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VALENCIA. El presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, retomó este martes su agenda política en un acto con sabor 'campista' junto a su homólogo murciano, Ramón Luis Valcárcel. Una cita centrada en la reivindicación del trasvase Tajo-Segura mediante el memorándum firmado por ambas comunidades autónomas y el Ministerio de Medio Ambiente, que no ha recibido el apoyo de Castilla-La Mancha, presidida por la también popular María Dolores de Cospedal.

Un acto de inicio de curso político demasiado endeble para los intereses generales valencianos. Esta reivindicación hídrica, aunque importante, no pasa de ser en el ámbito nacional un asunto de segunda fila sin apenas repercusión en Madrid. Demasiado poco para la tarea que tiene por delante Alberto Fabra en los dos próximos años.

La salida en tromba del PP valenciano ante el recurso del Ayuntamiento de Tarragona al Corredor Mediterráneo, o el citado encuentro de Fabra y Valcárcel para sacar pecho respecto al Tajo-Segura, son batallas necesarias por el interés de estas infraestructuras pero de segunda división en España.

Un debate el del agua, utilizado en la última década de manera partidista para alimentar las urnas de las diferentes formaciones políticas y que, ante la falta de argumentos económicos actual, amenaza con resurgir en la segunda mitad de la legislatura. No obstante, cabe recordar que cuando Fabra visitó el pasado mes de junio a la presidenta de Aragón, Luisa Fernanda Rudi (PP), en ningún momento salió a relucir el trasvase del Ebro, una de las reivindicaciones más conocidas y repetidas por el PP valenciano en la última década.

Mientras, en la Conselleria de Hacienda, Juan Carlos Moragues y su equipo intentan cuadrar un presupuesto de 2014 difícil -por no decir imposible- al tener que diseñar unas cuentas con un límite de déficit del 1% y con un sistema de financiación que continúa sin reformarse. En este sentido, en otros pulsos absolutamente determinantes como las inversiones o el objetivo del déficit, el presidente y, con ello, la Comunitat Valenciana, no ha terminado de obtener los resultados esperados.

El reloj corre hacia 2015 para Alberto Fabra. Las fórmulas antiguas y los viejos argumentos no serán suficientes si se mantiene el escenario económico actual. Más allá de la reivindicación acertada a favor del mantenimiento del trasvase Tajo-Segura, para un inicio de curso político tan decisivo debe exigirse un acto de fuerza y liderazgo que demuestre que el presidente va a ir realmente a por todas en cuestiones fundamentales como la financiación autonómica o si, por el contrario, simplemente va a intentar resistir a la espera de que la situación mejore.

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