la categoría de la calle Colón. Por el concepto calle pagamos el triple que hace seis años.

-Pagando tanto, los servicios que reciben de luz, alcantarillado y demás serán estupendos...
-No me haga reír que es muy pronto. Lo curioso es que el impuesto lo puso el PSOE. El PP en la oposición enrojeció de tanto criticarlo. Y cuando alcanzaron el poder lo mantuvieron. La respuesta: "¡Es que hace falta dinero!"

-¿Los españoles somos más carnívoros que vegetarianos?
-Sin duda. España es el cuarto productor de porcino del mundo, detrás de China, EE.UU y Alemania. Y en España es el cuarto sector industrial. Consumimos más carne que pescado.

-¿En su familia hay algún vegetariano?
-No, ni se lo han propuesto.

-Siendo el país del jamón ¿por qué cree que muchas veces en los hogares se acaban consumiendo sucedáneos?
-La crisis ha hecho que la gente baje un escalón en sus costumbres culinarias y deje de consumir productos caros.

-En los yogures han quitado la fecha de caducidad, ¿pasará lo mismo con productos cárnicos? De hecho en Grecia ponen a la venta productos caducados.
-Lo de Grecia no creo que se reproduzca en España. El tema es que si un producto como la mortadela la embutes en una tripa y la cierras herméticamente le das una vida útil de más de seis meses. Ahora, si esa misma mortadela la abres, la cortas y la vuelves a cerrar en bolsas, ya la has contaminado y acortado su vida.

-¿En Europa hay muchas diferencias entre la fecha de consumo y la de caducidad?
-Sí. Casi el doble, pero nos iremos acercando a las fechas europeas. Allí un producto puede llegar como máximo a los 20 días de caducidad, aquí y en Italia a los 45 días. Tienen una logística más eficaz. El producto tarda menos desde su fabricación hasta que llega a las manos del consumidor.

-¿Fue carnicero antes que empresario?
-Sí y charcutero. Cuando se creó la fábrica contábamos con 22 tiendas que se fueron cerrando. La última en el Mercado Central fue en la que trabajé. Esta es una empresa con tradición familiar donde desde joven empiezas a trabajar en todos los procesos: embutir, hacer cajas, viajar como comercial, etc, hasta la actualidad.